El Gobierno del demócrata Joe Biden está ultimando otro cambio en el sistema de asilo para acelerar los trámites y la posible expulsión de los inmigrantes que siguen llegando a la frontera, una medida en cualquier caso interina mientras el presidente sigue estudiando una orden ejecutiva más contundente que podría emitirse a final de año.
Según cuatro fuentes familiarizadas con la propuesta, el cambio que se está estudiando ahora permitiría que algunos de los inmigrantes que llegan a la frontera sean los primeros en el sistema de asilo en vez de quedarse al final de la lista. La agencia de noticias The Associated Press les concedió el anonimato a estas personas para que pudieran hablar de la medida, que aún no se ha implementado.
El anuncio, que se espera que provenga del Departamento de Seguridad Nacional y del Departamento de Justicia, podría producirse este jueves, aunque las personas consultadas advirtieron que podría retrasarse. El objetivo general de este cambio es tramitar a los recién llegados con rapidez, en un plazo de seis meses, en vez de los numerosos años que llevaría con el actual retraso en el asilo.
Las nuevas normas se aplicarían a las personas que crucen entre puertos de entrada y se entreguen a las autoridades de inmigración.
El Gobierno está tomando medidas cada vez más restrictivas para disuadir a la gente de llegar a la frontera entre Estados Unidos y México. En la actualidad, cuando llega un migrante, sobre todo una familia, casi siempre se le deja en libertad en el país, donde espera a que se cumplan las fechas de los tribunales de asilo en un proceso que dura años. Procesar rápidamente a los migrantes que acaban de llegar podría impedir que otros intenten hacer el viaje.
En estos momentos, tres millones de casos, una cifra récord, están a la espera de resolución en las cortes de inmigración del país. El promedio de casos para un juez es de 5,000 y estos cambios no ayudarán a disminuir su carga de trabajo. Sólo hay unos 600 jueces.
Durante años, el Gobierno ha tratado de adelantar los casos de las personas recién llegadas que solicitan asilo, con la esperanza de deportar a aquellos cuyas solicitudes son denegadas en cuestión de meses en lugar de años. Tanto el demócrata Barack Obama como el republicano Donald Trump intentaron acelerar el proceso. En 2022, el Gobierno de Biden presentó un plan para que los oficiales de asilo, y no los jueces de inmigración, decidieran sobre un número limitado de solicitudes familiares en nueve ciudades.
Michael Knowles, portavoz del Consejo Nacional de Servicios de Ciudadanía e Inmigración, que representa a los oficiales de asilo, dijo en una entrevista en febrero que el plan de 2022 era “un programa muy importante que obtuvo muy poco apoyo”.
El año pasado, el servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés) implementó en 45 ciudades una iniciativa para acelerar los controles iniciales de asilo de las familias y deportar a quienes no los superen en el plazo de un mes. ICE no ha publicado datos sobre cuántas familias han pasado por esos controles y cuántas han sido deportadas.