Jack Riley, exjefe de la oficina de la DEA en Chicago, busca regresar del retiro para dirigir la agencia de en Washington. Según la información que circula en los últimos días, el hombre quiere estar al mando del organismo tras haber sido un actor fundamental para atrapar a El “Chapo” Guzmán, el famoso líder del cartel de Sinaloa.
Riley, quien terminó su carrera en 2017 como administrador adjunto, afirma que desea reincorporarse a la lucha contra el narcotráfico. En un mensaje a WGN TV, declaró: “Quiero volver a la lucha… Hay mucho más que la DEA podría hacer para detener el flujo de fentanilo y otras drogas, así como el de inmigrantes ilegales que realmente amenazan nuestra seguridad nacional y actúan como representantes de los cárteles mexicanos”.
La noticia se había dado a conocer por primera vez a partir de un artículo del medio Chicago Sun Times, donde se aseguraba que Jack Riley quería salir de su retiro para dar “otro golpe de efecto”.
Sun-Times file
El interés de Riley por asumir el liderazgo de la DEA surgió tras una conversación con un donante cercano al entorno de Donald Trump. Este individuo, ligado a Howard Lutnick, candidato del presidente electo para el Departamento de Comercio, alentó a Riley a postularse para el cargo. La vacante se produjo luego de que Chad Chronister, sheriff del condado de Hillsborough, Florida, retiró su nombre el 3 de diciembre, tras críticas de sectores conservadores.
Riley, graduado de la escuela secundaria Homewood-Flossmoor, desarrolló una extensa carrera en la DEA enfrentando a los cárteles de droga. Durante su paso por Chicago, estuvo a cargo de investigaciones clave, entre ellas el arresto de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Su eficacia lo convirtió en objetivo del líder del cártel de Sinaloa, quien, según Riley, llegó a ofrecer una recompensa por su cabeza. “Con la excepción de Osama bin Laden, creo que “El Chapo” Guzmán es el malo número uno de nuestra generación”, aseguró Riley a WGN en 2019.
La carrera de Riley incluyó labores como jefe de la oficina de la DEA en El Paso, Texas. Desde esa ciudad, supervisó operativos en la frontera, donde los cárteles disputaban el control del cruce hacia Estados Unidos. Su trabajo lo llevó a dirigir la oficina en Chicago entre 2010 y 2014, antes de ser promovido a jefe de operaciones en Washington. En esa posición, Riley consolidó su reputación como una figura clave en la lucha contra el narcotráfico internacional.
Durante su trayectoria, Riley dedicó los últimos años a capturar a Guzmán, quien fue extraditado a Estados Unidos en 2017. El juicio concluyó en 2019 con una condena a prisión perpetua. En ese mismo año, Riley publicó el libro Guerrero de las drogas: dentro de la caza de El Chapo y el auge de la crisis de opioides en Estados Unidos. La obra generó críticas, entre ellas las de Robert Grant, exdirector del FBI en Chicago, quien calificó el trabajo como un ejemplo de “narcisismo envuelto en arrogancia”.
Foto: M. Spencer Green – AP
Riley, nieto de un policía de Chicago, inició su carrera como agente encubierto enfrentando a mafiosos y pandilleros involucrados en el tráfico de drogas. Ahora, con 66 años, considera que la DEA podría hacer más para combatir los problemas actuales vinculados al narcotráfico y la seguridad fronteriza.