El duelo por el final de un programa de televisión es un fenómeno real y significativo. Estudios dirigidos por expertos en psicología han mostrado que los seguidores pueden experimentar emociones profundas de dolor y pérdida, similares a las que se sienten tras la desaparición de un amigo cercano. Estos sentimientos se deben al apego emocional que los espectadores desarrollan hacia los personajes, formando conexiones unilaterales conocidas como relaciones parasociales. La intensidad del dolor puede variar según la duración del programa y la influencia del mismo en la vida cotidiana de los fans.
La cancelación de la telenovela australiana “Neighbours” en 2022 marcó el final de una serie que había formado parte de la vida de los espectadores durante 37 años. El clímax de este icónico programa causó un gran impacto en sus seguidores, quienes enfrentaron emociones comparables a la pérdida de un ser querido, según un estudio dirigido por Adam Gerace, profesor titular de psicología en la Universidad Central de Queensland.
Gerace, interesado en comprender el fenómeno emocional tras la cancelación, realizó una encuesta en línea con cerca de 1.300 australianos. Los resultados, publicados en la revista PLOS One, revelaron reacciones profundas de dolor y pérdida. “Los fans hablaban del final de la serie como si estuvieran perdiendo a un amigo”, señaló Gerace, destacando la intensidad del apego emocional hacia los personajes. La investigación constató que los seguidores experimentaron ira y tristeza y carecieron de un sentido de cierre tras el último episodio emitido en 2022. No obstante, se sintieron extremadamente agradecidos por las conexiones que les brindó el programa.
Durante la encuesta, se evaluaron emociones relacionadas con el dolor y la aceptación del final del programa. También se exploraron las reacciones parasociales, es decir, las conexiones unilaterales que los fanáticos establecieron con los personajes. Los participantes respondieron a afirmaciones como: “Ahora que mi personaje favorito de Vecinos ya no está en el aire, me siento más solo”, calificando sus emociones en una escala que iba de “totalmente de acuerdo” a “totalmente en desacuerdo”. Este estudio comparó dichas reacciones con las experimentadas tras el final de la serie “Friends” en 2004, donde los fans también reportaron un nivel de angustia similar al de una ruptura en la vida real.
Las conclusiones del estudio sugieren que el vínculo con los personajes de “Neighbours” era fuerte, lo que aumentaba el dolor de los fanáticos. “Se imaginaban cómo pensaba y sentía su personaje favorito. Se sentían felices cuando su personaje favorito estaba feliz y preocupados cuando enfrentaban peligro”, explicó Gerace. Este fenómeno no se limita a la televisión, las personas pueden experimentar emociones similares al finalizar una serie de libros o un videojuego.
La cancelación de “Neighbours” afectó a los espectadores de manera única debido a su longevidad. La serie formaba parte integral de la vida diaria de muchos australianos, con una audiencia que abarrotó generaciones y que seguía un promedio de cinco episodios semanales. Dara Greenwood, profesora asociada de psicología en el Vassar College, argumentó que la duración del programa había contribuido al desarrollo de vínculos profundos entre los fans y los personajes.
La reacción al final de una serie, así como el dolor experimentado, puede estar influenciada por rasgos de personalidad y experiencias de vida. Greenwood señaló que aquellos que encontraban consuelo en el programa para superar dificultades familiares pudieran enfrentar un dolor más agudo. También se ha demostrado que las personas solitarias o extrovertidas son más propensas a formar vínculos con personajes ficticios.
La lamentación por la pérdida de una relación parasocial, como destacó Greenwood, es una respuesta humana fundamental. “Habla de nuestra tendencia humana a sentirnos conectados y luego a sentir una pérdida”, afirmó. Elizabeth Cohen, investigadora en la Universidad de West Virginia, añadió que el duelo por la muerte de una celebridad o personaje de televisión puede ser tan intenso como la pérdida de un ser querido real. “El nivel de acceso que tenemos a las figuras de los medios es diferente a las amistades en la vida real, lo que justifica la intensidad del apego”, señaló Cohen.
Las relaciones parasociales también pueden beneficiar las relaciones reales de las personas. Gerace sugirió que estas conexiones ayudan a practicar la empatía y a imaginarse en el lugar de otros. Conectar con personajes ficticios que se diferencian de uno mismo puede incluso reducir estereotipos y prejuicios, como mencionó Greenwood.
Sin embargo, como cualquier relación, un apego excesivo puede tener consecuencias negativas. “Podría ser problemático si se produce a expensas de las relaciones del mundo real o si se intenta satisfacer exclusivamente las necesidades de conexión social a través de relaciones parasociales y ficticias”, advirtió Gerace.