El Consejo de Seguridad de la ONU se ha reunido este viernes para discutir una propuesta de resolución de alto el fuego humanitario en Gaza presentada por Emiratos Árabes Unidos en nombre de los países árabes de la organización, y copatrocinada por España entre otro centenar de miembros. La convocatoria del máximo órgano de la ONU se producía a instancias del secretario general, António Guterres, que el miércoles recurrió al artículo 99 de la Carta fundacional para tratar de forzar un alto el fuego humanitario que alivie la catastrófica situación en la Franja y el sufrimiento de la población civil.
El gesto de Guterres, infrecuente en la historia de la organización e inédito en su mandato, sonaba a último recurso para impedir el colapso definitivo de la Franja, pero la oposición de EE. UU. a cualquier opción que suene a alto el fuego hizo descarrilar su iniciativa. El texto recibió 13 votos a favor y una abstención, la del Reino Unido, además del no estadounidense. Pese al dramático llamamiento del secretario general, reiterado este viernes, recordando que es imposible demorar más la acción —“la mirada del mundo, y de la historia, está puesta en el Consejo”, dijo—, la propuesta llegó a la votación ya muerta, tras haber manifestado previamente EE UU su intención de no apoyar nuevas medidas sobre el conflicto.
Para ser adoptada, cualquier resolución del Consejo requiere al menos nueve votos a favor y ningún veto de los cinco miembros permanentes: Estados Unidos, Rusia, China, Francia y el Reino Unido. El resultado de la votación dejó clara la correlación de fuerzas, la misma que bloquea la acción ejecutiva del órgano encargado de velar por la paz y la seguridad mundiales desde que empezó la guerra de Ucrania (en este caso, por el veto de Rusia). En las discusiones previas a lo largo de la mañana, habían quedado claras las objeciones de EE UU, convencido como Israel que un alto el fuego solo favorecería a Hamás, y el Reino Unido.
En sus comentarios preliminares, los dos países propusieron reemplazar la redacción que exigía un alto el fuego por, respectivamente, pedir “otra tregua humanitaria urgente” y alentar “los esfuerzos para restablecer las pausas humanitarias”. Grosso modo, se trata de las mismas disquisiciones semánticas —tregua, pausa, corredor, pasillo humanitario, etcétera— que mantienen maniatado al Consejo desde que empezó la guerra hace dos meses. Tanto el Reino Unido como Estados Unidos propusieron añadir una mención de condena a los ataques del 7 de octubre dirigidos por Hamás. No se añadió al texto sometido a votación.
El borrador final se modificó para establecer que tanto “la población civil palestina como la israelí deben ser protegidas de acuerdo con el derecho internacional humanitario” y para “exigir la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes”. Estados Unidos se abstuvo el mes pasado para permitir que el Consejo de Seguridad adoptara una resolución en la que se pedían pausas en los combates, la primera tras cuatro intentos fallidos y varias semanas de guerra. Una tregua de siete días —durante la que Hamás liberó a algunos rehenes y se amplió la ayuda humanitaria a Gaza— expiró el 1 de diciembre.