Donald Trump confirma que no hay sobrevivientes tras choque de avión con helicóptero militar en Washington D.C. Entrenadores y patinadores de élite viajaban en vuelo de American Airlines.
El expresidente Donald Trump confirmó el fallecimiento de los 67 ocupantes de un avión de American Airlines y un helicóptero Black Hawk del Ejército de los Estados Unidos, tras un accidente cerca del Aeropuerto Nacional Reagan de Washington D.C. Hasta el cierre de esta edición, se habían recuperado 28 cuerpos del avión y uno del helicóptero.
American Airlines indicó que a bordo de la aeronave comercial viajaban 60 pasajeros y cuatro tripulantes. Por su parte, un representante del gobierno estadounidense señaló que en el helicóptero militar se encontraban tres soldados. El Ejército confirmó que la aeronave involucrada era un UH-60 proveniente de Fort Belvoir, Virginia.
Durante una conferencia de prensa, Trump mencionó que entre las víctimas había personas de distintas nacionalidades y resaltó que un número significativo de los fallecidos era de origen ruso. También aseguró haber mantenido comunicación con Moscú para coordinar la repatriación de los cuerpos.
Los investigadores encontraron los restos del avión en tres secciones dentro del agua, con la mitad del fuselaje sumergido boca abajo. Asimismo, fueron localizados los fragmentos del helicóptero. Robert Isom, consejero delegado de American Airlines, afirmó que la aerolínea está colaborando con la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) en la investigación.
Según Heather Chairez, portavoz de la Fuerza de Tarea Conjunta de la Región Capital Nacional, el helicóptero estaba realizando un ejercicio de entrenamiento en el momento del accidente. Una cámara del Kennedy Center de Washington captó una explosión en pleno vuelo sobre el río Potomac, mostrando un avión envuelto en llamas antes de caer.
El vuelo 5342 de American Airlines, operado por PSA Airlines, había despegado de Wichita, Kansas. La Administración Federal de Aviación (FAA) confirmó la información, aunque la agencia enfrenta una falta de liderazgo desde la dimisión de su administrador Mike Whitaker el 20 de enero.
La NTSB desplegó un equipo para investigar el siniestro y lo comunicó a través de la red social X. Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, expresó sus condolencias a las familias de los ciudadanos rusos fallecidos en el accidente. Sin embargo, señaló que no hay planes inmediatos para que el presidente ruso, Vladimir Putin, contacte a Trump.
Tras el accidente, las operaciones de despegue y aterrizaje en el aeropuerto fueron suspendidas. En el momento de la colisión, 19 aviones se encontraban en vuelo y fueron desviados al Aeropuerto Internacional Dulles. Las tareas de rescate involucraron a decenas de unidades policiales, ambulancias y embarcaciones, coordinadas por la Autoridad Metropolitana de Aeropuertos de Washington. John Donnelly, jefe de bomberos y servicios de emergencia del Distrito de Columbia, indicó que alrededor de 300 socorristas trabajaban en el río Potomac, enfrentando condiciones climáticas adversas.
Trump calificó el incidente como una tragedia evitable y cuestionó las acciones de la torre de control, preguntándose por qué el helicóptero no tomó medidas para evitar la colisión.
Mientras tanto, familiares de las víctimas se reunieron en el aeropuerto para recibir información. Hamaad Raza, quien esperaba a su esposa en el aeropuerto Reagan, relató que su último mensaje no fue entregado, lo que le hizo temer lo peor. American Airlines habilitó una línea de atención para los seres queridos de los pasajeros del vuelo 5342. «Si cree que puede tener seres queridos a bordo del vuelo 5342, llame gratuitamente a American Airlines al 800-679-8215», apuntó la aerolínea.
Este es el primer accidente fatal de un avión de pasajeros en EE.UU. desde febrero de 2009, cuando un vuelo de Colgan Air se estrelló en Nueva York, causando 50 muertes. American Airlines había sufrido su último siniestro grave en noviembre de 2001, cuando su vuelo 587 cayó en Queens, Nueva York, dejando 265 fallecidos. El accidente más mortífero en el río Potomac ocurrió en 1982, cuando el vuelo 90 de Air Florida se estrelló contra el puente de la calle 14, cobrando la vida de 74 personas y dejando solo cinco sobrevivientes.
Autoridades esperan recibir nombres de pasajeros
La gobernadora de Kansas, Laura Kelly, informó que la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte le había comunicado que proporcionaría el manifiesto de vuelo a su oficina una vez que se hubiera notificado a todas las familias de los pasajeros afectados.
Durante una conferencia de prensa, Kelly también quiso tranquilizar a los futuros pasajeros de aerolíneas, afirmando que «probablemente no existe un medio de transporte más seguro» que el avión. «En última instancia, este fue probablemente un accidente evitable», señaló. «Por eso, la gente debería continuar con sus planes. Volar es seguro».
Por otro lado, el gobernador de Virginia, Glenn Youngkin, compartió en la red social X que entre las víctimas de la colisión aérea sobre el río Potomac, en Washington D.C., se encontraban familias de su estado.
«Como temíamos al presenciar este terrible desastre, hemos confirmado que entre los fallecidos hay familias de Virginia. Para proteger su privacidad, no se han revelado más detalles. Por favor, guarden una oración por sus seres queridos, amigos, vecinos y nuestras comunidades», expresó.
Entrenadores y patinadores de élite entre víctimas
El mundo del patinaje artístico ha expresado su profundo dolor tras conocerse algunas de las identidades de las 64 personas que viajaban en el vuelo que colisionó con un helicóptero militar el 29 de enero, cuando se aproximaba para aterrizar en el aeropuerto de Washington. Palabras como «una tragedia indescriptible», «desconsolados» y «desolados» han sido algunas de las reacciones más comunes.
Entre las víctimas se encontraban Jinna Han y Spencer Lane, dos jóvenes de 16 años que formaban parte de un campamento intensivo para patinadores estadounidenses. Ambos eran considerados «el futuro del deporte», según Doug Zeghibe, director ejecutivo del club de patinaje de Boston. Han y Lane viajaban acompañados por sus madres y entrenadores en el vuelo.
Poco antes del accidente, Lane había compartido en sus redes sociales una foto del ala del avión, mencionando que se dirigía a Washington. En otra publicación, el joven agradeció a sus entrenadores por la «experiencia maravillosa» que había significado el campamento, describiéndolo como un sueño que finalmente se había hecho realidad.
Junto a Han y Lane, también viajaban sus entrenadores, Evgenia Shishkova y Vadim Naumov, de 52 y 55 años respectivamente. Esta pareja de patinadores rusos, que se convirtieron en entrenadores tras una exitosa carrera, fueron campeones mundiales y participaron en dos Juegos Olímpicos de Invierno (1992 y 1994). Nacidos en San Petersburgo, Shishkova y Naumov no solo compartieron su pasión por el patinaje, sino también su vida personal, al conocerse durante sus años de entrenamiento.
Shishkova y Naumov se consagraron como íconos del patinaje artístico, ganando el título mundial en la modalidad de parejas en 1994, además de obtener medallas de bronce (1993) y plata (1995).
Tras su matrimonio en 1995, decidieron retirarse después de no clasificar para los Juegos Olímpicos de Invierno de 1998. Posteriormente, emigraron a Estados Unidos, estableciéndose primero en Connecticut y luego en Boston, donde encontraron un nuevo hogar en el club de patinaje. Allí, entrenaban a jóvenes patinadores con métodos tradicionales, según explicó Zeghibe.
Entre sus alumnos se encontraba su hijo Maxim, de 23 años, quien compitió en el campeonato nacional en Wichita la semana pasada. Aunque sus padres estuvieron presentes durante su participación, Maxim decidió regresar a casa antes que ellos, ya que no había logrado alcanzar el podio en la competencia.
Trump solicita revisar todas las políticas de contratación en seguridad aérea
El presidente Donald Trump firmó un memorando en el que instruyó al secretario de Transporte y al administrador de la Administración Federal de Aviación a revisar todas las decisiones de contratación y los cambios en los protocolos de seguridad implementados durante los últimos cuatro años.
Además, ordenó que se tomen las medidas correctivas necesarias para garantizar una seguridad aérea absoluta, incluyendo la remoción de cualquier persona que no cumpla con los estándares de calificación requeridos. Esta revisión también evaluará cualquier posible deterioro en los criterios de contratación y en los protocolos de seguridad durante la Administración Biden.
Esta decisión presidencial se produjo después de que Trump, en medio de un día de luto nacional, sugiriera que las iniciativas para diversificar las agencias federales podrían haber contribuido a la tragedia. Sin presentar pruebas, el presidente vinculó el accidente aéreo con estos esfuerzos de diversidad, afirmando que la FAA habría relajado sus estándares de contratación bajo el Gobierno de Biden para incluir a personas con discapacidades intelectuales severas, problemas psiquiátricos y otras condiciones médicas.
Durante su primera conferencia de prensa tras el incidente, Trump insinuó que el enfoque en la diversidad dentro de la FAA podría haber influido en lo sucedido, un accidente que habría causado la muerte de más de 60 personas. Sin embargo, no presentó evidencia alguna para respaldar sus declaraciones.
La Asociación Estadounidense de Personas con Discapacidades respondió a las afirmaciones de Trump, rechazando la idea de que empleados con discapacidades fueran responsables del desastre.
En un comunicado publicado en la red social X, el grupo afirmó: «Los empleados de la FAA con discapacidades no causaron el trágico accidente aéreo de anoche. La investigación aún está en curso, y es extremadamente inapropiado que el presidente utilice esta tragedia para promover una agenda contraria a la diversidad. Hacerlo pone en riesgo a todos los estadounidenses».