Antes que otra cosa, debemos recordar que la riqueza minera pertenece a México. El principio de propiedad originaria, consagrado en el primer párrafo del Art. 27 constitucional determina que esta le corresponde a la nación, y que debe dar a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés público. Esto nunca lo debemos olvidar.
México se mantiene como una potencia en la producción de minerales a nivel mundial, ya que de las 22 principales materias primas que se extraen del subsuelo nacional -excluyendo petróleo-, en 19 de ellas México se coloca entre los primeros 10 lugares a nivel mundial.
México tiene plata, 1º lugar, otro 8º lugar, plomo sexto lugar, cobre 8º lugar, zinc sexto lugar, estaño, fluorita, produce el 10% de la producción mundial, molibdeno 5º lugar, bismuto. Se explotan en nuestro territorio 30 minerales. Pero atención, hoy en el mundo hay un mineral que adquiere la mayor importancia: el Litio.
Litio quiere decir piedra en griego Arfwedson y Jöns Jacob Berzelius en 1817, lo llamaron de esa manera pero es irónico puesto que se trata del sólido más ligero de todos.
Pero el boom de su uso se dio gracias a John B. Goodenough, Stanley Whittingham y Akira Yoshino, quienes recibieron el 6 de diciembre del 2019 el Premio Nobel de Química del mismo año por el desarrollo de las baterías de litio.
Y México es también uno de los países del mundo con mayores yacimientos de Litio que en el siglo XXI tendrá la misma importancia que tuvo el petróleo en el siglo XX, hay que convertir los yacimientos existentes en territorio mexicano en un instrumento estratégico, ya que el litio, es un mineral con capacidades únicas para almacenar energía que está en la mira de la industria automotriz para la futura producción de autos eléctricos.
El boom del uso del litio se dio cuando fueron desarrolladas las baterías de litio, que son usadas en todo el mundo para teléfonos celulares y equipos electrónicos, además de los carros eléctricos y dispositivos recargables, como celdas solares o energía eólica. Ya se ha comprobado que el litio tiene múltiples aplicaciones en las tecnologías digitales en la automoción; fabricación de baterías de autos, acumuladores, computadoras y dispositivos móviles, generación de energía renovable. Como antes hubo una carrera por el oro, hoy se da la carrera por el litio.
Por cierto que este mineral, también ha sido utilizado desde hace mucho tiempo en diversas industrias, ya sea para obtener mejor aluminio, grasas multipropósito para lubricantes, en el aire acondicionado, o bien para el caucho sintético. El litio a su vez se usa en la fabricación de vidrios especiales y en la elaboración de esmaltes para la cerámica. La industria farmacéutica utiliza algunas sales de litio para elaborar medicamentos reguladores de los estados anímicos y para la prevención y tratamiento de algunos tipos de depresiones nerviosas.
Pero como bien sabemos, la minería en México está concesionada a las grandes corporaciones extranjeras y nacionales, desde que, en 1992, Salinas de Gortari cambió la Ley Minera para que la inversión extranjera pudiese poseer el 100% de las acciones.
Esta privatización y extranjerización de nuestra minería con daños a las comunidades, acaparamiento de agua, contaminación de suelos, aire y agua, destrucción de comunidades y pueblos debe revertirse y que mejor que para comenzar el litio sea nacionalizado.
Cecilia Jamasmie escribió hace unos días en la revista especializada Batería Metals Mercados, que México está avanzando con los planes para nacionalizar su emergente industria de litio después de que un miembro del partido gobernante Morena presentará un proyecto de ley en el parlamento el 11 de noviembre, que pide que el metal de la batería sea considerado propiedad exclusiva de la nación, con una producción controlada por el Estado.
El senador Alejandro Armenta, integrante del grupo parlamentario de Morena, presentó una iniciativa para nacionalizar el litio mediante una reforma al artículo 27 constitucional. Propone que se declare al litio propiedad imprescriptible de la nación no sujeta a concesiones.
En el caso de México, en 2009 se anunció que en Zacatecas y San Luis Potosí fue descubierto uno de los más grandes yacimientos de litio y potasio del mundo, lo que colocó al país como uno de los 11 en el orbe en extraer este elemento. En 2017 se localiza en Bacadehuachi Sonora, cerca de Chihuahua un gran yacimiento de litio mineral muy codiciado y rentable.
En los yacimientos de Sonora están invirtiendo la británica-canadiense Bacanora Lithium y la china Ganfeng lithium experto tecnológico en metalurgia para separar el litio de otros metales ya están en el proyecto, se prevé la mina comience a funcionar en 2022 quieren extraer 17,500 toneladas por año en la primera etapa y en la segunda 35,000 toneladas, se calcula la existencia de 243 millones de toneladas. La explotación durará 19 años.
Además, cabe mencionar que Sonora es el principal estado minero del país, tiene cobre que sirve para producir autos eléctricos y energías renovables, electro movilidad como los autobuses. Es el principal productor de cobre, grafito, wollastonita, carbón antracítico y el único productor de molibdeno. Además de producir el 24% del oro del país, es un importante productor de plata, fierro y minerales no metálicos como: Barita, Silica, Yeso, Sal y Zeolitas. Cananea y Nacozari llevan cientos de años. Pero toda esa riqueza no ha sacado a las comunidades del atraso. No debe suceder lo mismo con la explotación de litio.
Pero no solo en Sonora hay litio. Las compañías extranjeras ya están instaladas en otros estados. En la Salada Zacatecas, trabajan Alien Metals, la canadiense Organimax, y Zenit Minerals. Dicen que generan empleos, pero tal beneficio significa solo cientos de empleos. Dicen que generan impuestos y regalías, pero estas son simbólicas. Además, las empresas extranjeras recurren a proveedores extranjeros por lo general, sólo muy marginalmente a proveedores locales. En el litio los capitales nacionales están desplazados.
Llegó la hora de revertir esta situación y nacionalizar el Litio. Una empresa estatal mexicana es perfectamente capaz de explotar esta riqueza en favor de los mexicanos y del desarrollo económico del país.
La minería es una actividad estratégica que puede ayudar mucho al desarrollo del país si es transformada a fondo. En la actualidad es un cáncer para México. Se ha utilizado para despojar a la nación. En diversos momentos, empresas mineras se han apoderado de más de la mitad del territorio nacional: 117.6 millones de hectáreas. Sólo el gobierno de Felipe Calderón concesionó 35.5 millones de hectáreas a las mineras. Y existen concesiones de hasta 50 años. Hoy en día se tienen 25 mil 267 concesiones mineras vigentes por una superficie de 21.3 millones de hectáreas, es decir, 10.6 por ciento de la superficie del territorio nacional. En la explotación del oro el 60 por ciento lo tienen compañías extranjeras y el 40 por ciento corporaciones mexicanas como las de Slim y Bailleres.
Los proyectos mineros en exploración en 2018 eran 77 por ciento canadienses, 10 por ciento de Estados Unidos, 8 por ciento de México y 5 por ciento de otros. Tienen impactos ambientales importantes, pues implican la perforación de cientos de pozos, también llamados barrenos. El PRIAN dejó nuestra minería en manos extranjeras. De los 1 mil 113 proyectos en exploración en 2018, el 68 por ciento estaba destinado a buscar minerales preciosos, principalmente oro.
Esto supone un problema ambiental, pues en la actualidad el oro extraído en el país se explota bajo la modalidad a cielo abierto (Pérez-Jiménez 2018). En tan sólo 8 años se duplicó la cantidad total de proyectos mineros en México, que pasó de 667 en 2010 a 1 mil 531 en 2018. Los proyectos en producción se quintuplicaron, pues pasaron de 54 en 2010 a 274 en 2018. La minería en México, desde Salinas de Gortari hasta Peña, ha sido rapaz.
Son corporaciones que acaparan el agua y la contaminan, así como al aire, el suelo y el subsuelo. Se apoderan de las tierras de ejidos y comunidades, incumplen los acuerdos a los que llegan con la gente, ocasionan terribles accidentes que matan a los trabajadores y afectan regiones enteras. Actúan con total irresponsabilidad e impunidad y llegan hasta a dividir a las comunidades, con violencia y sobornos y a mandar asesinar a los opositores a sus proyectos.
Sonora, Durango y Zacatecas concentran el 50 por ciento de nuevos proyectos mineros. El 75 por ciento será o ya es a cielo abierto. Es necesario ver la gravedad de este panorama, ya que esta técnica de extracción de metales origina gran impacto paisajístico, ambiental, social y cultural.
Es necesario renovar la Ley Minera y la Ley Federal de Responsabilidad Ambiental para que esta actividad se enfoque en beneficio de las comunidades y del desarrollo regional y nacional. Hasta ahora todas las ventajas se les dan a los concesionarios a los que la antigua Ley Minera les da prioridad, y hasta se expropia a los campesinos para entregarles su tierra a las mineras. Por eso es necesario abrogar la Ley Minera y elaborar democráticamente una nueva Ley.
Dado que la minería es estratégica, y que si bien puede ayudar al aprovechamiento de las riquezas para la nación y su población, en la época neoliberal ha llevado al saqueo y el abuso. En particular es necesario cambiar la Ley General de Equilibrio Ecológico y prohibir la minería a cielo abierto, que ha sido prohibida ya en Estados Unidos, Canadá y en Europa. Así como el uso indebido del cianuro.
Actualmente la minería deforesta millones de hectáreas y pulveriza montañas, millones de toneladas de roca y desaparece totalmente bosques, selvas y toda cubierta vegetal. Elimina para siempre hábitats de flora y fauna, incluso endémicas o en peligro de extinción. Es hora de transformar la minería en beneficio del país y de su pueblo, así como del medio ambiente.