Las dudas empiezan a disiparse con respecto a ‘Nadalcaraz’ en París 2024.
La inédita pareja ha regalado un grandísimo partido demostrando un muy buena condición física de ambos tenistas. En casi 2 horas el dúo balear/murciano peleó cada uno de los puntos al máximo nivel ante unos González/Molteni que han puesto una resistencia digna de su posición en el ranking.
Una Philippe Chatrier rendida a los españoles y con presencia de leyendas como Pau Gasol no dejó de apoyar desde el momento del primer peloteo de calentamiento. Un Carlos que vino de menos a más y un Nadal que impuso su calidad desde el primer minuto (con un vendaje que llamaba la atención) llevaron a una victoria que servirá de impulso anímico para el partido siguiente, que saldrá del ganador del duelo entre Fucsovics y Marozsán ante Griekspoor y Koolhof.
El partido empezó con una dinámica bastante parecida a lo que esperábamos en la previa, la pareja argentina era un autentico muro: difícil de vencer en velocidad a la red, devolución de todos los cambios de perfil y un saque bastante consistente de ambos tenistas. La respuesta de la pareja española fue igual de fuerte, un incómodo Carlos en el primer set supo depender de su ídolo en la pista. Ante la falta de ritmo en el dobles, por momentos le quedaba chica y cometía bastantes errores no forzados (más de 10 entre los dos en el primer set), pero la experiencia del manacorí impuso un ritmo de juego que resultó positivo después de un break y contrabreak en la primera media hora de juego.
Es esa evolución activa de Alcaraz sacando lo mejor de su compañero, que terminó de definir el primer set y la dinámica del resto del partido, no hubo punto no peleado, mal saque no lamentado ni gran esfuerzo físico no celebrado entre los dos. La compenetración creciente entre la pareja leyenda-estrella emergente será seguramente una de las claves a seguir mirando el futuro de estos juegos.
El final del primer set fue todo grandes noticias para la pareja española, sacando adelante el resultado con un definitivo 7-6 en el tiebreak y algo para el futuro del partido y del torneo: Carlos ya se notaba más cómodo en la dinámica de dobles.
El duelo se mantuvo con la misma tensión en toda su duración, los argentinos nunca sacaron el pie del acelerador y lograron forzar que Nadal en el segundo set sacara una versión que recordamos de sus grandes gestas en esta cancha de Roland Garros. La arcilla que no ha sido especialmente amiga del balear en dobles ha dado por hoy su cara recordada en singles: velocidad, eficiencia y, en este caso, mucho compañerismo.
Remontada para sumar épica
Si el primer set se trató de soltar nervios y toma de contacto, el segundo fue el de la batalla campal. Ambas parejas ya se sentían más finas en la pista y mostraron mucho mejor toda la amplitud de su juego. La pareja argentina iba mucho más agresiva tras el saque y la contraparte española cometió muchos menos errores.
La definición terminó siendo una gestión de épica y resto físico digna de estudio, una remontada de un 3-0 parcial dejaba claro el objetivo que ambos españoles tenían entre ceja y ceja: finiquitar el partido en dos sets.
Con 4-4 ante servicio de Molteni, una fantástica jugada de Alcaraz daba el break definitivo. Nadal se puso el traje de matador y no tuvo un fallo tras el break, 7-6(4), 6-4 sellado con una volea de Carlos que le sirve de premio doble, primero a el murciano por una evolución admirable en el juego y a la pareja por un peleadísimo partido sacado adelante a puro corazón y talento.