El miércoles, Pam Bondi asumió oficialmente el cargo de fiscal general de Estados Unidos en una ceremonia celebrada en la Oficina Oval, un acto que marcó el inicio de su mandato al frente del Departamento de Justicia (DOJ) en un momento crucial, caracterizado por profundas transformaciones impulsadas por el presidente Donald Trump. Este evento, en el que Bondi juró el cargo ante el juez de la Corte Suprema Clarence Thomas, fue la primera vez que Trump participó en la toma de posesión de un miembro de su gabinete en su segundo mandato.
La llegada de Bondi al DOJ se produce en un momento de tensiones políticas y judiciales, en medio de despidos de fiscales de carrera y funcionarios clave del Buró Federal de Investigaciones (FBI), así como la revocación de procesos judiciales vinculados al asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. Estos cambios han sido el resultado de los indultos masivos otorgados por Trump en su primer día de gobierno, lo que ha generado un ambiente de incertidumbre dentro de las agencias federales.
Pam Bondi toma el cargo en un contexto de transformaciones en el Departamento de Justicia
Bondi, quien se desempeñó como fiscal general de Florida antes de asumir el puesto de fiscal general de EE.UU., fue confirmada por el Senado en una votación de 54-46. En esa votación, solo un demócrata, el senador John Fetterman de Pensilvania, se unió a los republicanos para apoyar su confirmación. Durante su audiencia de confirmación, Bondi se mostró firme al no descartar posibles investigaciones contra los adversarios de Trump, a la vez que reiteró su postura de que el DOJ había sido “politizado durante años” bajo administraciones anteriores.
Con su llegada al Departamento de Justicia, Bondi se enfrenta a la difícil tarea de restaurar la credibilidad de la institución y de aplicar una política de justicia que no esté influenciada por consideraciones políticas. Su mandato coincide con una creciente polarización y tensiones dentro del gobierno de Trump, especialmente en relación con la investigación del asalto al Capitolio y los cuestionamientos al trabajo de las agencias de seguridad como el FBI.
El enfoque de Bondi en la restauración de la integridad del DOJ
Desde el principio, Bondi dejó claro que uno de sus principales objetivos sería restaurar la integridad del Departamento de Justicia, que, según ella, había sido comprometido durante años debido a su politización. Durante la ceremonia de juramentación, Trump elogió públicamente el historial de Bondi y expresó su plena confianza en que su liderazgo pondría fin a lo que calificó como la «instrumentalización política de las fuerzas del orden federales». Bondi, por su parte, hizo énfasis en su compromiso de trabajar para hacer que EE.UU. «se sienta orgulloso» nuevamente y de enfrentar el crimen violento, un área clave en la que se espera que su liderazgo marque una diferencia significativa.
La restauración de la integridad del DOJ será un desafío importante, dado el contexto político en el que Bondi asume el cargo. Con el gobierno de Trump buscando cambios drásticos en el sistema de justicia y la fiscalía, la nueva fiscal general se encuentra bajo una gran presión para implementar cambios significativos en la estructura y las prioridades de la institución.
ERIK S. LESSER/EFE
La llegada de Bondi al DOJ y su relación con el FBI y el Capitolio
El nombramiento de Bondi también se produce en un contexto de tensión con el FBI, que ha sido una de las agencias federales más cuestionadas durante el mandato de Trump. En días previos a su toma de posesión, se presentó un conflicto con el FBI respecto a la identificación de agentes que participaron en la investigación del asalto al Capitolio. Esta semana, varios agentes del FBI interpusieron demandas para frenar la solicitud del DOJ de revelar los nombres de los investigadores, ya que temen que esta acción sea el primer paso hacia despidos masivos dentro de la agencia.
El fiscal general adjunto interino, en un esfuerzo por revisar el personal del FBI, exigió una lista de los nombres de los investigadores. Al día siguiente, el mismo funcionario envió un memorando al personal del FBI acusando al director interino de la agencia de «insubordinación». El memorando señaló que aquellos empleados que hubieran actuado de manera ética no deberían temer por sus puestos, pero advirtió que los agentes que hubieran actuado con “intención corrupta o partidista” podrían enfrentar consecuencias graves.