Lakers. Aprovechando las bajas y dudas de los Sixers lograron los Lakers apaciguar las aguas y apuntarse un nuevo triunfo, cambio de alineación incluido.
Lakers calmaron mínimamente las voces críticas con una victoria en casa ante uno de los conjuntos punteros de la conferencia contraria que, sin embargo, está en las horas más bajas de la temporada. Mucho más que las de los angelinos.
Con ello se mantienen invictos en el Crypto Arena tras cuatro pruebas. Mirando al cómputo global eran cuatro las caídas en los últimos cinco compromisos después de una gira aciaga, por lo que había que darle un nuevo impulso al equipo de las diecisiete Ligas. Redick, después de sentar las bases con un análisis delicado en público, cambió la alineación.
Lakers. Funcionaron esos rudimentos con los que va a salir a jugar a partir de ahora. Russell, en constante examen por los despistes que tiene y lo poco que compensa con su indudable calidad, será suplente. De primeras cumplió con 18 puntos en 25 minutos y aporte positivo cuando estuvo en cancha. Reaves, el otro armador, fue titular y sumó 20 puntos con seis triples. Y los dos pilares fundamentales brillaron de igual manera: otro triple-doble para LeBron James, 21+12+13, y mayor anotación de la noche para Anthony Davis, 31 tantos. El más beneficiado fue Cam Reddish, que entró en el quinteto inicial. Todo sonrisas de púrpura y oro. Y casi parece ínfimo el 116-106 con el que se resolvió la batalla. Pequeño respiro para unos Lakers, aún con Bronny en sus filas antes de que parta hacia la liga de desarrollo, a los que se les presentaba el flato.
Los Sixers se aferran a lo que tienen, pero es que es muy poco. La última lesión que han sufrido es la de Tyrese Maxey, que estará al menos dos semanas fuera. Joel Embiid estará de regreso próximamente, aunque pesa mucho que hasta ahora no hayan podido gozar de él. Paul George se perdió los primeros partidos y su aportación es floja desde entonces. Para colmo a Nick Nurse le ha desaparecido de la mente un escolta veterano como Eric Gordon, que este viernes no entró en juego sin que las molestias físicas fueran la razón. Llevan siete derrotas en ocho encuentros. Se les está complicando.
“Ha sido una victoria de grupo. Hemos tenido una reacción muy profesional a cómo era el partido y el plan que habíamos diseñado. Sobre todo, en la atención al detalle. Hemos tenido numerosas posesiones en las que las cosas que queríamos ver han sido visibles”. Después de los recados que mandó tras caer con los Grizzlies, Redick destacó la labor de sus chicos para entrar en el fin de semana con buen sabor de boca. Ganaron los tres primeros cuartos y dejaron que el rival maquillara los números en el último. Guerschon Yabusele anotó tres de sus catorce tantos en un triplazo sobre la bocina del tercer periodo, una jugada de videoteca, pero donde se vio que el ánimo de los de Philly está por levantar. El francés actuó saliendo desde el banco y no pudo con LeBron James, rememorando aquel mate sobre él en los Juegos que le abrió las puertas de América y que tan lejos le quedó este viernes. Redick, técnico local, destacó, entre otros aspectos, que Cam Reddish ejecutara un único tiro en casi media hora sobre el parqué pero fuera importantísimo en defensa para que Paul George no se sintiera cómodo.
Esto es un sumatorio. D’Angelo, otro aporte al mismo. Cometieron algún error al cerrar el rebote defensivo y con algún espacio de más en las transiciones, sí, y aún con ello les dio para brillar. Rozaron los veinte de ventaja y mantuvieron ese margen hasta los minutos de la basura. Este cambio de tercio en Los Ángeles, a falta de que haya más que se sumen a la fiesta, pone en positivo el balance clasificatorio en el salvaje Oeste y echa hielo en los calores que le habían subido a sus aficionados. Después de este choque entre conferencias hay dos caminos: los Lakers se verán de nuevo con los Raptors en la vuelta de un duelo que ya se les dio bien; los Sixers vuelven a Filadelfia, quién sabe si ya con Embiid en sus filas, para buscar el segundo triunfo del año. Severo contraste en el torneo.