La Fiscalía federal ha solicitado una pena de 40 años de cárcel por un delito de terrorismo contra el ultraderechista David DePape, el hombre declarado ya culpable de la agresión a martillazos contra Paul Pelosi, marido de la antigua presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense Nancy Pelosi.
«Las lecciones violentas que el acusado quería enseñar no están permitidas en este país y la sentencia de este tribunal debe reflejar la naturaleza y circunstancias del delito», han apuntado los fiscales en un escrito fechado el viernes.
El escrito apoya la recomendación de 25 años de prisión emitida por la Oficina de Libertad Condicional, pero con un agravante de terrorismo que ampliaría la condena. «El acusado intentó un crimen federal de terrorismo y por consiguiente se debe aplicar el agravante de terrorismo», explican, y piden una condena ejemplar que sirva de disuasión para otros posibles crímenes en el futuro.
«Cuando el extremismo lleva a ataques contra cargos públicos y electos hay que hablar para otros que puedan intentar seuños y planes violentos por motivos ideológicos», añaden.
DePape ya fue sentenciado como culpable en noviembre por intentar secuestrar a un cargo federal y agredir a un familiar directo de un cargo electo. La condena se hará pública el 17 de mayo.
Paul Pelosi, de 83 años, fue sometido a un cirugía «exitosa» para reparar una fractura de cráneo y lesiones graves en su brazo derecho y manos después de que el asaltante, martillo en mano, le preguntara dónde se encontraba su esposa y le agrediera en su domicilio de California en octubre de 2022.
DePape planeaba «retener como rehén» a la expresidenta, que en aquel momento no se encontraba en el domicilio. Durante la investigación en su contra, la Policía estadounidense recuperó bridas en la habitación de Pelosi y en el pasillo cerca de la puerta principal de la casa.
Asimismo, en la mochila de DePape –quien difundió distintas teorías de la conspiración, desde los extraterrestres hasta el fraude electoral de las elecciones de 2020– encontraron, entre otros objetos, un rollo de cinta adhesiva, una cuerda blanca, un martillo, un par de guantes de goma, tela y un diario.
Durante el asalto, Pelosi consiguió llamar a los servicios de emergencia, que escucharon una conversación de fondo, tras lo cual se envío a la Policía a revisar lo que estaba sucediendo. Todo ello sin que el atacante tuviera evidencia de que había una línea abierta.