Barcelona coronó a un equipo único lleno de leyendas. Pekín devolvió el orgullo a pertenecer.
París, la ciudad mágica, volcánica y entregada, eleva al cielo al equipo más temible del baloncesto moderno.
El Dream Team de los Estados Unidos de América es el campeón olímpico de un torneo único e inigualable en la capital francesa. Reinó ante Francia, en París (87-98). Tras una final durísima, en la que las estrellas sacaron de su catálogo la forma de competir, el talento y la grandeza.
«Hacen bailar a los Dioses y las Diosas», dice la canción de los ‘finales’ de partido en Bercy. Y resume, en cierto modo, qué significa esa medalla de oro.
París ya será para siempre del Dream Team. Se unieron para unos Juegos históricos, y sin perder ningún partido se marchan. Oro bajo el brazo, con un baloncesto poco generoso y desordenado, pero absolutamente imparable. Y con eso hay mucho ganado.
Ante una Francia brillante surgió una Estados Unidos con propuesta clara y sin bajarse del carro ganador. De mandar e imprimir ritmo. Además de ser una cuestión de todos, pues se repartió la anotación hasta que un Stephen Curry increíble encadenó tres triples para servir la medalla de oro (24 puntos y 8 triples). En Francia, Victor Wembanyama (26) hizo un partido descomunal, de puro líder. Y Yabusele (20) acompañó con otra actuación brutal.
La final olímpica era el partido que todo el mundo quería en París, y se vivió como una fiesta. ‘La Marsellesa’, ingrediente que hace de un buen choque algo especial, retumbó y en Bercy se presentó una Francia respondona. Victor Wembanyama, especialmente motivado, metió siete puntos en pocas jugadas y Estados Unidos se abrazó a LeBron James y las transiciones mientras su tiro exterior no carburaba (en número, no en porcentaje) en minutos de muchísima calidad (11-14, 7′) por ambos lados.
Ese volumen desde fuera lo subió Anthony Edwards. Encadenó dos triples, inició su show de gestos, y colocó a Estados Unidos con un parcial a favor (15-20, 10′). Pero Francia siguió contestona. Guerschon Yabusele se activó, Matthew Strazel firmó un triplazo y Bilal Coulibaly acompañó con transición (25-24, 13′). En ese intercambio de golpes, los de Steve Kerr lograron estabilizarse con triples de Booker y Curry, y un enorme 2+1 de LeBron (31-37, 16′) tras un conato de ‘movida’ entre De Colo y el escolta de los Suns.
Era la tónica hasta el descanso (41-49). Estados Unidos, más constante en sus tirones gracias a Durant, Curry y la actividad de LeBron en los dos lados. Pero Francia se agarraba, tomando como bastión a un Yabusele ingobernable. 10 puntos (15 al descanso) en cuatro minutos mantenían su vida.
El alero del Real Madrid salió del vestuario como había entrado 12 minutos antes. Queriendo bola y ayudando, aunque en esta ocasión Francia sufrió más. Porque Estados Unidos, con distancias interesantes, tensó la cuerda. Curry tomó el mando, muestra de la cantidad de variantes estadounidenses, y sus dos triples fueron golpes a la línea de flotación local (47-61, 23′).
Sin tumbar a Francia del todo. Porque aunque Embiid también se hizo incómodo por dentro y LeBron fluía, Francia siguió encontrando respuestas. Como las de Wembanyama, monopolizando ataques y siendo la resistencia total. En esa batalla, la anfitriona sacó la cabeza y regaló 10 minutos con tensión (66-72). Porque se entonó desde atrás, gracias a la aparición de Fournier, y controló el daño permanente de Anthony Davis.
La final, eso sí, estaba absolutamente en el alero para los galos. Estados Unidos controlaba el paso y amenazaba con romperlo, mientras que Francia apagó fuegos. Y así, un partido tan importante es realmente complicado. Porque cada intento del ‘Team USA’ era un puñal más, como los triples de Durant y Holiday para presentarse al último cuarto. Y si bien Francia iba sumando granito a granito, no acortaba parciales (70-80, 34′).
Pero servía para insuflar ilusión y coincidió con un momento de zozobra americano. Yabusele (cómo no), De Colo y Wembanyama golpearon, y solo Durant desde el triple evitó un lío mayúsculo (79-85, 38′). Francia volvía a acercarse y los Estados Unidos a apretar. Le tocó a ‘KD’, firmando una final brillante.
Quedaba la puntilla. Francia siguió creyendo, tras las aportaciones de Nando de Colo y Nicolas Batum. Pero Stephen Curry no quiso soltar el mando ni el oro. Dos triples, dos dagas al pecho, enmudecían Bercy en el último minuto. Estados Unidos jamás había perdido la calma y Curry les hacía más líderes (84-93, 39′).
Por si fuese poco, Steph se volvió a vestir de superhéroe. Wembanyama, partido épico, recortó desde el triple y Curry, en el otro lado, golpeó cayéndose desde lejos para abrochar el oro. Para tomar París. Operación Vengadores completada. Estados Unidos es campeona olímpica tras derrotar a Francia y en París por 87-98.