Los demócratas del Senado reeligieron el martes a Chuck Schumer como líder del partido, mientras ese instituto político se adentra en un período de profunda incertidumbre, sin un consenso real sobre una estrategia, y el presidente electo, Donald Trump, se prepara para asumir el cargo.
Schumer no enfrentó oposición en las elecciones del partido, en las que el senador de Illinois, Dick Durbin, también fue reelegido para el puesto número 2, y la senadora de Minnesota, Amy Klobuchar, se convirtió en la nueva número 3. En un comunicado, Schumer, de Nueva York, dijo que se sentía honrado de llevar adelante al partido “durante este período crucial para nuestro país”.
“Nuestra prioridad es lograr soluciones bipartidistas siempre que sea posible y buscar formas de colaborar con nuestros colegas republicanos para ayudar a las familias trabajadoras”, dijo Schumer. “Sin embargo, nuestros colegas republicanos no deben equivocarse, siempre defenderemos nuestros valores”.
Aunque Schumer sigue siendo popular entre sus colegas, este es un momento sombrío para los demócratas del Senado, quienes tenían la esperanza de mantener la mayoría por tercera elección consecutiva. En cambio, perdieron cuatro escaños y tendrán una minoría de 53 a 47, mientras Trump asume el cargo y presiona al Senado para que confirme rápidamente a sus nominados al gabinete.
A diferencia de hace ocho años, cuando la oposición a la estrecha victoria electoral de Trump alimentó el entusiasmo en su partido, los legisladores demócratas y muchos de sus votantes están exhaustos y en busca de respuestas.
Hasta ahora, los demócratas se han mantenido relativamente en silencio respecto a los nominados de Trump y sus planes para el cargo, en un marcado contraste con la fuerte oposición al magnate cuando fue elegido hace ocho años. Schumer ha declinado comentar sobre los detalles de cualquier nominado, y en cambio, ha permitido que la reacción republicana domine la conversación.
El lunes, Schumer escribió una carta pública al senador de Dakota del Sur, John Thune, el próximo líder de la mayoría republicana, pidiéndole que resista la presión de Trump para que le permita nombrar a algunos de sus nominados sin una votación del Senado y que insista en someter a verificaciones completas del FBI a todos los nominados. Pero no ha dicho mucho más sobre la próxima presidencia de Trump.
Mientras que algunos han sido más agresivos —la senadora de Washington, Patty Murray, presidenta de la Comisión de Salud, Trabajo, Educación y Pensiones del Senado, dijo que la nominación de Robert Kennedy Jr. para encabezar el Departamento de Salud y Servicios Humanos es “peligrosa” y “nada menos que un desastre”— varios senadores demócratas dicen que están guardando sus fuerzas y creando un enfoque.
“Todos están en una especie de modo de espera en este momento”, dijo la senadora de Nevada, Catherine Cortez Masto, que forma parte del equipo de liderazgo de Schumer. “En el gobierno anterior de Trump, había caos todo el tiempo, todo el tiempo. Y creo que es importante elegir las batallas”.
Todavía no está claro qué batallas elegirán. Y los demócratas tienen opiniones diferentes sobre cómo lucharlas.