Louisiana se convirtió este miércoles en el primer estado en exigir que los Diez Mandamientos se muestren en todas las aulas de las escuelas públicas, luego de que el gobernador republicano promulgó la medida.
La ley, que fue redactada por congresistas republicanos del estado, exige que, en todas las aulas públicas, desde el jardín de infancia hasta las universidades financiadas por el estado, se exhiban los Diez Mandamientos en tamaño póster y en “letra grande y fácilmente legible”.
Muchos cuestionan si la ley es constitucional y han advertido que es probable que se interpongan demandas judiciales para bloquearla. Quienes defienden la ley afirman que esta no tiene solo un matiz religioso, sino también un peso histórico. En el texto de la ley, los Diez Mandamientos son descritos como “documentos fundacionales de nuestro Gobierno estatal y nacional”.
Los mandamientos, que irán acompañados de una “declaración de contexto” de cuatro párrafos en la que se describirá cómo los Diez Mandamientos “fueron una parte destacada de la educación pública estadounidense durante casi tres siglos”, deberán estar colocados en las aulas a principios de 2025.
Además, estos carteles se pagarían mediante donaciones. Según el texto de la ley, no se utilizarán fondos estatales para aplicar el mandato.
La ley también “autoriza” —pero no exige— la exhibición del Pacto del Mayflower, la Declaración de Independencia y la Ordenanza del Noroeste en las escuelas públicas de primaria a secundaria.
En otros estados, como Texas, Oklahoma y Utah, se han propuesto proyectos de ley similares que exigen la exhibición de los Diez Mandamientos en las aulas. Sin embargo, ante las amenazas de batallas legales contra tales medidas, ningún otro, aparte de Louisiana, ha conseguido que los proyectos se conviertan en ley.
Las batallas legales sobre la exhibición de los Diez Mandamientos en las aulas no son nuevas.
En 1980, la Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó que una ley similar de Kentucky era inconstitucional y violaba una cláusula de la Constitución, que especifica que el Congreso no puede “dictar ninguna ley relativa al establecimiento de una religión”. La corte consideró que la ley no tenía una finalidad laica, sino que respondía a un propósito claramente religioso.
La controvertida ley de Louisiana, en un estado enclavado en el llamado “Cinturón Bíblico” de Estados Unidos, se aprueba en una nueva era de liderazgo conservador en el estado, bajo el gobernador Landry, quien sustituyó en enero al gobernador demócrata John Bel Edwards, que tuvo dos mandatos. El Partido Republicano también tiene una mayoría de dos tercios en la Legislatura estatal.