Una madre de Arizona daba gracias este lunes porque su hijo adolescente pudo escapar ―aunque con severos arañazos en la cara y un brazo― de un oso negro que irrumpió en la cabaña de la familia.
“Esto podría haber sido mucho peor”, dijo Carol Edington Hawkins a NBC News. “Todavía estamos incrédulos de que haya sucedido, pero también nos sentimos muy bendecidos”.
Hawkins relató que su hijo de 15 años, Brigham, estaba “simplemente relajándose” el jueves por la noche en una de las dos cabañas que sus padres tienen en su propiedad en Alpine, cuando el oso “entró por la puerta principal y le golpeó en la cabeza”.
“La puerta principal estaba abierta para que entrara el aire fresco de la noche”, contó Hawkins. “Brigham estaba viendo YouTube y no se dio cuenta de lo que estaba pasando”.
Pero en el momento en que el oso los atacó, Brigham “empezó a gritar”, agregó su madre. “Le dio en la nariz y en la mejilla y luego siguió y le dio en la frente y en la parte superior de la cabeza”.
Su hermano de 18 años, Parker, escuchó los gritos y corrió desde la otra cabaña, añadió su madre.
“Al principio, Parker pensó que se trataba de algún tipo de perro grande”, mencionó Hawkins. “Entonces el oso vio a Parker y empezó a perseguirle. Eso le dio tiempo a Brigham de cerrar la puerta de su cabaña”.
Parker, aseveró Hawkins, consiguió volver a la otra cabaña mientras el oso corría detrás suyo, respirándole en la nuca.
“Estuvo un rato paseándose mientras le observábamos por la ventana”, dijo Hawkins sobre el oso. “Luego se sentó en un sofá del garage y se quedó mirando a su alrededor. Fue una locura”.
“Le cerró la puerta en las narices”, agregó.
Cuando llegaron los agentes del Departamento de Caza y Pesca de Arizona (AZGFD), el oso ya no asediaba la cabaña.
“Tras llegar al lugar de los hechos, los agentes de fauna salvaje del AZGFD pudieron localizar y sacrificar rápidamente al oso”, señaló la agencia en un comunicado.
El animal era un macho de unos 3 años y su cadáver será sometido a pruebas, para detectar enfermedades.
Hawkins dijo que su hijo “está mejor” y ya ha recibido una ronda de vacunas contra la rabia, por precaución. Agregó que no sabe por qué atacó el oso. “Puede que sólo tuviera hambre”, afirmó. “Pero no es normal que un oso se comporte así”.
Si Parker no hubiera intervenido, Brigham podría haber muerto, contó Hawkins.
“Él tiene un trastorno neurológico y no habría sido capaz de huir del oso”, contó. “Hicieron falta varios milagros, que ocurrieron al mismo tiempo, para salvarle”.
De los 16 ataques de oso a personas que han ocurrido en Arizona desde 1990, dos han sido mortales, según el Departamento de Caza y Pesca. La muerte más reciente se produjo el año pasado en Prescott, donde un hombre de 66 años que tomaba una taza de café por la mañana en una zona boscosa donde estaba construyendo una cabaña fue atacado por un oso negro.
A principios de este mes, el 19 de mayo, un excursionista que exploraba el interior del Parque Nacional de Grand Teton, en Wyoming, fue atacado por un oso pardo. El hombre, de 35 años y residente en Massachusetts, también sobrevivió.
Aún no es verano y ya se han registrado dos ataques de osos.
Recientemente, un adolescente de 15 años de Arizona estaba sentado en la cabaña de su familia el jueves en la localidad de Alpine cuando un oso negro irrumpió en el interior a través de una puerta abierta y le golpeó en la cara, según informó el Departamento de Caza y Pesca de Arizona.