Los demócratas del Senado fracasaron este jueves de manera previsible en su intento por avanzar una votación del paquete bipartidista de seguridad fronteriza que los republicanos volvieron a bloquear por segunda vez este año.
Se anticipaba el rechazo a la propuesta, cuyo voto forzaron los demócratas en un intento de dar un giro a la conversación sobre la política de inmigración, una de las principales vulnerabilidades del presidente, Joe Biden, de cara a los comicios de noviembre.
La legislación, negociada por senadores republicanos y demócratas, está diseñada para reducir los cruces fronterizos, endurecer las medidas para que los inmigrantes puedan solicitar asilo y rechazar rápidamente a quienes no las cumplan. Faculta al presidente para cerrar la frontera si se cumplen determinados requisitos. Si se convierte en ley, sería el conjunto de restricciones migratorias más radical en décadas. Biden ha respaldado el proyecto de ley.
Pero el exmandatario Donald Trump ayudó a acabar con la legislación a principios de este año y los republicanos volvieron a bloquearlo este jueves, junto con algunos demócratas que se les unieron.
El líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, demócrata por Nueva York, notificó a los miembros en el pleno sobre la votación del jueves, llamándola “el proyecto de ley de seguridad fronteriza más fuerte y completo que hemos visto en una generación”.
“Veremos quién se toma en serio el querer arreglar lo que pasa en la frontera y quién prefiere limitarse a hablar de ello”, precisó el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, en un discurso pronunciado el miércoles.
Schumer ya había dicho el lunes que “esta semana, los republicanos tendrán otra oportunidad de hacer lo correcto” al afirmar que “la mayoría está de acuerdo en que el statu quo no puede continuar. Nuestra frontera sur necesita desesperadamente más recursos, y nuestro sistema de inmigración está en grave necesidad de reparación”.
“Vamos a necesitar apoyo bipartidista si hay alguna esperanza de sacar adelante este proyecto de ley”, agregó Schumer.
Se necesitaban 60 votos para que la propuesta avanzara. Pero solo 43 legisladores votaron a favor, mientras que 50 la rechazaron, incluidos algunos demócratas, lo que amenaza con socavar el mensaje que intenta enviar a los electores el partido de Biden.
La presentación del proyecto de ley bipartidista forma parte de una estrategia más amplia de los demócratas en este año electoral para pasar a la ofensiva en materia de inmigración, una cuestión que ha perjudicadio al partido en ciclos anteriores. En las últimas semanas, funcionarios clave de la Administración Biden y legisladores demócratas de alto nivel han debatido la celebración de votaciones sobre proyectos de ley a los que se opondría el Partido Republicano y han sopesado diversas medidas ejecutivas que podría adoptar el presidente. Este mes, la Administración propuso una nueva norma para acelerar el proceso de asilo.
Los republicanos han prometido obstaculizar la legislación, como ya han hecho en otras ocasiones, y han desestimado la votación al considerarla un ejercicio político a menos de seis meses de las elecciones de noviembre. Incluso el senador James Lankford, el republicano por Oklahoma que negoció el paquete fronterizo original con el senador Chris Murphy, demócrata por Connecticut, y la senadora Kyrsten Sinema, por Arizona, ha prometido votar en contra.
“Se trata de ganar puntos políticos en lugar de intentar resolver un problema”, declaró Lankford a la prensa. “No ha habido ningún intento de sentarse y decir: ‘ok, ¿qué estuvo mal la última vez? Vamos a resolverlo’”.
Schumer ha dicho que la oposición republicana al proyecto de ley demuestra que no les importa asegurar la frontera y, en cambio, están tratando de preservar el tema como un arma política para que Trump lo use en las elecciones de 2024. El exmandatario ha hecho de la inmigración y la frontera desbordada una pieza central de su candidatura, prometiendo mano dura.
El punto muerto en el que se encuentra la reforma de la inmigración no es nada nuevo, y el juego de acusaciones en torno a las propuestas de la Cámara de Representantes y el Senado lleva meses haciendo estragos. En febrero, después de que Murphy, Lankford y Sinema anunciaran su histórico acuerdo sobre inmigración, Schumer lo empaquetó con una ayuda crítica para los aliados extranjeros, incluidos Ucrania e Israel, e intentó imponerlo en la Cámara Alta.