Dos hombres que fueron heridos de bala cuando un hombre armado intentó asesinar al expresidente Donald Trump en un mitin en Pennsylvania precisaron que el Servicio Secreto de Estados Unidos les falló a ellos y al expresidente ese día de julio y fue negligente en su respuesta de seguridad.
Jim Copenhaver, de 74 años, y David Dutch, de 57, indicaron el lunes en una entrevista exclusiva con NBC News que estaban eufóricos de estar en el mitin y sentados en las gradas detrás del expresidente antes de que estallaran los disparos y fueran alcanzados.
Ambos hombres indicaron que creían que el Servicio Secreto y los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley fueron negligentes al cumplir con su deber de proteger a un expresidente y a civiles inocentes.
“Creo que hubo un 100% de negligencia por parte del Servicio Secreto, probablemente de todos los involucrados en establecer esa seguridad, hasta las comunicaciones entre departamentos”, comentó Dutch. “La negligencia fue enorme. Fue terrible”.
“Estoy seguro de que hubo negligencia. No habría sucedido si hubiera sido seguro”, afirmó Copenhaver.
Cuando se le preguntó si creía que el Servicio Secreto le falló a él y al expresidente, Dutch dijo: “De una manera muy grande”.
“Todo el sistema de seguridad fue deficiente”, afirmó.
Los abogados de los hombres señalaron que planean presentar una demanda y están en las primeras etapas de la investigación contra quién establecerán un caso.
Copenhaver y Dutch resultaron gravemente heridos en el tiroteo del 13 de julio en el mitin de Trump en Butler. Copenhaver recibió un disparo en el tríceps y el abdomen, y Dutch recibió otro en el hígado.
“Fue como recibir un golpe con un mazo en el pecho”, aseguró Dutch, y agregó que podía ver pedazos de la grada y metal “volando por todos lados” hasta que el tiroteo se detuvo.
Copenhaver comentó que no se dio cuenta de lo que estaba sucediendo hasta que vio que parte de su manga salía volando.
“Me di vuelta hacia mi amigo y le dije: ‘Creo que me dispararon’, y ahí fue cuando recibí el segundo disparo y luego me caí”, rememoró, y añadió que se había derrumbado en las gradas y no podía ponerse de pie.
Dutch y Copenhaver aseveraron que el tiroteo los dejó con problemas de salud en curso.
Copenhaver apuntó que ha perdido 30 libras y ahora tiene que caminar con un bastón. Todavía siente dolor en el abdomen de vez en cuando.
Dutch aseguró que todavía necesita ayuda para atender su herida de bala. Perdió 25 libras y no puede conducir ni levantar más de 10 libras de peso.
“Nunca pensé que estaría en esta posición”, aseveró. “Generalmente era el tipo que ayudaba a otras personas”.
“Es una lucha todos los días”, contó Dutch.
Otro hombre, Corey Comperatore, de 50 años, murió en el tiroteo mientras protegía a su familia. Trump fue herido en la oreja.
Un francotirador del Servicio Secreto mató al joven de 20 años, que había disparado desde el techo de un edificio a unos 450 pies de donde el expresidente estaba hablando.
El intento de asesinato generó alarma sobre el Servicio Secreto y las fallas de seguridad que permitieron al pistolero disparar ocho tiros a Trump.
Kimberly Cheatle, directora del Servicio Secreto en ese momento, renunció este verano después de que los legisladores pidieran su dimisión.
El mes pasado, el “informe inicial de garantía de la misión” hecho por los propios investigadores internos del Servicio Secreto encontró que la mala planificación y la mala comunicación entre las agencias causaron las fallas de seguridad que permitieron que ocurriera el intento de asesinato.
Dutch indicó que durante el tiroteo estaba “enojado” por la falla de seguridad que no logró evitar que ocurriera el incidente y el hecho de que alguien “trató de disparar al presidente, y disparó contra una multitud indefensa”.
“Estaba simplemente enojado de que toda la situación ocurriera. Nunca debería haber sucedido”, señaló.