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En medio del correr diario, a lo que yo llamo, sabiamente «La lucha por la vida» y después de tratar de ser la mamá perfecta, la profesional, la buena esposa, la buenísima amiga, la mujer que cuida de su imagen, la buena cocinera, y ¿porque no, una especie de Madre Teresa? solo me resta decir, que cansancio tengo a estas alturas de pensar y recordar todo lo que he hecho en mi vida.
Tampoco quiero que piensen que esto es una queja, no, ni algo parecido. Solo quiero decirles que esto es nada más que una reflexión, que mientras la estoy escribiendo me hace sonreír.
Sonreír, porque no solo se trata de mi cansancio, sino del montón de mujeres de hoy. Hay una frase, que oigo de muchas de mis conocidas y amigas que dicen: «Que cansada estoy». Me dice María Eugenia, (quien trabaja en un banco) Estoy agotada, cuando llego a casa solo quiero acostarme, no me quedan energías para hacer nada. Con el cambio de oficina, ahora hago otras cosas de mucha responsabilidad, además, me toca manejar más lejos de mi casa. Me aburre el tráfico, que horror, no sé qué voy hacer. Y yo me pregunto:
¿Que nos pasa? ¿Qué ocurre con las súper-mujeres de hoy, que estamos sintiendo estos síntomas de agotamiento y estrés?
Justamente, es el cansancio que produce el estrés, el exceso de presiones, tarde o temprano nos tenía que ocurrir. Si no despertamos y arreglamos nuestras vidas, nos enfermamos y envejecemos prematuramente.
Mientras averiguo e investigo para este artículo, comprendo que es cierto. Tremendo lío en el que nos hemos metido las mujeres, con la obsesión de ser CASI PERFECTAS, y esa inconsciente obligación que nos hemos creado de tratar de hacerlo todo BIEN… desde que nos despertamos siempre estamos en movimiento, hasta el momento en que ponemos la cabeza en la almohada, no descansamos.
Y para colmo, la gran mayoría de nosotras, vivimos con la preocupación de hacer dietas para mantenernos en forma. El cansancio en gran parte de las mujeres, es el de no alimentarnos adecuadamente, privandonos de comer sabrosas comidas; lo que hay que hacer, es comer inteligentemente y de todo.
Para otras mujeres, las presiones continúan, y hacen el esfuerzo de ser las madres perfectas, que jamás hayan existido en la tierra. Este es el caso de Rene, otra amiga, sin dejar de trabajar sus 40 horas a la semana, (lo hace desde su casa) tiene que llevar y traer a los hijos de la escuela, y a las clases de música. Además, de supervisar sus estudios, y de dedicarles tiempo de calidad necesaria, para escucharlos, aconsejarlos, etcétera, etcétera. Y todo esto, con la certeza de que es de rigor, que estos niños, vivan en un hogar perfecto.
Amigas, hay que ser realistas. Lo más importante, para la mujer bajo ese estrés, y con ese cansancio físico y emocional, es aprender a hacer las cosas con calma, y sobre todo cuidar la salud. No dejar de mimarse, y dejar de hacer cosas por los demás. No somos la madre Teresa. Al final de todo, y si nos descuidamos, nos faltara la salud física y mental, y así no podemos ser ayuda para nadie. Es de suma importancia comprender que todos los días vamos a seguir con la misma rutina, (no queda de otra). Y, si no cumplimos totalmente con lo que tenemos que hacer, no importa, lo importante es que tomes control de tu vida y de tu salud a tiempo.
Después de poner prioridades, podemos aprender poco a poco que lo más importante es sentirnos bien, con salud, contenta, tener sentido del humor, y una sonrisa para todo y todos; “Y no ser la señora perfecta”, agotada, desgreñada y con un mal genio de los mil demonios.