“La democracia estadounidense le pide al pueblo que crea que somos algo más grande que nosotros mismos”, declaró el presidente estadounidense, Joe Biden, desde Pointe du Hoc, en Normandía, Francia, este viernes 7 de junio.
Fue en ese emblemático escenario del Desembarco aliado el 6 de junio de 1944, en donde los soldados Rangers estadounidenses, un equipo de élite del Ejército, escalaron el acantilado pese a “las granadas nazis” para asegurar el triunfo de la operación.
Biden inició su discurso narrando los hechos históricos para resaltar el “sacrificio” de los estadounidenses por “un país que nunca habían visto antes, en nombre de un pueblo que jamás habían conocido”.
Los Rangers “vinieron, cumplieron con su trabajo, cumplieron con su deber” porque creían que “Estados Unidos sería el faro del mundo” hacia la libertad, declaró Biden.
Frente a las “ideologías odiosas de hoy”, en particular referencia a la invasión rusa de Ucrania, el presidente de Estados Unidos consideró que es esencial escuchar las voces del pasado.
“Seamos honestos y reales con lo que Estados Unidos es”, los Rangers “no nos están pidiendo que hagamos su trabajo, nos están pidiendo que hagamos nuestro trabajo: proteger la libertad de nuestra era”, afirmó el presidente.
“Me niego a creer que la grandeza de Estados Unidos es parte del pasado”, remarcó Biden, haciendo un llamado a los estadounidenses a no permitir que muera el “legado” de los soldados que participaron en el Desembarco.
Un discurso a favor del liderazgo de EE. UU. en el mundo
Cuarenta años después, Biden, demócrata, siguió los pasos del presidente republicano Ronald Reagan, cuando este declaró desde Pointe du Hoc que “el aislacionismo nunca fue y nunca será una respuesta aceptable a gobiernos tiránicos con intenciones expansionistas”, en junio de 1984, en el contexto de la Guerra Fría.
El aislacionismo, la política de no intervención en asuntos internacionales, es lo que defiende actualmente el contrincante de Biden en las próximas elecciones presidenciales estadounidenses, Donald Trump, en un giro de la postura republicana si se la compara con la de Reagan.
Ahora, en la relación entre Estados Unidos y Europa, la invasión rusa de Ucrania provoca preguntas sobre hasta qué punto y de qué manera debería Estados Unidos intervenir. Antes de ir a Normandía, Biden, reunido con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, pidió perdón públicamente por primera vez al pueblo ucraniano por los retrasos de la ayuda estadounidense que le habrían permitido a Rusia hacer avances militares.
Previo al discurso, el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, afirmó que Biden se centraría en los sacrificios de los soldados estadounidenses en “una lucha existencial entre la dictadura y la libertad”.
Rodrigo Murillo, historiador, analista y politólogo entrevistado por France 24, consideró que Biden no hizo una “alusión directa solamente a Vladímir Putin”, sino también a China, “el país que ha reducido la pobreza con mayor éxito en los últimos cuarenta años” y que, sin embargo, no sigue el “modelo liberal democrático” defendido por Estados Unidos.
Así, para Murillo, el discurso del presidente se interpreta más allá del marco de la campaña electoral. “Estados Unidos está intentando revitalizar todo lo que significó en el pasado”, como si avisara un enfrentamiento entre las potencias occidentales y los modelos autoritarios de China y Rusia “en el plano de las ideas”, además de a nivel económico.