Con la economía como la mayor preocupación de los votantes estadounidenses, no es de extrañar que el miércoles se convirtiera en un elemento central de los actos de campaña de los candidatos, la vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump.
Harris, por su parte, dio un discurso en el Club Económico de Pittsburgh en el que habló de su plan para construir una economía a favor de las pequeñas y medianas empresas, que ayude a la clase media. También rechazó las alegaciones de Trump de que está promoviendo ideas «comunistas».
La candidata demócrata dijo que estaba abierta a «adoptar las buenas ideas de donde sea que vengan», prometió duplicar el número de personas que reciben formación al registrarse como aprendices y expuso su apoyo a medidas que faciliten la compra de viviendas.
«Como presidenta, me basaré en mis valores fundamentales de justicia, dignidad y oportunidad«, dijo Harris. «Y les prometo que seré pragmática en mi enfoque».
Poco más de una hora antes, Trump ofreció su propia visión contrapuesta de la economía mientras visitaba una fábrica de muebles en Mint Hill, Carolina del Norte.
El expresidente defendió su idea de una tasa impositiva especial más baja para la industria estadounidense y prometió imponer aranceles lo suficientemente altos como para que hubiera un «éxodo» de empleos en las fábricas de automóviles de Japón, Alemania y Corea del Sur.
«Voy a poner aranceles a su competencia internacional, todos estos países extranjeros que nos han estafado, que nos robaron todos sus negocios y todos sus empleos hace años», dijo Trump.
Aunque cada uno con su estilo, los dos buscan contrarrestar las críticas del rival al tiempo que exponen sus mejores argumentos para un público que todavía se preocupa por la salud de la economía tras la crisis inflacionaria y el debilitamiento del mercado laboral que llevó al reciente recorte de las tasas de interés.
Trump se centra en la idea de EEUU contra los competidores extranjeros, mientras que Harris enfatiza la importancia de apoyar a la clase media y los empresarios.
La economía, un asunto clave en las elecciones presidenciales
Tras su discurso, Harris luego se sentó para una entrevista con MSNBC en la que reaccionó a la propuesta proteccionista de Trump: «No se trata de lanzar la idea de aranceles para todo», dijo al tiempo que añadió sobre su oponente: «Simplemente no se toma en serio muchos de estos temas».
En la entrevista, la vicepresidenta también renovó sus llamados a aumentar las tasas impositivas corporativas: «No me molesta nadie por lograr el éxito, pero todos deberían pagar lo que justamente les corresponde».
Sus respuestas llegaron tras un discurso más centrado en plantear de forma amplia su filosofía económica y los objetivos que se propone lograr, algo que contrastó con el de Trump, que fue, como es habitual, más inconexo y aleatorio, incluyendo insinuaciones sobre la conexión iraní con los dos intentos de asesinato en su contra.
Y es que el expresidente fue de decir que la tasa corporativa bajaría del 21% al 15% para las empresas que fabrican sus productos en el país si fuera elegido a sugerir que su apoyo a aranceles amplios de hasta el 20% lo han convertido en un objetivo internacional. «Es por eso que la gente en los países quiere matarme», dijo. «No están contentos conmigo».
Los candidatos están haciendo hincapié en la economía en un momento en que las encuestas muestran que es uno de los temas más importantes para los votantes a la hora de decidir a quién apoyar. Una encuesta reciente de AP-NORC concluyó que ninguno de los candidatos tiene una ventaja decisiva con el público en este tema.
Ambos dicen que su propio enfoque hará más para asegurar que la economía estadounidense, y no la de China, lidere el mundo en este siglo. Y parecen competir por ser quien aparezca como el que va a recortar los impuestos. Es un cambio significativo en el mensaje, ya que las preocupaciones por la inflación han disminuido un poco con la reducción de las tasas de interés de referencia de la Reserva Federal la semana pasada.
Harris defiende que su programa no es comunista, Trump insiste en sus ideas populistas
Harris refutó a Trump diciendo que es una capitalista que cree en una «asociación activa entre el gobierno y el sector privado». Dijo que Trump «no tiene intención de hacer crecer a la clase media». «Solo está interesado en mejorar la vida para él y la gente como él», agregó.
La candidata demócrata planea otorgar 100,000 millones de dólares en exenciones fiscales y otros incentivos para desarrollar la industria manufacturera y las tecnologías emergentes en Estados Unidos, según una persona familiarizada con sus planes que proporcionó detalles bajo condición de anonimato. Está a punto de publicar un folleto en el que describe su visión para la economía.
Los esfuerzos de la campaña de Harris para mostrar apoyo al sector empresarial se han superpuesto con los de Trump y sus ideas de corte populista. Además de proponer la exención de impuestos sobre las propinas, la seguridad social o el pago de horas extra, Trump quiere limitar la tasa de interés de las tarjetas de crédito al 10% y establecer zonas de impuestos bajos en tierras federales para atraer a los empleadores.
Trump también dice que quiere deshacerse del límite a la deducción de impuestos estatales y locales que él mismo puso en el código tributario en 2017 mientras era presidente.
Por qué Harris y Trump atacan los planes fiscales de su contrincante
Ambos candidatos ven en las ideas fiscales del otro una oportunidad para atacarlo.
Trump recientemente apodó a Harris la «reina de los impuestos» al decir que quiere aumentar la tasa impositiva corporativa del 21% al 28%, así como gravar las ganancias de capital no realizadas de personas con un patrimonio de más de 100 millones de dólares.
La vicepresidenta defiende que usaría los ingresos de esa y otras políticas para sostener los recortes impositivos para la clase media que expirarán después de 2025, así como para ofrecer nuevas exenciones impositivas a padres y pequeños empresarios. Muchas de sus políticas se basan en ideas propuestas inicialmente por el presidente Joe Biden.
Trump afirma que sus aumentos de impuestos en última instancia repercutirían en la clase media. «Ella viene a por su dinero», dijo al público de un evento el lunes. «Viene por sus pensiones y viene por sus ahorros».
Pero Harris ha demostrado que dos pueden jugar ese juego. Calificó la idea de Trump de imponer aranceles como un «impuesto nacional a las ventas», ya que podría aumentar el costo de productos como el café, la ropa, los dispositivos electrónicos, los automóviles y casi cualquier cosa que se importe o dependa de piezas importadas.
A su campaña le gusta citar un análisis que se originó con Brendan Duke, del Center for American Progress, que estimaba que un arancel universal del 20% costaría a una familia típica casi 4,000 dólares al año.
Para los contribuyentes de ingresos medios, esa suma aumentaría efectivamente la presión fiscal federal en un 50%, según cálculos basados en datos del Departamento del Tesoro.
Trump se ha presentado durante mucho tiempo como alguien que reducirá las regulaciones, pero Harris dijo el miércoles que haría lo mismo porque «ya sea un nuevo desarrollo de viviendas, una nueva fábrica o un nuevo puente, los proyectos tardan demasiado en pasar del concepto a la realidad».
«China no se está moviendo lentamente», dijo Harris. Agregó que reformaría los permisos y reduciría la burocracia porque «la paciencia puede ser una virtud, pero no cuando se trata de la creación de empleo o la competitividad de Estados Unidos».