China ha puesto en vigor nuevos aranceles sobre productos agrícolas de Estados Unidos como respuesta a la reciente subida de tarifas impuesta por el expresidente Donald Trump. Estos aranceles afectan a una amplia gama de productos agrícolas, incluyendo pollo, trigo, maíz, soja, frutas y carnes de cerdo y res, con tarifas de hasta el 15% en algunos casos. Además de estas tarifas, Pekín ha decidido suspender las importaciones de madera de Estados Unidos y ha colocado en su lista negra a 15 empresas estadounidenses. La tensión entre ambas naciones se sigue intensificando, con China también iniciando una investigación antimonopolio contra Google.
Aranceles a productos agrícolas de EE. UU.
Los nuevos aranceles son una respuesta directa a la estrategia arancelaria de Trump que afecta a varios sectores de la economía china. A partir de ahora, muchos de los productos agrícolas importados desde Estados Unidos, que son clave en las exportaciones de EE. UU. hacia China, estarán sujetos a nuevas tarifas. Entre los productos afectados se incluyen soja, maíz, pollo y diversos tipos de carne. Este incremento impositivo afecta particularmente a la agricultura estadounidense, dado que China es el mayor mercado de exportación para estos productos, con un volumen de importación que alcanzó los 20,000 millones de dólares en 2022, según reportes del Departamento de Agricultura de EE. UU.
Aunque las autoridades chinas han indicado que los productos ya enviados hasta el 12 de abril no estarán sujetos a los nuevos aranceles, las medidas siguen siendo un golpe significativo para los agricultores y empresas estadounidenses que dependen de las exportaciones a China.
Medidas adicionales contra empresas estadounidenses
Además de los aranceles, Pekín ha adoptado medidas que afectan directamente a las empresas estadounidenses. Entre ellas, se encuentra la prohibición de que 15 empresas estadounidenses, incluidas firmas tecnológicas y fabricantes de drones que abastecen al ejército de EE. UU., compren productos chinos sin una autorización especial. Esta es una de las sanciones más duras impuestas a empresas privadas de EE. UU. en el contexto de la guerra comercial entre ambas naciones.
Por otro lado, Pekín también ha extendido la prohibición a 10 empresas adicionales que ahora no podrán hacer negocios en China, lo que genera una mayor incertidumbre para las empresas estadounidenses en un mercado clave como el chino.
La guerra comercial de Trump y las lecciones aprendidas por China
La guerra comercial entre EE. UU. y China comenzó en 2018, cuando Donald Trump impuso una serie de aranceles punitivos a los productos chinos. Desde entonces, China ha aprendido a adaptarse a esta nueva realidad, desarrollando nuevas herramientas para responder a las medidas de Trump. Pekín ha estado mejor preparado para manejar las repercusiones económicas de estos aranceles, y ha tomado decisiones estratégicas para mitigar los efectos negativos.
«Están mejor preparados para absorber el efecto, en comparación con hace varios años», indicó Scott Kennedy, presidente del consejo de administración en negocios y economía china en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales con sede en Washington. «Ya han visto esto antes», comentó Kennedy, sugiriendo que las autoridades chinas no están sorprendidas por las tácticas comerciales agresivas de Trump.
A lo largo de estos años, China ha diversificado sus fuentes de productos clave como la soja, que ahora importa principalmente de Brasil y Argentina, reduciendo así su dependencia de Estados Unidos.
Impacto económico en China
La economía china, que sigue siendo la segunda mayor del mundo, también ha experimentado desaceleración a medida que la guerra comercial avanza. A pesar de que China continúa creciendo a un ritmo anual de aproximadamente el 5%, sufre de deflación y un alto nivel de desempleo, lo que pone presión sobre los sectores más vulnerables de la economía.
En los últimos meses, los gastos del consumidor en China han caído, lo que refleja una desaceleración económica que se ve intensificada por la guerra comercial. Este fenómeno preocupa tanto a las autoridades chinas como a los expertos internacionales que analizan el impacto de la guerra comercial.
La represalia de China y la posibilidad de una resolución
A pesar de las duras medidas que ha tomado Pekín en respuesta a los aranceles de Trump, expertos coinciden en que la represalia de China está pensada para dejar margen a un posible acuerdo entre ambas partes. De hecho, la retórica de China ha sido más moderada en comparación con las medidas que podrían haber tomado en el pasado, lo que sugiere que están dispuestos a negociar una resolución a la guerra comercial.
Al mismo tiempo que anunciaba sus medidas arancelarias, China emitió un comunicado detallado en el que afirmaba estar tomando medidas para combatir la producción y el envío de fentanilo, una de las principales razones que Trump había citado para iniciar esta guerra comercial. China ha intentado mejorar su imagen internacional al abordar estos temas y reducir las tensiones con Estados Unidos en áreas específicas.
La guerra comercial entre China y Estados Unidos continúa intensificándose, con ambos países tomando medidas punitivas que afectan a sectores clave de sus economías. Los nuevos aranceles a productos agrícolas estadounidenses son una respuesta directa a las políticas de Trump y reflejan el creciente nivel de tensión entre ambos países. A medida que las negociaciones continúan, el futuro de la guerra comercial sigue siendo incierto, con los mercados y las empresas en espera de un posible acuerdo que podría desescalar la situación.