El Papa Francisco ha decidido suprimir oficialmente el grupo apostólico peruano Sodalicio de Vida Cristiana (SVC) tras años de investigaciones por denuncias de abusos cometidos por miembros de la organización, incluido su fundador Luis Fernando Figari. La decisión fue anunciada el viernes pasado y, a través de un comunicado, el Sodalicio expresó su pleno arrepentimiento y ofreció disculpas a las víctimas de estos abusos.
Sodalicio de Vida Cristiana y su disolución
El Sodalicio de Vida Cristiana ha aceptado con «docilidad» la decisión del Papa Francisco y ha reiterado su confianza en la Providencia de Dios, así como su plena obediencia al Santo Padre. Los miembros del grupo apostólico indicaron que mantendrán al Papa Francisco en sus oraciones, y también expresaron «dolor y profundo arrepentimiento» por los abusos ocurridos a lo largo de su historia.
A través de un comunicado difundido a medios locales, el Sodalicio extendió sus disculpas a las víctimas y a todas las personas afectadas por los abusos y el escándalo que estos han ocasionado. La organización mencionó que durante una reciente reunión en Aparecida, Brasil, recibieron la noticia oficial de la disolución del grupo por parte del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, con la aprobación directa del Papa Francisco.
El primer denunciante de los abusos del Sodalicio de Vida Cristiana (SVC), José Enrique Escardó, en una entrevista con EFE en la plaza San Pedro del Vaticano. EFE/Daniel Cáceres
El contexto de los abusos dentro del Sodalicio de Vida Cristiana
Las denuncias contra el Sodalicio de Vida Cristiana comenzaron a hacerse públicas hace más de una década. El grupo, fundado en Perú en 1971 por Luis Fernando Figari, se vio envuelto en una serie de escándalos relacionados con abusos sexuales, físicos y psicológicos cometidos por varios de sus miembros de alto rango. El libro Mitad monjes, mitad soldados, publicado en 2015 por los periodistas peruanos Pedro Salinas y Paola Ugaz, reveló los testimonios de víctimas que denunciaban los abusos dentro de la organización.
A raíz de estos testimonios, el Vaticano inició una investigación, que culminó en la expulsión de Luis Fernando Figari en agosto de 2023, tras ser señalado como uno de los principales responsables de los abusos. También se expulsaron a otros miembros del Sodalicio, algunos de los cuales habían cometido abusos sexuales, incluso contra menores de edad.
El Sodalicio de Vida Cristiana y su respuesta ante las acusaciones
Tras las denuncias y el proceso de investigación interna, el Sodalicio reconoció que algunos de sus miembros, como Figari, Germán Doig (fallecido), Virgilio Levaggi y Jeffrey Daniels, fueron identificados como agresores. Un informe interno del grupo concluyó que al menos 36 personas, 19 de ellas menores, habrían sido víctimas de abusos sexuales entre 1975 y 2002.
A pesar de los esfuerzos por llevar a cabo una investigación interna, las denuncias fueron archivadas por la Fiscalía peruana debido a que el plazo para presentar cargos había expirado. No obstante, el impacto de estos abusos fue profundo, tanto en las víctimas como en la reputación de la organización y de la Iglesia Católica en general.
Fotografía de archivo de la iglesia de San Francisco en el centro histórico en Lima (Perú). EFE/Paolo Aguilar
La intervención del Vaticano en el Sodalicio de Vida Cristiana
En enero de 2018, tras la creciente ola de denuncias, el Vaticano intervino en el Sodalicio de Vida Cristiana. Este paso fue dado después de que la Fiscalía peruana solicitara prisión preventiva para varios miembros del grupo, incluidos Figari. La intervención de la Santa Sede buscaba llevar claridad a los casos de abuso y proteger a las víctimas, pero también se vio como un intento de restaurar la integridad y la confianza en la organización.
El Papa Francisco envió a dos investigadores especiales, el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, y el sacerdote español Jordi Bertomeu, para llevar a cabo una revisión exhaustiva de los abusos y las acusaciones que se habían presentado. Su trabajo fue fundamental para la toma de decisiones sobre el futuro del Sodalicio y la aplicación de sanciones a aquellos responsables de los crímenes.