Los votantes decidirán en noviembre si California debe aumentar su salario mínimo por hora a 18 dólares para 2026 y pagar a los trabajadores lo que sería el salario mínimo estatal más alto del país.
De este modo, el estado se equipararía a Hawaii, donde los trabajadores están en vías de cobrar al menos 18 dólares por hora en 2028 en virtud de una ley aprobada hace dos años.
Cinco estados, entre ellos Alabama, Carolina del Sur y Tennessee, no tienen salario mínimo, aunque están sujetos al salario mínimo federal de 7.25 dólares por hora.
La Proposición 32 de California elevaría el actual salario mínimo de 16 a 17 dólares en lo que queda de 2024 para las empresas con al menos 26 empleados, y aumentaría esa cifra a 18 dólares por hora a partir de enero de 2025. Sin la propuesta, el salario mínimo del estado aumentaría a 16.50 dólares por hora el próximo año.
Las pequeñas empresas con menos de 26 empleados tendrían que empezar a pagar a sus empleados 17 dólares la hora en enero de 2025 y 18 dólares por hora en 2026.
Los defensores de la medida afirman que ayudará a los trabajadores con salarios bajos a mantener a sus familias en uno de los estados con más alto costo de la vida del país. Joe Sanberg, un acaudalado inversor y defensor de la lucha contra la pobreza, declaró que el aumento daría una subida de 3,000 dólares al año a más de 2 millones de californianos que ganan el salario mínimo.
Calificó la situación actual que se vive en California de «bienestar corporativo» porque los trabajadores con salario mínimo que trabajan jornadas completas no ganan lo suficiente para sobrevivir sin la ayuda del Gobierno.
«Si alguien que trabaja a tiempo completo necesita cupones de alimentos, ¿no significa eso que nosotros, como contribuyentes, estamos subvencionando la diferencia entre lo que su empleador debería pagarle para que pudiera permitirse comer y lo que realmente le está pagando?, preguntó Sanberg.
Quienes se oponen a la medida afirman que sería difícil de aplicar para las empresas, sobre todo para las pequeñas empresas con márgenes de beneficio reducidos. Argumentan que el costo repercutiría en los consumidores y podría provocar recortes de puestos de trabajo.
«Este aumento, y la importancia de lo rápido que va a suceder, tendrá realmente un enorme impacto en ellos y en su capacidad para mantener sus operaciones comerciales», señaló Jennifer Barrera, presidenta de la Cámara de Comercio de California.
Casi 40 ciudades californianas –entre ellas San Francisco, Berkeley y Emeryville, en el norte de California– cuentan ya con salarios mínimos locales superiores al estatal. Desde julio, los trabajadores de Los Ángeles cobran un mínimo de 17.28 dólares por hora.
West Hollywood tiene un salario mínimo de 19.08 dólares por hora, pero los empresarios de la zona tampoco están contentos. Una encuesta encargada por el ayuntamiento a 142 empresas reveló que el 42% de ellas había tenido que despedir a empleados o reducir su horario a causa de la ordenanza.
Los trabajadores de comida rápida de todo el estado recibieron un aumento de 20 dólares la hora en abril en virtud de una ley firmada por el gobernador de California, Gavin Newsom. El demócrata también aprobó una ley que eleva gradualmente los salarios de los trabajadores de la salud a 25 dólares la hora para julio de 2026.
Los precios de la comida rápida aumentaron 3.7% tras la entrada en vigor de la ley, mientras que el empleo se mantuvo relativamente estable, según un documento de trabajo de la Universidad de California en Berkeley. Pero las franquicias del sur de California informaron que habían tenido que recortar horas a sus trabajadores como consecuencia del aumento salarial.
Ioana Marinescu, profesora de la Universidad de Pennsylvania que estudia el mercado laboral y la determinación de los salarios, comentó que el aumento del salario mínimo no ha demostrado tener ningún efecto neto en la tasa de empleo global.
«Hay algunos resultados positivos y otros negativos, pero como promedio el efecto sobre el empleo es cercano a cero, y esto es bastante consistente en muchos estudios», explicó Marinescu.
Otro argumento habitual contra el aumento del salario mínimo es que esos puestos de trabajo mal pagados suelen estar ocupados por estudiantes o trabajadores jóvenes, quienes los utilizan como trampolín para acceder a empleos mejor pagados.
Sin embargo, un informe de la Oficina del Analista Legislativo de California reveló que aproximadamente la mitad de los trabajadores con salarios bajos tenían más de 35 años y más de una cuarta parte, más de 50 años. La mayor ocupación con salarios bajos del estado es la de auxiliares de atención de salud y personal a domicilio, y más de la mitad de los trabajadores con salarios bajos son latinos.
Según Juliette Kunin, propietaria de una tienda de regalos en Sacramento llamada Garden of Enchantment (Jardín del Encanto), las pequeñas empresas ya han tenido que lidiar con el impacto de la inflación en su cuenta de resultados. Su negocio emplea a unos seis trabajadores.
«No quiero que nadie no pueda mantenerse a pesar de trabajar a tiempo completo», comentó Kunin, que tiene sentimientos encontrados sobre la medida. «Pero, sí, si no nos sale bien, no vamos a poder sobrevivir».
Esta semana, trabajadores formaron un piquete frente al hotel Sheraton Grand Sacramento para exigir más salario y mejores prestaciones. Este año, miles de trabajadores de la hostelería de todo Estados Unidos se declararon en huelga para reclamar salarios y cargas de trabajo justos tras los recortes durante la pandemia de COVID-19.