La buena noticia: dormirá una hora extra. La mala: en los próximos meses, en Estados Unidos, a última hora de la tarde, estará totalmente oscuro.
El horario de verano termina a las 2 a.m., hora local, este domingo 3 de noviembre, lo que significa que debe atrasar su reloj una hora antes de irse a dormir. El horario estándar durará hasta el 9 de marzo, cuando volveremos a “adelantar” el horario de verano.
Ese cambio de horario primaveral puede ser más duro para su cuerpo. Las mañanas más oscuras y las tardes más claras pueden desequilibrar su reloj biológico interno, lo que dificulta que se duerma a tiempo durante semanas o más. Los estudios han descubierto incluso un aumento de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares justo después del cambio de horario de marzo.
“Regresar” debería ser más fácil. Pero aún puede llevarle un tiempo ajustar sus hábitos de sueño, por no hablar de las desventajas de dejar el trabajo a oscuras o intentar hacer ejercicio mientras todavía hay suficiente luz. Algunas personas con trastorno afectivo estacional, un tipo de depresión que suele estar asociada a los días más cortos y la menor cantidad de luz solar en otoño e invierno, también pueden sufrir este problema.
Algunos grupos de salud, entre ellos la Asociación Médica Estadounidense y la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño, han dicho que es hora de acabar con los cambios de horario y que mantener el horario estándar se alinea mejor con el sol y la biología humana.
La mayoría de los países no observan el horario de verano. En los que sí lo hacen (principalmente en Europa y América del Norte), la fecha en que se cambia la hora varía.
Dos estados (Arizona y Hawaii) no lo cambian y mantienen el horario estándar.
Esto es lo que hay que saber sobre este ritual que se realiza dos veces al año.
Cómo reacciona el cuerpo a la luz
El cerebro tiene un reloj maestro que se establece con la exposición a la luz solar y la oscuridad. Este ritmo circadiano es un ciclo de aproximadamente 24 horas que determina cuándo nos entra sueño y cuándo estamos más alerta. Los patrones cambian con la edad, una de las razones por las que los niños que se levantan temprano se convierten en adolescentes difíciles de despertar.
La luz de la mañana restablece el ritmo. Al anochecer, los niveles de una hormona llamada melatonina comienzan a aumentar, lo que provoca somnolencia. Demasiada luz por la noche (esa hora adicional por el horario de verano) retrasa ese aumento y el ciclo se desincroniza.
Y ese reloj circadiano afecta más que el sueño, también influye en cosas como la frecuencia cardíaca, la presión arterial, las hormonas del estrés y el metabolismo.
¿Cómo afectan los cambios de hora al sueño?
Incluso cambiarle una hora al reloj puede alterar los horarios de sueño, porque aunque los relojes cambien, los horarios de inicio del trabajo y la escuela siguen siendo los mismos.
Eso es un problema porque muchas personas ya están privadas de sueño. Aproximadamente 1 de cada 3 adultos estadounidenses duerme menos de las siete horas recomendadas por noche, y más de la mitad de los adolescentes estadounidenses no duermen las ocho horas recomendadas por noche entre semana.
La falta de sueño está relacionada con enfermedades cardíacas, deterioro cognitivo, obesidad y muchos otros problemas.
Cómo prepararse para el cambio de hora
Algunas personas intentan prepararse para el cambio de hora cambiando su hora de acostarse poco a poco en los días previos al cambio. Hay formas de facilitar el cambio, como recibir más luz solar para ayudar a restablecer el ritmo circadiano y lograr un sueño saludable.
¿Se librará algún día Estados Unidos del cambio de horario?
En ocasiones, los legisladores proponen eliminar por completo el cambio de horario. El intento más destacado, un proyecto de ley bipartidista ahora estancado llamado Ley de Protección del Sol, propone hacer permanente el horario de verano. Los expertos en salud dicen que los legisladores lo tienen al revés: el horario estándar debería hacerse permanente.
El ganadero lechero Aubrey Jarrell de Kentwood, Luisiana, no es partidario del cambio de horario. Dice que interfiere con la estricta rutina de ordeño de sus vacas y les causa estrés, “y el estrés en una vaca lechera no es bueno”. Hay una caída en la producción de leche hasta que se adapten, dijo.
“Mantengan el horario igual, sea cual sea, pero manténganlo igual”, dijo.