El sitio web de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) estuvo fuera de línea el pasado sábado, justo cuando el gobierno de Trump avanzaba en su decisión de poner la agencia bajo el control del Departamento de Estado. Al intentar acceder al sitio, apareció un mensaje que indicaba que no se pudo encontrar la dirección IP del servidor, reflejando la incertidumbre generada por la situación.
USAID bajo el control del Departamento de Estado
Fuentes cercanas a las discusiones internas informaron que la administración Trump había comenzado a despojar a USAID de su independencia, con el objetivo de colocarla bajo el control del Departamento de Estado. Este movimiento, que ha generado preocupación dentro de la comunidad internacional, podría afectar a millones de personas que dependen de los programas de ayuda de la agencia. Entre estos, el programa PEPFAR, que proporciona medicamentos antivirales a millones de pacientes con VIH y SIDA, se encuentra en peligro, ya que USAID es responsable de la distribución de dichos tratamientos en varias partes del mundo.
Impacto de la orden ejecutiva de Trump en la ayuda exterior
El 20 de enero, la administración Trump firmó una orden ejecutiva que congeló la ayuda exterior al desarrollo durante 90 días, para evaluar su eficacia y alineación con la política exterior de EE. UU. Esta decisión afectó a miles de empleados y contratistas de USAID, quienes se vieron obligados a suspender sus actividades y esperar instrucciones. Los contratos fueron suspendidos, y muchos trabajadores se enfrentaron a bajas administrativas sin saber si seguirían siendo remunerados.
La agencia, con un presupuesto anual de 42.800 millones de dólares, financia programas en áreas como salud, educación y desarrollo económico en países en vías de desarrollo. La decisión de Trump de paralizar estos fondos ha generado preocupación por las consecuencias humanitarias y económicas que podría tener para millones de personas en todo el mundo.
Consecuencias para los trabajadores de USAID
Para aquellos que trabajan directamente con USAID, como María, la situación es incierta. María, quien lideraba un equipo en una empresa de cooperación internacional, se encontró de baja administrativa tras la firma de la orden ejecutiva. Ahora se enfrenta a un futuro incierto, sin saber si continuará recibiendo su salario o si su trabajo se verá afectado permanentemente.
La industria de la cooperación internacional está especialmente preocupada por el impacto de estas medidas en los programas de desarrollo global. La suspensión de fondos de USAID podría detener proyectos esenciales en países que dependen de la asistencia humanitaria, lo que pone en riesgo la salud pública y el bienestar de millones de personas.
La congelación de fondos y su efecto en la cooperación internacional
El freno a los fondos de USAID también afecta a miles de empresas y contratistas que trabajan en colaboración con la agencia. Hanna, una empleada de una firma que realiza estudios de salud para USAID en África subsahariana, expresó su frustración al ver cómo la congelación de fondos interrumpe proyectos que son cruciales para la salud pública. Los estudios sobre enfermedades como la malaria dependen de ciertos períodos del año, y detener estos trabajos podría retrasar la toma de decisiones clave en políticas sanitarias.
La falta de claridad sobre la duración de la moratoria y la incertidumbre respecto a la reapertura de los fondos han generado un clima de ansiedad entre los trabajadores de la cooperación al desarrollo. Para muchos, esta situación supone una interrupción drástica de su carrera profesional.
Excepciones a la congelación de fondos: ¿un alivio para los más necesitados?
Aunque la orden ejecutiva de Trump establece una moratoria de 90 días sobre la ayuda exterior, el Secretario de Estado, Marco Rubio, implementó una exención para algunos programas de asistencia humanitaria. Según este cambio, los programas que proporcionen medicamentos para salvar vidas, alimentos, refugio y otros servicios esenciales podrían continuar recibiendo financiamiento, siempre que estén destinados a salvar vidas.
Sin embargo, esta exención no se aplica a ciertos programas, como aquellos que implican abortos, cirugía para transexuales o actividades relacionadas con la ideología de género. La falta de detalles claros sobre qué programas se beneficiarán de la exención ha generado confusión y preocupación en la industria de la cooperación internacional.