Prefirieron no festejar LaLiga… para enfocarse en el reto más importante de la temporada.
«El sábado estábamos contentos por haber ganado la Liga, pero debíamos controlar nuestra alegría porque debíamos preparar este partido». Carlo Ancelotti tomó la palabra en la Ciudad Real Madrid para resumir el sentir del vestuario blanco tras conquistar el título liguero, uno que ha provocado un inusual lío con la celebración. Primero se festejó el título tras la derrota del Barça en el palco por culpa de los horarios; después se publicó que la RFEF quería que se entregase el trofeo en Granada; una opción a la que el Madrid se negó; y se acabó dando marcha atrás para hacer doble entrega: en Valdebebas y en el estadio blanco antes del partido frente al Alavés
Así las cosas, la plantilla se quiso desmarcar desde el primer momento de unos festejos para centrarse en el objetivo primordial de cada temporada. «Nos dedicamos a ganar nuestros partidos. Cuando nos den la copa, lo celebraremos. Nos es indiferente. Ahora estamos focalizados en el partido de mañana, que es de exigencia máxima», explicó Carvajal en la previa de la vuelta de las semifinales de Champions. La decisión fue aplaudida por parte de la afición blanco… y criticada por otro sector que entendió que el Madrid estaba ‘desprestigiando’ el título logrado. Nada más lejos de la realidad. El vestuario sabe que lo logrado hasta el momento es asombroso (LaLiga y Supercopa de España), pero que la temporada no ha terminado aquí. «Por supuesto que la vamos a celebrar», zanjó el italiano.
La decisión de la plantilla blanca va ligada a esa exigencia máxima que tienen cada temporada. Tras la victoria del Girona frente al Barça la euforia se apoderó del vestuario, pero fue una alegría controlada. «La luciremos ante nuestra afición cuando el club y nosotros lo consideremos oportuno», aseguran. El sueño de luchar por la Decimoquinta estuvo en la cabeza de todos los jugadores y el mensaje que siempre ha acompañada a Tchouaméni… terminó calando entre el resto de sus compañeros. «El trabajo no está terminado», fue la frase más repetida tras volver a los entrenamientos a Valdebebas el domingo. LaLiga se ganó el día anterior, pero el mensaje era claro: «Ya tendremos tiempo de celebrarla el próximo fin de semana». Ahora tocaba pensar en la Champions.
Cibeles debía esperar porque Wembley miraba de reojo al plan del Real Madrid. Un hambre competitivo que ha permitido al club blanco llegar a este punto de la temporada con la posibilidad de firmar otro doblete único. Cierto es que los jugadores siempre tratan de disfrutar cada momento al máximo, pero la exigencia del club blanco es tan grande que no hay casi tiempo para ello. Reseteo y a luchar por el siguiente título. Una filosofía que el centrocampista francés ha copiado de la leyenda del baloncesto Kobe Bryant.
El pasado 26 de enero se cumplieron cuatro años del fallecimiento de la estrella de Los Lakers, pero su imborrable legado y su mentalidad competitiva sigue influyendo en cada deportista del planeta. Y es que el mensaje de Tchoauméni que ha calado en el vestuario blanco tiene su origen en una frase de Kobe después de que su equipo se pusiera 2-0 en las finales de 2009 frente a Orlando Magic. El mítico escolta respondió a un periodista que le preguntó si todavía no era feliz. La respuesta de Kobe («Job’s not finished) pasó a la historia y todavía en el Staples Center está grabada a fuego. Ahora, la Ciudad Real Madrid se ha adueñado de ella para encarar el partido más importante de lo que va de temporada