Una gran segunda parte de los galos deja fuera de juego a la granítica Alemania y manda a Francia a su segunda final olímpica consecutiva.
Un rugido llena las gradas de París-Bercy: «Allons enfants de la patrie». Otra vez, ‘La Marsellesa’. Otra vez, Francia. La selección que vive entre la crítica y el optimismo vital. La selección del prodigio del futuro, pero que se agarra a sus competidores. La anfitriona jugará la final olímpica de París 2024 tras noquear (73-69) a la campeona del mundo Alemania en una enorme semifinal de los Juegos. Con un arreón tremendo que despertó a los locales y al que el equipo teutón no llegó. Como bien representó su estrella, capitán y abanderado Dennis Schröder al dejarse un tiro libre vital en el aro.
Francia lo hizo tras una preparación pésima, un torneo irregular y dos triunfos de puro carácter en París. A Alemania le ganó esperando el momento, acelerando y resistiendo. Con un Guerschon Yabusele (17 puntos y 7 rebotes) brutal, apoyado, de nuevo, por Isaia Cordinier (16). Su celebración total decía todo. Ahí tienen su final soñada.
Tras el estallido con ‘La Marsellesa’ y un ambiente brutal, Alemania no pecó de lo que le pasó a Canadá en cuartos contra Francia. No dejarse llevar por el envoltorio y apretar a los galos. Así se entendió una presentación con 2-12 en tres minutos, contra que la anfitriona tuvo que mover ficha. Como ante Canadá, corrió a cuenta del volcánico Isaia Cordinier. Sus 9 puntos encendieron a la tricolor, aunque no cambiaría el plan teutón. Johannes Thiemann y Moritz Wagner se hicieron fuertes por dentro y Nick Weiler-Babb volvió a abrir herida desde el exterior (18-28, 11′).
Francia remaba, pero contó, en este choque con mayor entonación que en los dos anteriores, con un momento brutal de Victor Wembanyama. Aportó en ataque, colocó un tapón descomunal a Mo Wagner y repitió en aro contrario con un 2+1 para que la anfitriona (25-28, 15′) no perdiese el hilo a la semifinal olímpica.
Equilibró por completo (33-33) el primer tiempo del partido. Literalmente, de hecho. Con un mate empató tras un brillante intercambio en el que Alemania encontró a su tirador Andy Obst. Esos ‘guantazos’ por los dos lados siguieron tras el intermedio, con un brutal Guerschon Yabusele (8 puntos en un abrir y cerrar de ojos) encontrando respuesta en Schröder (45-45, 24′).
Esa guerra a un bloque como Alemania quizá no le siente tan bien como su control y ritmo. Se mostró en los mejores momentos galos, al encontrar acierto exterior en Fournier y Cordinier, y pudiendo con Schröder tras sus mejores acciones. Y como ocurrió en los cuartos, Lessort se unió para dar más poder a la zona.
La propuesta gala subió de nivel. Y siguió alcanzando cotas muy difíciles de escalar por la campeona del mundo. Wembanyama metió un triple y taponó, en otro movimiento inimaginable, a Schröder, Lessort siguió percutiendo la zona y Franck Ntilikina aportó otro más. Golpe en la mesa (66-55, 34′). Con esa ventaja, los de Vincent Collet jugaban con la ventaja del tiempo, los contactos y la fuerza de un Lessort ingobernable obteniendo faltas y rebotes.
Para Alemania, solo un movimiento en el tablero. Volver a anotar tras el colapso. Cosa que Isaac Bonga y Obst consiguieron, pero, acto seguido, encadenaron tres fallados consecutivos que mantenían una renta gala interesante entrando al minuto final. (69-65, 39′). Poca, después una bandeja de Schröder que despertó, otra vez, a la ofensiva alemana, pero podía servir.
Aunque había tela por cortar. Franz Wagner, desaparecido en la segunda parte, anotó un triple y obligó a Francia a sacar algo positivo. Fue extraño, pero lo consiguieron. Su ataque no encontró buen tiro y Wagner, de nuevo, pudo ser protagonista. Fournier fue a inquietar y el alero de los Magic perdió la bola.
Tampoco sería el golpe de teatro. Wembanyama, desde el tiro libre, solo metió uno. Y permitió a Alemania un último movimiento. Pero Schröder recibió falta… y falló su primera personal. Lo que nadie se podía esperar, ocurrió. El error abrochaba el 73-69 total que vuelve a mandar a Francia a la final olímpica. Como en Tokio. Tras sufrir, un vestuario volcánico y encontrando su mejor juego en París. ‘La Marsellesa’ vuelve a retumbar porque Francia tiene su final olímpica soñada.