En el corazón de la temporada navideña de 2020, un pequeño búho de sierra se convirtió en una figura inesperada de la cultura popular. Su nombre, Rocky, resonó en las noticias, en los libros y en las pantallas de cine, pero su historia comenzó en un lugar mucho más humilde: en el Rockefeller Center de Nueva York.
Rocky, que había quedado atrapado en las ramas de un árbol gigante instalado para las festividades, fue rescatado por un grupo de voluntarios del Ravensbeard Wildlife Center, un santuario de vida silvestre ubicado en las afueras de la ciudad.
Este evento de rescate, aunque parecía un incidente aislado, desencadenó una serie de reacciones que finalmente transformaron al pequeño búho en un símbolo de la conservación de la vida silvestre y la solidaridad comunitaria.
Luego de ser rescatado, el búho fue liberado en los bosques cercanos del estado de Nueva York. La fundadora del refugio, Ellen Kalish, decidió no hacer público el paradero del búho ni seguir rastreando su movimiento, para evitar que la atención excesiva pudiera poner en peligro su bienestar. Como declaró Kalish a Vanity Fair entrevistas, la prioridad era que Rocky tuviera la oportunidad de vivir libremente en su hábitat natural, sin la presión de ser constantemente buscado por curiosos: “No quería que la gente acosara a Rocky”, comentó Kalish.
Sin embargo, la historia de Rocky no se quedó en el anonimato. Durante la semana siguiente a su liberación, los residentes de la zona comenzaron a reportar avistamientos de un búho de sierra, lo que desató una pequeña ola de teorías sobre si podría ser el mismo que había cautivado los corazones de tantos.
Kalish, sin embargo, prefirió no involucrarse en la búsqueda: “Efectivamente, una semana después de que la liberamos, la gente decía: ‘Vi una sierra en mi jardín. ¿Podría ser Rocky?’. Estoy pensando, por el amor de Dios, deja al pájaro en paz”, agregó.
La historia del búho Rocky trascendió rápidamente más allá de los límites de su rescate y encontró eco en diversas plataformas mediáticas, convirtiéndose en un fenómeno cultural. Su aventura fue inmortalizada en la película animada de David Lowery, Una historia casi navideña (2021), que narra una versión ficticia de los eventos.
En ella, el pequeño búho se convierte en un símbolo de la magia de la Navidad y de la conexión inesperada entre los seres humanos y la naturaleza. Esta representación, que mezcla fantasía y realidad, resalta la bondad humana y la importancia de cuidar de las criaturas que nos rodean.
Pero la influencia de Rocky no se limitó al cine. En la serie de Marvel Ojo de halcón, el personaje de Jeremy Renner también hace referencia a la historia del búho en un guiño a su rescatador. En una de las escenas, el héroe francotirador cae desde lo alto del Rockefeller Center, con una alusión a ese pequeño cazador emplumado que protagonizó uno de los momentos más entrañables de la temporada navideña.
La popularidad de Rocky incluso llevó a la creación de varios libros infantiles basados en su historia. Uno de los más destacados es El pequeño búho y el gran árbol, escrito por Jonás y Jeanette Invierno, que cuenta la historia desde la perspectiva del búho y su encuentro con el árbol navideño de Nueva York.
Además, Kalish, la mujer que rescató a Rocky, colaboró en la creación de su propio libro de cuentos titulado El búho navideño, escrito junto al autor Gedeón Sterer y con ilustraciones de Ramona Kaulitzki. Este libro se convirtió en una herramienta de recaudación de fondos para el refugio, ayudando a mantener el trabajo de rescate y rehabilitación de animales que realiza el Ravensbeard Wildlife Center.
A pesar de que el Ravensbeard Wildlife Center no posee los derechos exclusivos sobre la historia de Rocky, el pequeño búho se convirtió en una especie de mascota del refugio, simbolizando su misión y su trabajo con la vida silvestre.
La historia de Rocky ayudó al centro a recaudar fondos mediante la venta de artículos de merchandising, como adornos navideños, tazas de café y camisetas. Estos productos, inspirados en el pequeño búho, son una de las principales fuentes de ingresos del refugio, que depende completamente de donaciones para seguir funcionando.
Según Matt Kalish, hijo de Ellen Kalish y encargado de supervisar la organización, el refugio gasta entre 1.200 y 1.500 dólares al mes en alimentación para los animales rescatados. “Somos una organización sin fines de lucro y sobrevivimos gracias a la amabilidad de nuestros donantes. No podemos cobrar por ninguno de estos servicios, y son realmente caros”, explicó Matt a Vanity Fair.
El impacto de la película Una historia casi navideña sobre la visibilidad del refugio fue significativo. David Lowery, director de la película, expresó su esperanza de que la historia de Rocky no solo emocione a los espectadores, sino que también sirva para aumentar las donaciones al Ravensbeard Wildlife Center.
“Es importante recordar que ese fue un pájaro real, y hay personas que se dedican a cuidar pájaros como él”, comentó Lowery. El director añadió que espera que la película ayude a recordar a las personas la importancia del trabajo de los santuarios de vida silvestre y cómo, mediante pequeñas acciones, pueden hacer una gran diferencia.