La jornada de votación en Georgia ha estado marcada por la calma casi absoluta. Sin filas en las urnas, los tiempos de espera han sido de 49 segundos en promedio, según los oficiales electorales. Hasta sería fácil obviar que se están celebrando las elecciones, pero en los barrios residenciales de Atlanta los carteles de los candidatos exhibidos en los jardines, la gran mayoría a favor de Harris-Walz en esta urbe decididamente demócrata, lo recuerdan a la vuelta de cada esquina. Los únicos incidentes se han producido por unas falsas amenazas de bomba que obligaron a evacuar brevemente dos puestos de votación en el condado de Fulton, en donde se encuentra Atlanta. El secretario de Estado, el republicano Brad Raffensperger, dijo que las amenazas eran una interferencia electoral proveniente de Rusia. “No quieren que tengamos una justa y transparente elección; y si pueden hacer que nos peleemos entre nosotros, contarán eso como una victoria”, agregó el encargado de las elecciones en el Estado.
Votantes en la Biblioteca Ponce de León del condado de Fulton en Atlanta. ERIK S. LESSER (EFE)
En el centro de mayores Helene S. Mills a primera hora de la mañana entraban y salían votantes en una parada extraordinaria antes de dirigirse a sus trabajos. Una de ellas era Mona Clark, profesora de preescolar de 27 años. “He votado por Kamala”, dijo. ¿Su motivación? “Anti Trump. No me gusta nada de él”, aseguró Clark, que participaba en sus terceras elecciones, y este año dice estar confiada por las interacciones con su entorno.
Si bien el resultado a nivel nacional se podría tardar varios días en conocerse, en Georgia se espera que haya claridad a las pocas horas de que cierren las urnas a las 19.00 horas del este (01.00 en la España peninsular). Si alguno de los candidatos tiene una ventaja clara, se le adjudicarán los 16 votos del colegio electoral del Estado, lo cual comenzará a indicar un favorito desde esta misma noche. Sin embargo, si se repite la situación de hace cuatro años, cuando las elecciones se definieron por apenas 12.000 papeletas, un recuento como el de 2020 es lo más probable. Y determinar un ganador podría alargarse incluso durante semanas.
En esa acera de la capital de un Estado que, como tantos otros, tiene un marcado contraste urbano-rural, lo apretado de la votación se podía ver. Un hombre con barba larga, gorra y botas militares se fumaba un cigarro tras otro en lo que esperaba un Uber. Su nombre es John McNelly y trabaja en la industria armamentística, además de como seguridad en un bar latino los fines de semana y ocasionalmente como albañil. “Es lo que toca”, decía, en un guiño a la situación económica definida por la inflación de los últimos años. Votó “rojo en la parte de arriba de la papeleta”, sin mencionar el nombre del candidato. “Se supone que Estados Unidos es una mezcla, es natural que la gente tenga creencias opuestas. La promesa central de este país es poder, a pesar de esas diferencias, estar unidos”, dijo, tímidamente orgulloso de ir a contracorriente de la tendencia de la ciudad en la que vive.
Para este día de elecciones se espera una participación de un poco más de un millón de votantes, lo cual elevaría el total a más de cinco, después de que el 55,4% de la población elegible del Estado votara de manera anticipada. Sería una cifra récord. En 2020, la marca alta anterior, unos 2,7 millones emitieron boletas temprano y en total votaron un poco menos de cinco millones de personas.
“Cuatro años de progreso nos han traído hasta aquí. Estamos listos, a pesar de lo que digan los críticos”, dijo Raffensperger. Este funcionario se encontró en el centro de la controversia electoral en 2020 cuando se negó a “encontrarle” los votos que le habrían dado la victoria decisiva a Donald Trump y siempre ha rechazado la idea de que las anteriores elecciones fueron “robadas”. Y en la última semana ha contestado con fuerza defendiendo la transparencia del proceso que lidera.
La inclinación de los votos anticipados son la gran incógnita este año en Georgia. Usualmente, los demócratas votan mucho más de manera anticipada, pero este año los republicanos también han animado a votar temprano. Sin embargo, los datos demográficos del Estado son más positivos para los demócratas. Con una participación histórica más baja entre la población negra, que representa un 30% de la población y es mucho más favorable al partido de la vicepresidenta, una movilización grande entre los afroamericanos podría resultar siendo clave para que el Partido Demócrata retenga un Estado que solo ha ganado dos veces en las últimas ocho elecciones.