El presidente, el demócrata Joe Biden, firma este jueves una orden ejecutiva que tiene como objetivo ayudar a las escuelas a que los simulacros de tiroteos sean menos traumáticos para los alumnos sin perder eficacia. Busca además restringir nuevas tecnologías que hacen que las armas sean más fáciles de obtener y dispara.
Biden ha prometido trabajar hasta el final de su mandato, en enero de 2025, centrándose en los asuntos que más le importan: frenar la violencia armada El presidente, de 81 años, afirma a menudo que ha consolado a demasiadas víctimas y ha viajado a demasiadas escenas de tiroteos masivos.
En su mandato ha tenido un papel decisivo en la aprobación de la leyes sobre seguridad de las armas y ha buscado prohibir las armas de asalto, restringir el uso de otras y ayudar a las comunidades tras los tiroteos. Creó la primera oficina de prevención de la violencia armada, dirigida por la vicepresidenta, Kamala Harris, ahora candidata a la Casa Blanca.
Tanto Biden como Harris van a hablar sobre el azote de la violencia armada durante un acto celebrado por la tarde en el Rose Garden.
La nueva orden insta al Gobierno a analizar cómo los simulacros de tirador activo pueden causar traumas a estudiantes y educadores, en un esfuerzo por ayudar a las escuelas a crear escenarios que “maximicen su eficacia y limiten cualquier daño colateral”, indicó Stefanie Feldman, directora de la oficina para la prevención de la violencia armada.
La orden también crea un grupo de trabajo para investigar las amenazas que plantean los dispositivos de conversión de ametralladoras, que pueden convertir una pistola semiautomática en un arma de fuego totalmente automática; y estudiar la creciente prevalencia de las armas impresas en 3D, que se crean a partir de un código de internet, son fáciles de fabricar y no tienen número de serie para rastrearlas. El grupo de trabajo deberá presentar un informe en 90 días, poco antes de que Biden abandone su cargo.
En general, la mayoría de los estadounidenses desean leyes de armas más estrictas, independientemente de cuáles sean la ley vigente en sus respectivos estados. Ese deseo podría estar vinculado a la percepción que tienen algunos de que un menor número de armas en circulación podría reducir los tiroteos masivos.
Cuatro personas murieron y otras 17 resultaron heridas cuando varios tiradores abrieron fuego el sábado en un popular local de ocio nocturno de Birmingham, Alabama, en lo que la policía describió como un “ataque” a una de las personas asesinadas.
Hasta el miércoles se habían registrado al menos 31 asesinatos masivos en Estados Unidos en lo que va de 2024, dejando al menos 135 personas muertas, sin incluir a los tiradores que murieron, según una base de datos de la agencia de noticias The Associated Press y el diario USA Today en colaboración con la Universidad Northeastern.