Amigos y familiares de Patricia Portillo y Brayan Godoy, dos latinos asesinados en una balacera en un restaurante Chick-fil-A en Irving, Texas, dejaron ofrendas y flores este fin de semana en la entrada del establecimiento donde perdieron la vida.
El sospechoso, un inmigrante identificado como Oved Mendoza Argueta, que ya fue arrestado, abrió fuego el miércoles por la tarde en lo que las autoridades han calificado como un ataque dirigido.
La policía acudió al negocio alrededor de las 4:00 p.m. tras varias llamadas a la número de emergencia 911 que reportaban un tiroteo, informó el oficial Anthony Alexander, del Departamento de Policía de Irving.
Cuando los agentes llegaron, encontraron a dos víctimas con heridas de bala dentro del restaurante de comida rápida donde ocurrió el tiroteo, según la policía. Socorristas los declararon muertos en el lugar.
Investigadores de la policía de Irving indicaron que han recogido suficiente información para determinar que las víctimas eran el objetivo del sospechoso Oved Bernardo Mendoza Argueta, de 37 años, quien huyó de la escena antes de que llegaran las autoridades.
La esposa de Mendoza Argueta, quien también es empleada de Chick-fil-A, fue testigo del tiroteo y pudo identificar a su pareja como sospechoso del crimen, según la policía, que no ha revelado un posible móvil.
Mendoza Argueta, quien ya fue arrestado, ha sido acusado de varios cargos de asesinato capital.
Su información de fichaje también incluía el jueves una retención por parte del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, en inglés), un aviso emitido a las agencias federales, estatales y locales que refleja que ICE tiene la intención de asumir la custodia de un individuo detenido.
“Es una pesadilla”
“Es muy difícil comprender lo que ha pasado, porque un día estaba con nosotros y al día siguiente ya no”, dijo Jackeline Ortiz.
Godoy, originario de Guatemala, vivía con ella y su familia desde hace un año.
“Él vino de Guatemala hace unos años y por cosas del destino terminó viviendo con nosotros y se convirtió en parte de nuestra familia, así como él nos hizo parte de la suya a través de videollamadas, mensajes y todo”, aseguró.
Godoy era padre de cuatro. Sus hijos y esposa quedaron en Guatemala luego de que él emigrara para darles una mejor vida. Según Ortiz, el joven tenía dos trabajos y enviaba casi todo su salario a su familia.
“Siempre trató de ser una persona animada, porque a pesar de sus duras circunstancias, trató de prevalecer y ser una mejor persona y dar a su familia una vida mejor”, agregó Ortiz.
El día del tiroteo, Godoy llevó a la hija de Ortiz, Monserrat, a una cita médica con su bebé recién nacido mientras su esposo trabajaba.
“Le dije: ‘espero que tengas un buen día’ y tristemente todo esto pasó”, contó. “No se siente real. Es como un sueño, más como una pesadilla”, agregó.
La familia Ortiz exige justicia para Godoy y Portillo, quien deja a una hija embarazada y un nieto. “Es difícil imaginar cómo podrán seguir adelante después de esto”, indicó Monserrat.
Familiares y amigos de las víctimas han creado campañas en la plataforma GoFundMe para la repatriación del cuerpo de Brayan Godoy y los gastos funerarios de Patricia Portillo.