Kanye West está generando controversia incluso antes de mudarse a su reciente adquisición en Beverly Hills. El artista, de 47 años, cerró la compra de una mansión de 35 millones de dólares en esta exclusiva zona de Los Ángeles, una propiedad de 1.800 metros cuadrados que, para sus nuevos vecinos, no es solo una ostentación de lujo, sino la posible semilla de un proyecto urbano que inquieta a más de uno.
La idea, según publicaciones en redes sociales del propio West, sería adaptar el concepto de una ciudad autosuficiente, a la que él llama DROAM, y cuya ejecución había contemplado previamente en el Medio Oriente. Ahora, el polémico artista parece tener en mente trasladar esta visión a una de las comunidades más prestigiosas de la costa oeste.
La mansión, situada en el barrio cerrado North Beverly Park, cuenta con once habitaciones, dieciocho baños, varias piscinas y una cancha de tenis. Además, el terreno se extiende por más de siete acres, una extensión significativa en una zona tan densamente desarrollada. Sin embargo, para muchos de los habitantes de este lugar, su idea es más que una excentricidad inofensiva: representa una posible amenaza al estilo de vida que ellos esperan mantener.
Según reportes de TMZ y el Daily Mail, algunos vecinos ya han expresado abiertamente su rechazo hacia el plan de West. Uno de los residentes fue tajante al calificarlo como “delirante”, argumentando que el músico y productor parece no entender la complejidad que implicaría alterar la infraestructura y la normativa del vecindario para un proyecto de tal magnitud.
DROAM, según las publicaciones del propio West, sería un concepto urbano enfocado en la sustentabilidad, una mini ciudad donde todo el sistema estaría diseñado para ser autónomo y proporcionar todos los recursos necesarios para sus habitantes sin necesidad de depender del exterior. Sin embargo, trasladar esta idea a un entorno exclusivo y privado como North Beverly Park resulta, para sus vecinos, un despropósito.
La comunidad de North Beverly Park no es cualquier barrio residencial. Sus habitantes forman parte de una asociación de propietarios sumamente regulada y estricta, donde los cambios a las propiedades requieren una serie de aprobaciones que aseguren que la armonía y la tranquilidad no se vean comprometidas. Además, el espacio físico para llevar a cabo una ampliación tan ambiciosa es limitado y requeriría adquisiciones adicionales de terrenos y modificaciones que muchos dudan que sean aprobadas, incluso si el rapero lograra convencer a alguno de sus vecinos de venderle sus parcelas.
En un entorno donde la discreción es una de las características más valoradas, las personalidades de alto perfil que se mudan al vecindario suelen mantener un perfil bajo para no perturbar la atmósfera de exclusividad. La llegada de Kanye West, no obstante, ha despertado recelos, ya que su reputación de proyectos controversiales y sus radicales cambios de estilo de vida han creado una expectativa de inestabilidad.
Algunos vecinos también mencionaron, según TMZ, la preocupación de que un proyecto como DROAM pueda atraer a fanáticos del rapero o generar problemas de seguridad. Uno de los residentes llegó a señalar que “si Kanye construye su ciudad, será cuestión de tiempo para que el caos siga”.
Los temores no son infundados. En 2021, Kanye West adquirió una propiedad frente al mar en Malibú por 57 millones de dólares. Sin embargo, en un intento de convertirla en una especie de refugio, removió ventanas y parte del sistema eléctrico, lo cual degradó la propiedad al punto de tener que venderla por 21 millones de dólares, una pérdida considerable. Este episodio ha sido recordado por sus nuevos vecinos, quienes consideran que West podría repetir un proceso similar en Beverly Hills. El fracaso en Malibú es uno de los ejemplos de cómo el artista ha llevado sus ideas arquitectónicas al límite, a menudo sin un plan concreto que asegure el éxito de sus proyectos.
La idea de DROAM surgió cuando West contempló la posibilidad de construir una ciudad autosuficiente en el Medio Oriente. En redes sociales, el rapero compartió bocetos y detalles de un plan que abarcaba una extensión de cerca de 40.470 hectáreas, algo que podría rivalizar con el tamaño de grandes urbes como Nueva York. Aunque el proyecto inicial aún no ha pasado de la fase de conceptualización, Kanye parece decidido a mantener viva la idea de desarrollar una ciudad propia, adaptándola a diferentes lugares en función de sus movimientos personales. Sin embargo, el espacio y la infraestructura de una zona como North Beverly Park distan mucho de las condiciones que el proyecto DROAM requeriría para ser viable.
Esta compra llega en un momento complicado para las finanzas de West, quien ha visto caer su fortuna desde los casi 2 mil millones de dólares hasta los 400 millones, según Forbes, principalmente por el rompimiento de sus contratos comerciales con empresas como Adidas, Gap y Balenciaga, tras sus declaraciones antisemitas en 2022. Adidas, de hecho, era la fuente de la mayoría de sus ingresos, y su colección Yeezy generaba hasta un 8% de las ventas de la empresa alemana. Sin este respaldo, el rapero ha tenido que vender propiedades y replantearse sus proyectos, aunque la adquisición de la casa en Beverly Hills sugiere que aún mantiene el interés en seguir adelante con ideas innovadoras, aunque estas sean, para muchos, extravagantes.
A la espera de mudarse y mientras disfruta de sus vacaciones en Tokio con su esposa, Bianca Censori, Kanye West podría encontrarse con una comunidad poco acogedora cuando decida establecerse en Beverly Hills. Como señalan algunos residentes, la única manera en la que Kanye sería un vecino ideal es si pasa gran parte del tiempo fuera, evitando que su presencia altere la paz del exclusivo vecindario.