En discurso tras renuncia, Joe Biden afirma que ‘pasa antorcha’ presidencial a nueva generación. Señala que defender la democracia es más importante que cualquier cargo. Mandatario mantiene apoyo a Kamala Harris.
El presidente, Joe Biden, afirmó desde la Casa Blanca que “la defensa de la democracia es más importante que cualquier título», en sus primeras declaraciones tras el anuncio de que se retiraba de la carrera presidencial.
Es raro que un presidente estadounidense renuncie al poder voluntariamente, sin la fuerza del rechazo del electorado o los límites de la Constitución. Biden, quien cedió a las fuertes presiones de su propio partido para que se apartara como candidato, presentó su elección como una decisión tomada en interés de la nación y pidió a los estadounidenses que se unieran a él para “preservar nuestra democracia».
«Saco fuerzas y encuentro alegría trabajando para el pueblo estadounidense. Pero esta sagrada tarea de perfeccionar nuestra Unión no es sobre mí. Se trata de ustedes. De sus familias. De su futuro. Se trata de ‘nosotros, el pueblo”, afirmó Biden.
Al explicar su decisión de abandonar la carrera presidencial, Biden dijo que “he decidido que la mejor manera de avanzar es pasar la antorcha a una nueva generación. Es la mejor manera de unir a nuestra nación”.
Biden indicó que “durante los próximos seis meses me centraré en hacer mi trabajo como presidente. Eso significa que seguiré reduciendo los costos para las familias trabajadoras y haré crecer nuestra economía. Seguiré defendiendo nuestras libertades personales y nuestros derechos civiles, desde el derecho al voto hasta el derecho a elegir”.
Biden aseguró que “lo bueno de Estados Unidos es que aquí no gobiernan reyes ni dictadores. Lo hace el pueblo. La historia está en nuestras manos. El poder está en nuestras manos. La idea de América está en tus manos”.
Él y otros demócratas sostienen constantemente que el expresidente Donald Trump, cuya negativa a aceptar la derrota después de que perdió las elecciones de 2020 frente a Biden culminó en una turba atacando el Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero en un esfuerzo por detener la certificación de los votos, es una amenaza para la democracia.
“Estados Unidos va a tener que elegir entre avanzar o retroceder”, dijo Biden, sin mencionar directamente a Trump. “[La decisión está] entre la esperanza y el odio. Entre la unidad y la división”.
El discurso de Biden, que se produjo tres días después de que abandonara su candidatura, es el comienzo de los esfuerzos del presidente para dar forma a su legado tras una desastrosa actuación en el debate a finales de junio que dejó a miembros de su propio partido pidiendo que abandonara la campaña y permitiera que otro candidato se presentara contra Trump. Muchos demócratas creían que la calamitosa actuación de Biden en el debate y su vacilante intento de enmendarla hacían imposible su camino hacia la reelección.
Aunque el presidente no estará en las elecciones de noviembre, los votantes seguirán sopesando su legado.
Mientras la vicepresidenta, Kamala Harris, avanza para ocupar su lugar como abanderada demócrata, los logros de Biden siguen estando muy en peligro si el republicano Donald Trump se impone.
La forma en que se recuerde el único mandato de Biden —y su decisión de hacerse a un lado— estará entrelazada con el éxito electoral de Harris en noviembre, sobre todo si la vicepresidenta se apoya firmemente en los logros de la Administración Biden.
En el discurso, Biden defendió su legado, como lograr grandes leyes a nivel doméstico, renovación de alianzas en el extranjero y defensa de la democracia en conflictos alrededor del mundo.
Y no importa lo frustrado que esté el actual presidente por haber sido apartado por su partido —pues se reporta que está muy disgustado con sus aliados más cercanos—, tiene demasiado en juego para lavarse las manos en estas elecciones.
Biden respaldó a Harris poco después de anunciar en una carta que pondría fin a su candidatura, dándole una ventaja sobre posibles aspirantes y ayudando a impulsar una candidatura centrada en gran medida en la continuación de su propia agenda.
“Si ella gana, entonces será la confirmación de que él hizo lo correcto para luchar contra la amenaza que es Trump, y será visto como una leyenda en nombre de la democracia”, contó la historiadora presidencial Lindsay Chervinsky, directora ejecutiva de la Biblioteca Presidencial George Washington en Mount Vernon. “Si pierde, creo que habrá preguntas sobre si renunció demasiado tarde. ¿Habría sido más eficaz el Partido Demócrata si hubiera dicho que no iba a presentarse?”.
Al final de cada presidencia surgen dudas similares. Pero el desafío de Biden ante las dudas sobre su idoneidad para el cargo y su tardía sumisión a la crisis de confianza de su partido aumentan lo que está en juego.
El último vicepresidente que se postuló para el cargo fue el demócrata Al Gore, que trató de distanciarse del presidente Bill Clinton durante la campaña de 2000, tras la aventura del mandatario con una becaria de la Casa Blanca y la posterior destitución.
Harris, en cambio, ha pasado la mayor parte de los últimos tres años alabando las acciones de Biden, lo que significa que cualquier intento de distanciarse ahora sería difícil de explicar. Y tiene que confiar en la operación política de Biden que heredó para ganar las elecciones a poco más de 100 días del cierre de las urnas.
En declaraciones al personal de campaña, Harris mencionó que el legado de logros de Biden “sólo en los últimos tres años y medio no tiene comparación en la historia moderna”.
Trump y sus aliados, por su parte, estaban ansiosos por vincular a Harris con el historial de Biden incluso antes de que el presidente abandonara la contienda, y no en el buen sentido.
Un correo electrónico de la campaña a sus partidarios declaraba “KAMALA HARRIS ES BIDEN 2.0 — Kamala Harris posee el terrible historial de Joe Biden porque también es su historial”, señalando la alta inflación y las políticas fronterizas, entre otras cosas.
Biden prometió recientemente al personal de su antigua campaña que seguiría “en la contienda” al ceder las riendas de la organización a Harris, y añadió: “No me voy a ninguna parte”.
Sus asesores afirman que tiene la intención de celebrar actos de campaña y recaudar fondos en beneficio de Harris, aunque a un ritmo mucho más lento que si hubiera permanecido él mismo en la boleta electoral.
Durante su discurso en la Casa Blanca, Biden elogió a Harris: “Tiene experiencia, es fuerte, es capaz”, dijo. “Ha sido una compañera increíble para mí y una líder para nuestro país”.
Los asesores de Harris tendrán que decidir en última instancia cómo desplegar al presidente, cuya popularidad se desplomó a medida que los votantes de ambos partidos cuestionaban su idoneidad para el cargo.
Los aliados del presidente insisten en que, pase lo que pase, el lugar de Biden en los libros de historia está intacto.
La victoria de Biden en 2020 “fue esa elección que nos protegió de una presidencia de Donald Trump”, dijo el representante Steven Horsford, presidente del Caucus Negro del Congreso. “Sí, tenemos que hacerlo de nuevo este noviembre. Pero si Donald Trump hubiera estado en el cargo otros cuatro años, el daño, la destrucción, la decadencia de nuestra democracia habría ido aún más lejos”.
Matt Bennett, cofundador del think tank de centro-izquierda Third Way, predijo que habrá una diferencia entre los recuerdos a corto plazo de Biden y su legado si los demócratas pierden en noviembre.
“Es cierto que si perdemos eso enturbiará las cosas para él a corto plazo” porque los demócratas tendrán que enfrentarse a Trump, dijo Bennett. “A largo plazo, cuando la historia juzgue a Biden, lo mirarán en sus propios términos. Lo juzgarán por lo que hizo o dejó de hacer como presidente, y lo juzgarán muy favorablemente”.
La decisión de Biden de poner fin a su candidatura animó a los demócratas del Congreso, que temían que el presidente en funciones mermara sus posibilidades de conservar el Senado y recuperar la Cámara de Representantes. Un Capitolio totalmente republicano amenazaría con dañar aún más el legado de Biden.
Los congresistas republicanos ya han intentado deshacer partes de la llamada Ley de Reducción de la Inflación, un logro fundamental de Biden que se aprobó en 2022. Y podrían conseguirlo el año que viene, con un presidente Trump a la espera de firmar la derogación de la ley.
Los legisladores republicanos también podrían votar para revertir regulaciones federales clave que habían llegado después en la Administración Biden.
“Si los republicanos obtienen la mayoría doble, van a recuperar todo lo que puedan, van a deshacer todo lo que puedan y eso no solo será un desastre para Estados Unidos y el mundo, sino que será realmente malo para el legado de Biden”, añadió Bennett.
Los asesores de Biden señalan que el hecho de que Harris se haya hecho con el control de su aparato político es una prueba de que el presidente ha preparado a su vicepresidenta para competir con éxito gracias a su historial común. Pero la prueba definitiva de esa organización llegará en noviembre. Nadie la animará más que el presidente.
ENCUESTAS FAVORECEN A DEMÓCRATAS
Kamala Harris ya supera por poco margen a su rival republicano Donald Trump en una encuesta presidencial de intención de voto, una de las primeras que se realiza desde que el mandatario Joe Biden se retiró de la campaña de reelección.
Harris marca un 44% y le saca una ventaja de dos puntos (42%) a Trump, según la encuesta de Reuters/Ipsos realizada dos días después de que Biden anunciara que abandona la carrera presidencial y que respaldaría a su vicepresidenta.
En la encuesta de la semana anterior, Harris, de 59 años, y Trump, de 78, estaban empatados en 44%.
El desempeño de Harris en las encuestas, beneficiado por el entusiasmo que produce barajar de nuevo la campaña demócrata, muestra que al parecer neutraliza el rebote que obtienen los nominados en días posteriores a la nominación de su partido.
En una encuesta de PBS News/NPR/Marist, Trump supera a Harris por un punto porcentual con un 46%, con un 9% de indecisos.
La encuesta de PBS News encontró que el 87% de los estadounidenses piensa que fue correcta la decisión de Biden de abandonar la campaña, una opinión que atraviesa posturas partidistas y generacionales. El 41% consideró que la decisión de Biden aumenta las posibilidades de los demócratas de ganar en noviembre, el 24% dijo que las disminuye, y el 34% cree que no hace ninguna diferencia.
Ambas encuestas se publican después del intento de asesinato que sufrió Trump en un mitin en Pensilvania el 13 de julio.
Según un promedio de encuestas recopiladas por RealClearPolitics, Trump mantiene una ventaja estrecha de 1,6% frente a Harris.