Un caso de abuso sexual que implica a un exjugador de voleibol y una alumna conmovió a la comunidad de la escuela Ethical Culture Fieldston, una prestigiosa institución privada situada en el Bronx, Nueva York. De acuerdo con el New York Post, una denuncia presentada recientemente en el Tribunal Supremo de la localidad acusa a Collin Henry, exentrenador del equipo femenino, de haber manipulado y abusado sexualmente de una de sus jugadoras durante un lapso de dos años, iniciando cuando la afectada contaba con 17. La denuncia también apunta a otro entrenador, Lynford Foreman, y a la institución educativa por no haber tomado medidas para evitar el maltrato.
La víctima, reconocida en los registros jurídicos como Jane Doe, tiene actualmente 36 años y sostiene que los ataques se iniciaron en 2005, cuando era alumna de último año en la institución educativa. De acuerdo con la demanda, el maltrato ocurrió en diversos lugares, entre ellos el campus escolar, su casa y durante las salidas al cine. La mujer sostiene que las repercusiones de estos sucesos han afectado su existencia, provocándole depresión, ansiedad y trastorno de estrés postraumático, lo que incluso le dificultó alcanzar su anhelo de cursar su carrera en medicina.
Según la demanda, Collin Henry, que en la década de los 90 jugó en la selección nacional de voleibol de Jamaica, empleó su posición de autoridad como entrenador para influir emocionalmente en la joven. La denuncia especifica que el imputado empezó a enviarle mensajes de índole sexual en 2004, a la edad de 16 años, y que durante los desplazamientos en coche hacia prácticas fuera de temporada en Queens, el entrenador transgrediera fronteras al difundir chistes sexuales y relatos personales inadecuados. De acuerdo con la víctima, este comportamiento formó parte de un proceso de «preparación» para instaurar una relación de dependencia emocional y cumplimiento.
(Google Maps)
En la primavera de 2005, al cumplir 17 años la estudiante, Henry le garantizó que ya había «lo suficientemente madura» para mantener una relación sexual con él, aunque le alertó que podría perder su trabajo si alguien lo descubría.
En el verano de aquel año, el entrenador intensificó su manipulación, preparando el terreno para el maltrato físico que iniciaría en el otoño posterior. De acuerdo con la demanda, el primer contacto físico se produjo tras un entrenamiento, cuando Henry la besó y luego la designó como capitana del equipo.
La denuncia relata cómo el maltrato aumentó de manera acelerada. En un momento, en una salida al cine para ver la película The Quiet, que aborda el maltrato de un progenitor hacia su hija, Henry supuestamente la besó y la tocó de forma incorrecta.
En otra escapada, la forzó a llevar a cabo acciones sexuales. Cuando la joven cumplió 18 años, el maltrato se agravó, con el exentrenador obligando a mantener relaciones sexuales sin protección y comunicándole que debía «soportar» el sufrimiento.
Además de los actos de maltrato físico, el recurso de apelación indica que Henry empleó amenazas para mantener el control sobre la afectada. De acuerdo con los documentos jurídicos, el entrenador le alertó que si su relación se divulgaba, sus chances de acceder a la universidad se verían afectadas. Además, la joven fue incluida en un libro donde relató su experiencia como entrenador, lo que, de acuerdo con la víctima, representó otro tipo de manipulación emocional.
La Ethical Culture Fieldston School, cuyo costo anual es de 65.540 dólares, ha sido impugnada en la demanda por no haber tomado medidas para salvaguardar a la alumna, pese a que, de acuerdo con la víctima, el personal educativo estaba informado sobre el maltrato. La mujer sostiene que algunos trabajadores incluso bromeaban y chisteaban acerca de la relación entre Henry y ella, pero no implementaron acciones para frenarlo.
En julio de este año, la víctima interpuso una reclamación formal frente a la institución educativa, dirigida a Joe Algrant, el director de aquel momento, y a Stacey Bobo, la directora de la secundaria. En su declaración, detalló que optó por reportar los sucesos con el objetivo de retomar el control de su vida y dejar atrás el efecto que el maltrato había causado en él.
«Por mi salud mental, he tenido problemas para mantener un trabajo a tiempo completo… pero todavía deseo seguir una carrera gratificante», manifestó en su declaración.
Como respuesta a la denuncia, la institución educativa empleó a un despacho de abogados externo para examinar las denuncias. De acuerdo con un representante de la institución, Henry fue despedido después de los resultados iniciales de la investigación. En agosto, la institución educativa envió un correo electrónico a la comunidad educativa comunicando la «actualización de personal» vinculada con el «mal comportamiento» del imputado, aunque no hizo referencia explícita a las denuncias de abuso sexual.
En un comunicado, la institución educativa negó haber gestionado incorrectamente las denuncias y sostuvo que no había recibido reclamaciones anteriores sobre Henry. «Nuestra máxima prioridad es la seguridad y el bienestar de nuestros alumnos, y la Ethical Culture Fieldston School respondió de forma rápida y apropiada tan pronto como se expresó una inquietud», afirmó un portavoz.
Además, se resaltó que todos los empleados de la institución educativa son sometidos a verificaciones rigurosas de antecedentes, que incluyen revisiones de historiales penales y toma de fotografías, además de ser formados anualmente para evitar el maltrato y el mal comportamiento.
En cuanto a las acusaciones, Collin Henry se resistió a hacer un comentario sobre ellas, mientras que Lynford Foreman, otro entrenador mencionado en la demanda, no contestó a las peticiones de opinión enviadas por el New York Post.