Durante décadas las grandes petroleras han contribuido en gran medida al deterioro del planeta, y en lugar de escuchar los gritos de auxilio de un mundo que se enfrenta a la amenaza existencial del cambio climático, están redoblando sus compromisos con los combustibles fósiles. Para las grandes petroleras, las ganancias siempre van primero que las personas.
El resultado es lo que estamos viendo esta semana. El Huracán Otis pasó de ser una tormenta tropical a un huracán categoría 5 en menos de 24 horas. Esto es el cambio climático, el resultado del calentamiento global causado por las emisiones de gases de efecto invernadero que emite la industria del gas y petróleo.
Durante la Administración Biden, hemos hecho grandes avances en nuestra transición hacia las energías limpias. Gracias a la acción climática audaz del Presidente Biden a través de medidas como su Plan de Energía Limpia, estamos en el camino hacia un mundo más limpio, alejado de los mortíferos combustibles fósiles.
Sin embargo, no todo el mundo está de acuerdo. Las grandes petroleras, como Chevron y Exxon, parecen estar preparándose para un mundo diferente, uno que continúa presionando el acelerador en el uso de los combustibles fósiles y agravando la crisis climática.
Esta semana, Chevron anunció su intención de adquirir la empresa de gas y petróleo Hess por $53 mil millones. Menos de dos semanas antes, Exxon Mobil anunció la adquisición de la petrolera Pioneer Natural Resources por $59.500 millones. Ambas atándose aún más a los combustibles fósiles contra el consejo de los científicos y las necesidades del planeta.
¿Por qué invertir más en expansión cuando la crisis climática se agrava? Porque para ellos todo es cuestión de dinero.
Esta semana las grandes petroleras empezaron a publicar sus ganancias del tercer trimestre junto con las recompras de acciones y dividendos en beneficio a sus accionistas y ejecutivos. Halliburton, la primera compañía en anunciar, reportó ganancias ajustadas de $716 millones, un aumento año tras año del 31 por ciento. Halliburton gastó $144 millones en dividendos y $198 millones en recompras de acciones, por un total de $342 millones, y reportó un saldo de efectivo de alrededor de $2 mil millones al final del período.
La astucia es sorprendente ya que emprenden un círculo vicioso para garantizar su nefasto modelo de negocio. Las ganancias millonarias se convierten en campañas de desinformación, que se aprovechan de las ansiedades económicas de los latinos para frenar la transición a las energías limpias. Al ralentizar el progreso, la industria se beneficia de cada año que se retrasa la acción climática.
La diversificación en el uso de estas ganancias no queda aquí. El ciclo pasado, los republicanos recibieron un total de $39.4 millones en contribuciones de campaña de la industria del gas y petróleo.
En el año transcurrido desde que los demócratas del Congreso y el Presidente Biden aprobaron la Ley para Reducir la Inflación, los republicanos han votado 25 veces a favor de derogar el histórico plan sobre clima y energía limpia, una legislación a la que las empresas de combustibles fósiles se opusieron fervientemente.
Es hora de romper el círculo vicioso de la industria del gas y petróleo por el bienestar de nuestro planeta, nuestros hijos y las futuras generaciones.