Un aficionado le tiró una bolsa de patatas al líder del UAE cuando estaba a dos kilómetros de meta.
En el ciclismo, como en todos los deportes, los protagonistas deben ser aquellos que compitan, como en este caso lo deberían ser los ciclistas. Pero en el transcurso de la etapa 14, una de las más fuertes de todo el Tour, un aficionado se empeñó, casi al final de la etapa, en robarle el protagonismo al líder Tadej Pogacar.
Cuando el esloveno del UAE-Emirates se encontraba en plena ascensión de los Pirineos para llegar a la meta en solitario, sacándole una diferencia de tiempo importante a sus dos perseguidores, Vingegaard y Evenepoel, un «aficionado» cogió un puñado de patatas de bolsa y se las lanzó a la cara a Pogacar.
No contento con haber ganado su segundo de gloria, dicha persona repitió el gesto con el líder del Visma-Lease a Bike, precipitando de nuevo, unas cuantas patatas fritas, sobre la cara de Vingegaard mientras ascendía el puerto tratando de recortarle distancia al maillot amarillo del Tour de Francia.
Una etapa, donde pese a que la nota negativa la haya dado alguien que no valora el esfuerzo titánico que realizan los ciclistas, se ha vuelto a ascender al Tourmalet y que ha abierto el telón de las grandes etapas de montaña de esta edición.
Se lleva pidiendo durante años un mayor control sobre la gente en las etapas donde se concentran multitudes de personas. Primero porque apenas dejan espacio, teniendo que pasar los ciclistas por los huecos más angostos y después porque imágenes como la de hoy no le hacen bien al ciclismo.