La superioridad del esloveno multiplica los debates y su comparación con Merckx.
La segunda semana de la corsa rosa se presenta exigente, con montaña, varios sprints y una crono.
El Giro disfrutó de la primera jornada de descanso en Nápoles con el pronóstico inicial acuñado a fuego: el esloveno Tadej Pogacar se tomó «algo de pizza y un capuchino» con la maglia rosa encarrilada después de 3 victorias y 8 días de líder, un dominio abrumador que hace muy previsible el trascurrir de la prueba hasta el próximo día 26.
Pogacar cerró la primera semana completa con 2.40 minutos de ventaja sobre el colombiano Daniel Felipe Martínez (Bora) y de 2.58 respecto al galés Geraint Thomas (Ineos), los ocupantes de las plazas secundarias del podio. Una ventaja que le permite al doble ganador del Tour de Francia olvidarse por unas horas de la carrera para disfrutar de los encantos de Nápoles.
La superioridad de Pogacar en su debut en la corsa rosa, con el doblete Giro-Tour en mente, ha desatado los debates del aburrimiento que supone su manera de «jugar» con los rivales y la comparación con el mítico «Canibal» belga Eddy Merckx.
El aburrimiento está claro que afecta más a los rivales que al propio Pogacar, quien corre por y para ganar, y tal vez a algunos aficionados que preferirían mas competencia. La comparación con Merckx aún dista mucho de ser real. El palmarés del mito aún queda a años luz y el esloveno hace muecas cuando le recuerdan las 68 etapas ganadas por el belga en grandes vueltas.
De momento, Pogacar ha ganado en dos cimas, Oropa y Prati di Tivo, pero la diferencia la ejecutó en la crono de Perugia, donde endosó 1.48 minutos a Dani Martínez y 2 a Thomas. La semana entrante tendrá dos opciones de lucirse en la montaña, el martes en Bocca della Selva y el domingo en Livigno, el día del Mortirolo.
Con el camino a Roma bastante despejado para Pogacar, el Giro se agarra a otros alicientes, por ejemplo en la lucha por la «maglia ciclamino» de la regularidad. Los esprinters tendrán varias opciones esta semana, por lo que habrá pelea encarnizada entre los «guepardos» del pelotón, los Jonathan Milan, Tim Merlier, Kaden Groves y Olav Kooij.
En cuanto a la participación española, aparte de los simbólicos 5 participantes, hasta el momento cabe destacar la gran victoria en la sexta etapa del asturiano Pelayo Sánchez (Movistar) en Rapolano Terme, un triunfo que ponía fin a una sequía nacional de 5 años en la carrera rosa.
Interesante la forma de ganar del corredor de Tellego, de 24 años, formado en el Burgos BH, entrando en una fuga de tres junto al doble campeón del Mundo Julian Alaphilippe y superando al francés por velocidad y astucia al esprint. Un novato ganó la partida a un auténtico zorro del ciclismo mundial.
Por lo demás, la general resulta un tanto deprimente para los españoles, ya que el primero en la general es Juanpe López, decimoséptimo a 9.41. El ciclismo nacional espera mejores momentos en el Tour con Juan Ayuso y Carlos Rodríguez.
El Giro vuelve a la actividad este martes con una etapa de montaña entre Pompeya y Cusano Mutri, Bocca della Selva (17:12), etapón en el sur de los Apeninos con un ascenso final a meta de 18 km al 5,6 por ciento. De nuevo Pogacar dispuesto a aumentar diferencias.
A partir del miércoles días dulces para los velocistas, al menos hasta el domingo, cuando vuelve la alta montaña. La undécima etapa tiene los 80 últimos km llanos y habrá probable esprint. La siguiente, el jueves entre Martinsicuro y Fano, de 183 kms, tiene aroma de clásica, con continuas subidas y bajadas, propicia para las escapadas y aventuras de última hora.
El viernes, entre Riccione y Cento, llega una etapa completamente llana que conecta las playas con el centro del Valle del Po. Esprint asegurado. Día previo a la crono de 31 km entre Castiglione delle Stiviere y Desenzano del Garda. El Giro puede quedar aún más sentenciado en este examen propicio para especialistas.
Cierra la semana la jornada entre Manerba del Garda y Livigno, Mottolino, larga, de 220 kms, prueba de fuego en la alta montaña con final por encima de los 2.000 metros. Cinco puertos puntuables, para empezar el Lodrino (3a), seguido del Colle San Zeno (2a) y del legendario Mortirolo (1a, 12,6 km al 7,6 por ciento).
Tras el descenso del Mortirolo perfil ascendente hasta meta, con el Passo di Foscagno (1a, 14,6 km al 6,3) y la subida final a Mottolino (1a, 4,6 km al 7,7).