El británico John McFall, que se prepara en la Agencia Espacial Europea para viajar al espacio, fue uno de los grandes protagonistas en la Plaza de la Concordia de París al portar la bandera paralímpica en la ceremonia de inauguración de los Juegos, una competición que conoce bien por su pasado como atleta.
Con 19 años, John McFall (Frimley, Reino Unido; 1981) tuvo un accidente de moto en Tailandia y sufrió la amputación de la pierna derecha. Lejos de hundirse se refugió en el deporte e inició una exitosa carrera en el atletismo, que culminó con una medalla de bronce en los 100 metros lisos en los Juegos Paralímpicos de Pekín 2008.
Su carrera deportiva dio paso a otra profesional en la medicina. Obtuvo el título de especialista en traumatología y ortopedia antes de que en noviembre de 2022, en otro giro de 360 grados en su vida, fue seleccionado por la Agencia Espacial Europea como miembro de la reserva de astronautas, convirtiéndose así en la primera persona con discapacidad del mundo en ocupar un puesto de esa magnitud.
Su elección se produjo tras participar en el programa ‘Fly’ (Vuela), un proyecto pionero para integrar a las personas con discapacidad en el sector espacial con el objetivo de impulsar un cambio sistémico. Aunque el estudio se centra actualmente en la discapacidad específica de John, su marco podría aplicarse a otras discapacidades en el futuro, promoviendo una mayor accesibilidad en los vuelos espaciales tripulados.
Con su elección, la Agencia Espacial Europea trató de explorar la viabilidad de enviar a un astronauta con discapacidad al espacio y el análisis, que concluyó recientemente, indicó que no existen impedimentos para que McFall participe en una misión espacial.
Siempre acompañado por su esposa, Sonia Lawrence, que compitió en los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996 en gimnasia artística para el Reino Unido, y sus tres hijos, la presencia de John McFall en la ceremonia de inauguración quiso poner de «relieve el compromiso de los Juegos Paralímpicos por superar los límites para las personas con discapacidad».
John fue uno de los dos únicos abanderados que representaron a toda la comunidad paralímpica en lugar de a un país concreto, honor que compartió con el regatista francés Damien Seguin.
El astronauta británico portó la bandera paralímpica en uno de los momentos más emotivos de la ceremonia, ante la atenta mirada de las casi 50.000 personas que se congregaron en la Plaza de la Concordia.
«Me siento realmente honrado de estar aquí, como paralímpico y miembro de la reserva de astronautas con discapacidad física. Me gusta pensar que mi presencia en la ceremonia de este año, en mi nueva función en la Agencia Espacial Europea, atestigua y encarna el éxito, el alcance y el legado del movimiento paralímpico», dijo McFall.
«Con cada nuevo paso en mi camino, me enorgullece desafiar las ideas preconcebidas sobre las funciones profesionales en las que deberíamos esperar ver a personas con discapacidades físicas. Me comprometo a contribuir a sentar las bases de un futuro diverso, integrador y lleno de oportunidades para todos», concluyó. EFE