En una época donde las imágenes cuidadosamente elaboradas y los estilos extravagantes dominan la industria del entretenimiento, Adam Sandler se erige como un enigma para todos. Con su inconfundible estilo “descuidado”, ha conseguido lo que pocos en Hollywood logran: ser un ícono de la moda sin intentarlo.
Desde hace más de tres décadas, Sandler ha resistido la tentación de vestirse según las reglas del glamour, prefiriendo un look basado en la comodidad y la simplicidad. Mientras otros actores se esmeran en pulir su apariencia para cada aparición pública, el actor nacido en Brooklyn se presenta ante el mundo tal como es, en una mezcla de prendas holgadas, colores estridentes y estampados desentonados.
El fenómeno Sandler Core, que ha arrasado en TikTok y otras redes sociales, es testimonio de la fascinación que su estilo genera, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Estos adolescentes, que ni siquiera habían nacido cuando clásicos como Happy Gilmore o Billy Madison llegaron a los cines, ahora imitan su estética con fervor. En los últimos años, incluso se han llevado a cabo días de “Vestir como Adam Sandler” en escuelas de todo el país, una celebración de ese “descuido” tan característico del actor.
Pero, ¿cómo se gestó este ícono de la moda accidental? En entrevistas recientes, Sandler ha sido enfático en que no le da mucha importancia a lo que se pone cada día. “Simplemente abro el armario y agarro lo que esté limpio”, comenta con su inconfundible tono burlón. No es raro verlo en la alfombra roja con una camisa tropical, unos pantalones de chándal y unas zapatillas deportivas que han visto mejores días. “No pienso mucho en ello”, añade, subrayando su filosofía de moda basada en la comodidad y la funcionalidad.
En su día a día, Sandler es fiel a su estilo. Prendas XXL, camisetas desgastadas, shorts de baloncesto y calcetines altos son sus compañeros habituales. Esta elección de vestuario no es una pose; es una extensión de su personalidad relajada y su aversión a las pretensiones. Jennifer Hudson, al entrevistarlo en su programa, no pudo evitar preguntarle sobre su “moda y swag”. El actor, con la honestidad que lo caracteriza, respondió: “Eso es solo un hombre que abrió una maleta y se puso lo primero que encontró”. La audiencia rió, pero la respuesta reveló la esencia de un hombre que se siente cómodo en su propia piel, independientemente de las normas sociales.
A lo largo de los años, su estilo ha sido objeto de bromas, tanto dentro como fuera de su familia. “La mayoría de mi familia se burla de mí”, admite con una sonrisa, sin rastro de resentimiento. De hecho, es esta autenticidad lo que ha conquistado a sus seguidores, quienes ven en Sandler a un “hombre normal” que, por casualidad, es también una superestrella de Hollywood.
La influencia de Sandler ha trascendido las pantallas, llegando a los pasillos de las escuelas donde los adolescentes adoptan su estilo como un símbolo de rebeldía contra las expectativas convencionales. En una anécdota que refleja este impacto, un amigo de su hija pidió prestadas algunas prendas de su armario para un concurso de disfraces en la escuela. El actor neoyorkino accedió sin dudar, y el adolescente ganó el concurso, ataviado con las prendas que el actor usa cotidianamente.
El surgimiento del #Sandlercore también ha sido una respuesta al auge de la moda cómoda que se impuso durante la pandemia. Con la gente confinada en sus hogares, la ropa de Sandler —sudaderas, pantalones anchos, camisetas flojas— se convirtió en una especie de salvavidas sartorial. El actor, que ha sido retratado innumerables veces en situaciones cotidianas, como caminando por las calles de Nueva York con un frasco de pepinillos en la mano, se ha transformado en un símbolo de la vida real, un recordatorio de que no siempre es necesario vestir para impresionar.
A pesar de todo, Sandler no se deja llevar por su estatus de ícono de la moda. En una entrevista para promocionar su especial de comedia en Netflix, comentó con su habitual humor: “Esto es algo accidental, pero aquí estoy, vistiendo ropa ridícula, y no sé. No lo pienso mucho”. Sin embargo, es precisamente esta despreocupación la que ha hecho de él una figura tan entrañable y accesible.
En un mundo donde la apariencia lo es todo, Adam Sandler ha encontrado su lugar como el antihéroe de la moda, un recordatorio de que la comodidad y la autenticidad pueden ser tan poderosas como el estilo más elaborado. Y mientras siga vistiendo esas camisas coloridas y esos shorts holgados, continuará siendo un faro de lo que realmente significa ser fiel a uno mismo.