La Junta Electoral Estatal de Georgia aprobó este lunes un cambio de última hora que otorga mayor poder a los funcionarios electorales para investigar los recuentos de votos antes de certificar los resultados, lo que podría provocar retraso en la entrega de las cifras finales en ese estado.
La medida aprobada permitirá un recuento manual de los votos para garantizar que “el número total de votos emitidos” no exceda “el número total de personas que votaron” y permite a los funcionarios electorales del condado investigar cualquier posible discrepancia.
La decisión tomada por la mayoría de la junta dominada por seguidores del expresidente Donald Trump (2017-2021) fue criticada por miembros de ambos partidos.
El secretario de Estado de Georgia, el republicano Brad Raffensperger, ha expresado su preocupación de que estos cambios puedan conducir al caos en la noche de las elecciones.
“Los intentos equivocados de la Junta Electoral Estatal retrasarán los resultados de las elecciones y socavarán las salvaguardas de la cadena de custodia. Los votantes de Georgia rechazan este caos de última hora”, dijo Raffensperger en un comunicado.
Los críticos temen que el cambio aprobado pudiera hacer que Georgia no cumpla con la fecha límite del 11 de diciembre para enviar sus resultados certificados de las elecciones presidenciales al gobierno federal.
La Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU, en inglés) se unió a las críticas de la medida. “Los miembros de la Junta Estatal de Elecciones que apoyan este y otros cambios de normas anteriores están jugando a la política con nuestro proceso democrático”, comentó Andrea Young, directora de la ACLU de Georgia.
Por su parte los defensores de la medida afirman que el cambio se realizó para proteger la integridad de las elecciones.