El Partido Republicano obtuvo el 5 de noviembre una rotunda victoria en las urnas con el control de la Casa Blanca y del Congreso, pero sus mayorías en el Legislativo son de las más débiles de la historia, lo que deja a Donald Trump sin margen para deserciones para poder gobernar.
Estos márgenes tan estrechos pueden convertirse en un obstáculo para los ambiciosos planes de Trump, incluso después de haber purgado durante los últimos ocho años a la mayoría de sus detractores en el partido.
“Hemos desarrollado una habilidad que nos permite trabajar con una mayoría reducida. Es nuestra costumbre”, aseguraba este miércoles el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, tras conocer la composición final del hemiciclo.
Creador: CRISTOBAL HERRERA-ULASHKEVICH EFE
Mayoría en el Congreso para Trump pendiente de un hilo
Pese a la barrida electoral de Trump, que llegó acompañada de la conquista del Senado, en la Cámara Baja los republicanos perdieron dos escaños para un resultado de 220 a 215, el margen más ajustado en casi un siglo.
El último escaño que quedaba en juego, el del distrito número 13 de California, quedó resuelto horas antes de las palabras de Johnson, tras un mes de escrutinio, para el demócrata Adam Gray, que se lo arrebató al republicano John Duarte por un margen de 187 votos, 50,04 % a 49,96 %.
El margen ya de por sí ajustado que arrojaron los comicios, será aún más reducido porque Trump ha reclutado a dos congresistas para su Gobierno: Elise Stefanik como embajadora ante Naciones Unidas y Mike Waltz como asesor de Seguridad Nacional.
Fotografía de archivo de la nominada a embajadora ante las Naciones Unidas Elise Stefanik. EFE/Greg Nash /POOL
Además, un tercero, el efímero candidato a fiscal general Matt Gaetz, ha renunciado al puesto.
De este modo, Johnson deberá operar durante los primeros meses de Gobierno con una mayoría de 217 a 215, sin poderse permitir más de una baja o una sola deserción en las votaciones hasta que pueda reemplazar a Stefanik, Waltz y Gaetz.
“Hagan las cuentas. Podemos hacerlo. No tenemos margen, pero todos nuestros miembros lo saben”, añadió Johnson.
Aprovechar la debilidad
Consciente de que los republicanos estarán en apuros en la Cámara Baja del Congreso, especialmente durante los primeros meses, los demócratas están viendo que una de sus únicas oportunidades de obstaculizar la agenda de Trump pasa por estar unidos y presentes.
“Es crucial que cada miembro venga a trabajar y cumpla con su labor. Es lo que estamos comunicando a nuestro grupo. Su asistencia es increíblemente importante”, dijo este miércoles el número 3 de los demócratas en la cámara, Pete Aguilar.
El demócrata advirtió que “contrarrestar los excesos de los republicanos podría ser algo” que quede en sus manos a partir del próximo año.
Fotografía de archivo del congresista demócrata por California y presidente del Caucus Demócrata de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Pete Aguilar. EFE/Lenin Nolly
“Para ello -insistió- los vamos a necesitar (a los congresistas). Los necesitamos presentes. Sabemos que en la vida pasan cosas, que hay emergencias, y lo entendemos completamente. Pero hay cosas que podemos controlar”.
Un Senado exigente
En el Senado, los republicanos gozarán de una mayoría de 53 a 47, la misma que tenían cuando en 2018 tres de sus senadores se alinearon con los demócratas para salvar ‘Obamacare’ en una sonada votación que fue un duro golpe para la Casa Blanca de Trump.
Dos de esos tres senadores -Susan Collins y Lisa Murkowski- siguen hoy en el cargo.
Trump ya se ha dado cuenta incluso antes de volver al poder que su mayoría en el Senado tampoco es esta vez una carta blanca.
Primero tuvo que dejar caer a Gaetz, su polémico candidato a fiscal general, porque no tenía los votos -entre ellos el de Collins y Murkowski- para ser confirmado por mayoría simple.
Y cada vez son más ruidosos los rumores que apuntan a que su candidato para el Pentágono, el también polémico Pete Hegseth, tendrá el mismo final que Gaetz.