El partido frente a Alcaraz no fue como el serbio esperaba y su actitud comedida fue de lo más comentado en el día de la final.
Novak Djokovic siempre ha sido un tenista que, dentro del nivel tan excelso que ha mostrado en su tenis, han destacado los momentos díficiles donde el serbio ha tirado de caracter para combatirlos, ya sea consigo mismo o con la grada. Sin embargo, a pesar de la derrota frente a Carlos Alcaraz, su actitud fue todo lo contrario a la tensión que se podía esperar, y eso llamó la atención de muchos.
Ya en los octavos de final de Wimbledon frente a Rune, tras acabar su partido, les dio ironicamente las “muy buuuuuuenas noches” a la grada de una Pista Central de Wimbledon, que le había pitado en varias ocasiones. Pero el pasado domingo frente al tenista murciano, todo fue diferente. Como en él es costumbre. fue muy deportivo con el rival; lo que verdaderamente destacó es que, ante momentos donde la grada se le puso en contra, el serbio no sobrereaccionó, como sí podía haber hecho en otro momento de su carrera. “Dudo que gritar a la grada me hubiese ayudado”, admitió el ganador de 24 Gran Slams en la entrevista postpartido al medio serbio Sportklub.
Djokovic fue superado con rotundidad por parte de Carlos Alcaraz. En ningún momento del partido, salvo en el break que le hizo a Carlos Alcaraz, se vio al Djokovic que todo el mundo del tenis conoce, y aunque seguramente en el pasado Novak habría reaccionado de una manera diferente, el serbio tiró de comedimiento y tranquilidad para afrontar los momentos duros de la final.