Los 7 momentos más relevantes de la presidencia de Jimmy Carter
El mandato de Jimmy Carter como presidente, entre 1977 y 1981, coincidió con uno de los momentos más tensos de la Guerra Fría y un período de transición en Estados Unidos marcado por las dificultades económicas.
Carter, del partido demócrata, de hecho no logró la reelección en las elecciones de 1980, cuando fue derrotado por el republicano Ronald Reagan, y su presidencia es recordada tanto por sus importantes aciertos como por los graves problemas sin resolver.
Estas son los 7 momentos más relevantes, para bien o para mal, de la presidencia de Carter, iniciada el 20 de enero de 1977 tras su triunfo en las elecciones de 1976 frente al republicano Gerald Ford.
La década de 1970 estuvo repleta de dificultades para la economía de Estados Unidos. Tras la recesión registrada entre 1973 y 1975, provocada en parte por la crisis del petróleo de 1973, el Producto Interno Bruto de Estados Unidos comenzó a crecer nuevamente, pero a un ritmo lento y con altos niveles de desempleo e inflación, en un proceso a veces descrito como de estanflación.
De hecho, la inflación llegó al pico histórico en Estados Unidos en 1980, alcanzando un 13,5%, según datos del Banco Mundial, mientras que el desempleo trepó a 8,5%, uno de los registros más altos, según la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU., en 1981.
En medio de todo esto, Estados Unidos sufrió una dura crisis energética en 1979, marcada por los altos precios de los combustibles y su escasez generalizada, que puso fin al magro crecimiento y apuntaló la estanflación.
Estos factores contribuyen a explicar la baja popularidad de Carter al final de su mandato y su derrota en las elecciones de 1980. Pero eso no quiere decir que su administración no haya intentado reactivar la economía: la Casa Blanca inició una política de austeridad fiscal que sería continuada en la década de 1980, y se estableció una política energética nacional para hacer frente a la crisis y aumentar la producción local de petróleo.
El gobierno de Carter es recordado mayormente por establecer un giro en el foco de la política exterior de Estados Unidos hacia la protección de los derechos humanos, lo que llevó a Washington a mantener relaciones tensas con Corea del Sur, Irán, Argentina, Sudáfrica y Rodesia (actual Zimbabwe), entre otros países.
Carter recibió en 2002 el Premio Nobel de la Paz en parte por estos y otros esfuerzos en materia de política exterior y diplomacia.
El 17 de septiembre de 1978 Carter alcanzó el que probablemente sea el hito más grande de su presidencia: Egipto e Israel firmaron en Camp David, residencia presidencial estadounidense en Maryland, un acuerdo que pondría fin a 31 años de guerra —tras la firma del tratado de paz en 1979— y diagramó, para bien y para mal, el futuro de Medio Oriente.
El acuerdo, mediado por Estados Unidos, significó la primera vez que un país árabe reconocía a Israel y tuvo un enorme impacto en toda la región y especialmente en Palestina.
En otro de los eventos más recordados de la administración Carter, la embajada de Estados Unidos en Teherán, Irán, fue asaltada y el personal diplomático tomado como rehén durante la Revolución Islámica que derrocó al Shah de Persia e instauró a la actual República Islámica.
La incapacidad de Carter para negociar con éxito la liberación de los rehenes se convirtó en un importante lastre político: los rehenes fueron liberados finalmente el 20 de enero de 1981, el día de la toma de posesión de Ronald Reagan.
Uno de los hitos más importantes del gobierno de Carter en América Latina fue la negociación con el presidente de Panamá, Omar Torrijos, de los acuerdos que llevarían eventualmente a la entrega del control del Canal de Panamá al país centroamericano en 1999.
Carter y Torrijos firmaron los tratados el 7 de septiembre de 1977, y éstos fueron ratificados en 1978.
En 1980, el último año de la presidencia de Carter, unos 125.000 cubanos arribaron a Estados Unidos en lo que se ha conocido como el éxodo de Mariel, por el nombre del puerto cubano desde donde partieron los botes.
Carter declaró entonces una política de “brazos abiertos”, de acuerdo con los Archivos Nacionales de Estados Unidos, y aprobó un programa especial de acogida para los cubanos y haitianos (el CHEP, por sus siglas en inglés) que llegaron durante el éxodo.
Construyendo sobre los acercamientos realizados por los presidentes Richard Nixon y Gerald Ford, Carter profundizó la relación entre Washington y Beijing y en 1979 los países establecieron relaciones diplomáticas formales por primera vez desde el surgimiento de la República Popular China en 1949.
Esto significó que Estados Unidos mudó su embajada de Taipei, en Taiwán (entones reconocido por Washington como el gobierno legitimo de China), a Beijing.