El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado la retirada de su país del Acuerdo de París, un pacto internacional crucial para combatir el cambio climático. Esta decisión, confirmada en un documento de prioridades publicado tras su toma de posesión, marca un nuevo capítulo en la postura de Trump frente a la crisis climática. En su primer mandato (2017-2021), Trump ya había sacado a Estados Unidos del acuerdo y minimizado la importancia de la lucha contra el cambio climático. Esta vez, ha vuelto a impulsar medidas en línea con sus anteriores políticas, proponiendo eliminar lo que califica de “políticas de extremismo climático” impulsadas por su sucesor, Joe Biden.
La salida de EE. UU. del Acuerdo de París y sus efectos
El Acuerdo de París, firmado en 2015 bajo el amparo de las Naciones Unidas, tiene como objetivo global mantener el incremento de la temperatura global por debajo de los 2 grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales, preferentemente no más de 1.5 grados. Sin embargo, con la retirada de Estados Unidos, el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero a nivel mundial, el cumplimiento de este objetivo se vuelve más difícil. A pesar de esto, algunos expertos sugieren que la transición hacia las energías renovables continuará, independientemente de las decisiones políticas de Trump.
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¿Qué significa la salida de EE. UU. del Acuerdo de París para el clima global?
La retirada de EE. UU. coloca al país en la misma lista de naciones que no forman parte del Acuerdo de París, junto con Irán, Libia y Yemen. Aunque su ausencia podría debilitar el compromiso global, la transición hacia energías limpias sigue siendo imparable, impulsada por los avances tecnológicos y la presión social y económica. No obstante, la salida de Estados Unidos podría tener efectos negativos en el progreso global hacia la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, un factor clave en la lucha contra el calentamiento global.
Impacto en los compromisos de reducción de emisiones
El Acuerdo de París exige que los países firmantes presenten planes nacionales para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Estados Unidos, como el segundo mayor emisor mundial, tiene un papel clave en estos esfuerzos. La administración de Biden había presentado un programa para reducir las emisiones de EE. UU. entre un 61% y un 66% para 2035 en comparación con los niveles de 2005. Sin embargo, la salida de Trump del acuerdo compromete estos compromisos, generando incertidumbre sobre el futuro de las políticas climáticas tanto a nivel nacional como global.
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El futuro de las emisiones de EE. UU. y las energías renovables
Aunque EE. UU. ha experimentado una disminución en sus emisiones de gases de efecto invernadero desde su pico en 2007, no está alcanzando la velocidad necesaria para cumplir con los objetivos climáticos del Acuerdo de París. De continuar las políticas de Trump, la disminución de las emisiones podría ser mucho menor, entre un 24% y un 40% en 2035 respecto a los niveles de 2005, según estimaciones de la consultora Rhodium. No obstante, la expansión de las energías renovables sigue siendo una tendencia global, y muchos estados y ciudades de EE. UU. continúan promoviendo políticas que favorecen la transición energética.
La resistencia local ante las políticas climáticas de Trump
A pesar de las políticas de Trump, muchos estados y ciudades en EE. UU. siguen comprometidos con la lucha contra el cambio climático. Gobiernos locales, alcaldes y grupos activistas han mantenido su apoyo a las energías limpias y la movilidad eléctrica, y se espera que continúen promoviendo políticas climáticas que reduzcan las emisiones de carbono y generen empleo verde. Según expertos, la revolución de la energía limpia es un fenómeno imparable que, aunque se vea afectado por las decisiones presidenciales, sigue avanzando a nivel local y regional.