Resolver correctamente la papeleta que tenían los Lakers en el trade deadline no era sencillo. Para empezar tenían que mover uno de los contratos más grandes de toda la NBA y, al mismo tiempo, no salir muy perjudicados de aquello.
Rob Pelinka salió muy reforzado del cierre del mercado de traspasos, pudiendo así darle a Darvin Ham herramientas suficientes como para que los angelinos luchasen por entrar en el Play-In. Aprovechar el gran momento que vive LeBron James era una obligación y ahora los californianos lucen de un modo muy diferente al de principios de febrero.
Más allá de la llegada de D’Angelo Russell o la salida de Russell Westbrook, hay dos jugadores en concreto que tienen gran parte de responsabilidad en la mejoría que han experimentado los Lakers: Malik Beasley y Jarred Vanderbilt. Sin tener en cuenta el 9 de febrero (día del deadline), los californianos atesoran un balance de 3 victorias y 1 derrota. Un trance que podría debatirse si es el mejor de toda la temporada del equipo pues más allá de resultados, las sensaciones están siendo sumamente positivas. Sensaciones que tienen que ver con esa pareja mencionada, la cual ha hecho mejorar notablemente el rendimiento de los Lakers en dos apartados vitales a día de hoy como son los triples y la defensa.
Esas eran las áreas donde más debían reforzarse los angelinos poseían el quinto peor registro en acierto exterior (33,9%) y la undécima peor defensa (113,1). En ese breve lapso de partidos que han acontecido tras el cierre del mercado han elevado sus registros hasta colocarse como la tercera mejor defensa (106,7) y un equipo en la media en triples (35,7%, 14º). Ese impulso debe mucho al instantáneo encaje que Beasley y Vanderbilt han tenido, pero también a la vocación de LeBron por integrarles en el sistema.
Con ambos dos en cancha el rendimiento de los Lakers ha sido más que destacable, acumulando un +3,6 de net rating en 65 minutos. Pero es más positivo si a la ecuación se añaden las dos estrellas angelinas como son el mecnionado LeBron y Anthony Davis. Este cuarteto ha sido el mejor con diferencia desde que sucedieran todos esos cambios en el plantel californiano, registrando un ratio ofensivo de 125 y permitiendo apenas 93,3 puntos por cada 100 posesiones, es decir, un net rating de +31,7 en 21 minutos. No es de extrañar que estos cuatro hayan funcionado tan bien pues ofrecen un equilibrio necesario en los dos costados del campo así como en cuanto a roles a desempeñar.
Beasley es un tirador en recepción magnífico (45% en 4 partidos) así como un defensor correcto. En cierto modo, el ex de Jazz viene a desempeñar una función que siempre ha resultado necesaria junto a LeBron. Un rol que podría resumirse enunciando el nombre de JR Smith, quien en su etapa en los Cavs se convirtió en un imprescindible para que todo tuviera sentido. Este breve periodo de tiempo junto al Rey sirve para encontrar bastantes similitudes entre ambos:
Vanderbilt es el prototipo perfecto de defensor moderno: brazos largos, versátil e inteligente, capaz de anotar también en transición. El alero anticipa fantásticamente la dirección del balón, interviniendo desde el lado débil y cortando líneas de pase como uno de los mejores de la liga. Vanderbilt es un diamante en bruto a nivel defensivo pese a todas sus limitaciones ofensivas:
Pese a todo lo escrito, el volumen de minutos es todavía bajo, lo cual hace complicado establecer sentencias en firme. No obstante, la tendencia y el rendimiento en ese breve periodo invita a creer que será algo a tener en cuenta de aquí al cierre de la Fase Regular. De hecho, Beasley y Vanderbilt son dos de los cuatro jugadores de los Lakers con quien más tiempo ha pasado en cancha LeBron desde el deadline con +21,3 y +29,5 de net rating respectivamente.
Los Lakers tienen un panorama asequible en lo que resta de campaña, lo que si se suma a lo compacta que está la Conferencia Oeste se abre la puerta a que acaben no solo en puestos de Play-In, sino con razones para soñar en postemporada.
Era evidente que los angelinos tenían que hacer cambios, pero resultaba del todo improbable pensar que estos acabarían con dos piezas del impacto de Beasley y Vanderbilt, quienes parecen haber nacido para jugar junto a LeBron James.