Victoria inapelable de Tadej Pogacar en Isola 2000 para sentenciar la victoria en la 111ª edición del Tour de Francia.
Jonas Vingegaard y Remco Evenepoel mantienen sus posiciones.
Tadej Pogacar ha despejado todas las dudas que había. Muchos ríos de tinta y muchas palabras se habían vertido para tratar de analizar qué podía suceder en el duro tríptico final de alta montaña con el que finalizaba la 111ª edición del Tour de Francia y especialmente este viernes con el primer y más duro asalto que esperaba a los 143 corredores que tomaban la salida de Embrun. El propio líder esloveno de la carrera, doble ganador del Tour en los años 2020 y 2021, dijo en la previa de la 19ª etapa que la consideraba como la jornada reina del Tour y como rey que es él del pelotón así se ha comportado este 19 de julio para acabar logrando una nueva sensacional victoria en Isola 2000, la 15ª en el Tour de Francia, la cuarta de esta edición y que además le sirve, salvo descalabro mayúsculo, para sentenciar la carrera y empezar a saborear su tercer Tour de Francia con sólo 25 años.
Lo cierto es que el escenario de esta etapa era de aquellos que invitaban al disfrute. Una etapa rompedora, corta y explosiva, de 144,6 kilómetros, de constante sube y baja, sin descanso, con dos puertos de categoría especial (Col de Vars, 18,9 km al 5,6%; y la Cime de la Bonette (23,1 km al 6,8%) por encima de los 2.000 metros y este último tocando casi al cielo en los 2.800 metros, en la carretera más alta de Europa y la cima más alta que ha subido el Tour en su historia, antes de afrontar la subida de primera categoría de Isola 2000 (16,1 km al 7,1%).
Se formó de inicio una fuga de 21 corredores, en la que Visma, el equipo de Vingegaard, quiso tener protagonismo con la presencia de Jorgenson y Kelderman. La fuga se iría rompiendo a medida que avanzaba la etapa y por detrás el equipo UAE controlaba el ritmo de los mejores. Nadie podía saber cuándo y quién se movería, si habría algún ataque de lejos, de muy lejos o en los kilómetros finales, mientras tanto Pogacar jugaba al despiste dejándose caer a cola de este selecto grupo.
El ritmo que se marcaba era demoledor y causa estragos enl los corredores. Todo el equipo de gregarios del UAE se fueron vaciando para Pogacar. Cumpliendo a rajatabla las órdenes que les llegaban desde el coche, mientras Vingeggaard iba solo y Evenepoel bien arropado por un Landa sensacional.
Por delante, ya a solo 13,2 kilómetros de meta, el estadounidense Jorgenson atacaba y se iba, dejando atrás a Simon Yates y Richard Carapaz, los únicos que habían sido capaces de seguirles. Buscaba Visma la victoria de etapa, pero Pogacar no lo iba a permitir.