La vicepresidenta Kamala Harris intensifica sus esfuerzos para ganarse a los votantes que pertenecen a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, logrando el apoyo de prominentes miembros de esa fe para que argumenten, en el importante estado de Arizona, que Donald Trump no se alinea con los valores de la iglesia.
Su equipo de campaña en el estado anunció el jueves la creación de una comisión de asesoramiento para formalizar el contacto con miembros actuales y antiguos de la organización, conocida como iglesia mormona.
Con cerca de 450.000 feligreses en Arizona, que conforman alrededor de 6% de la población del estado, los Santos de los Últimos Días y los antiguos miembros de la iglesia podrían ser extremadamente importantes en lo que, muy probablemente, será una contienda extremadamente cerrada.
Tradicionalmente, los miembros de esa fe han votado por los republicanos y es probable que sigan siendo parte de la coalición republicana. Concentrados en estados sólidamente republicanos, han sido desde hace mucho tiempo una importante fuerza en las elecciones primarias republicanas y en la política local del oeste de Estados Unidos, pero no han tenido mucha influencia en las elecciones nacionales. En 2020, alrededor de siete de cada 10 votantes mormones de todo el país apoyaron a Trump, según AP VoteCast, mientras que alrededor de la cuarta parte respaldó al demócrata Joe Biden.
Una parte fundamental de la estrategia de Harris es evitar que Trump obtenga grandes márgenes entre los grupos demográficos que lo favorecen. Aunque es poco probable que Harris logre ganar algo parecido a una mayoría entre los fieles de esa iglesia, obtener una pequeña proporción de sus votos marcaría una gran diferencia en un estado con antecedentes recientes de elecciones cerradas. Biden ganó por poco menos de 10.500 votos en 2020. El secretario de Justicia demócrata, Kris Mayes, ganó por tan sólo 280 en 2022.