El cierre de dos albergues para migrantes en Arizona, incluido Casa Alitas, uno de los principales centros de asistencia en la región, ha generado gran preocupación. Estos albergues, que sirvieron como modelo para otros centros a lo largo de la frontera con México, han dejado de operar debido a los recortes de fondos ordenados por el presidente de EE. UU., Donald Trump, informó el condado Pima el jueves.
Kat Rodríguez, activista que trabajó durante muchos años en Casa Alitas en Tucson, lamentó profundamente la decisión: “Es una tristeza que nuestro gobierno termine con una tradición de ayuda a los más necesitados”.
Impacto del cierre de albergues en los migrantes
Los albergues proporcionaban alojamiento temporal, servicios de transporte y asistencia para los solicitantes de asilo que habían sido procesados y liberados por la Patrulla Fronteriza. Estos servicios fueron fundamentales para miles de migrantes que llegaban a la frontera con la esperanza de encontrar una mejor vida en EE. UU.
«La compasión por el ser humano está siendo eliminada por intereses políticos y eso es muy lamentable», expresó Rodríguez en un emotivo comentario. La activista subrayó cómo la decisión de cerrar estos albergues pone en riesgo la seguridad y bienestar de los migrantes, que ahora quedan sin apoyo.
Migrantes llegan a diferentes albergues. Foto: Cuartoscuro
El papel de Casa Alitas en la asistencia a migrantes
Casa Alitas, uno de los albergues más conocidos en Arizona, sirvió como modelo para otros centros de asistencia en la frontera. El sistema operativo de este centro fue replicado en varios estados fronterizos para proporcionar servicios esenciales a los migrantes. La institución no solo ofrecía un lugar seguro para descansar, sino también recursos y orientación sobre su proceso legal.
El cierre de este refugio representa un duro golpe para aquellos que luchan por los derechos de los migrantes. Rodríguez, quien ha dedicado su vida a la defensa de los migrantes, expresó que el cierre de los albergues es solo una parte de una tendencia más amplia de políticas restrictivas que dificultan el acceso de los migrantes a servicios vitales.
Recortes federales y el impacto en los albergues
El administrador del condado Pima, John Lesher, detalló que la decisión de suspender la asistencia a los albergues se tomó después de que Donald Trump asumiera su segundo mandato como presidente. Desde esa fecha, la Patrulla Fronteriza dejó de llevar a los migrantes a los albergues, lo que ha afectado directamente el funcionamiento de los mismos.
«Nos encontramos en una situación muy precaria», dijo Lesher, al resaltar que aunque no haya migrantes en los albergues, los centros continúan generando gastos operativos. Estos gastos son insostenibles sin la ayuda del gobierno federal.
Durante su primer día como presidente, Trump firmó una serie de órdenes ejecutivas que incluyeron una que suspende los fondos para programas de asistencia del Programa de Servicios de Refugio del Departamento de Seguridad Nacional (SSP). Además, SSP dejó de financiar el mantenimiento de los albergues mientras no haya migrantes que alojen, lo que genera más dificultades para los centros de asistencia.
La migración irregular y el futuro de los albergues
El cierre de Casa Alitas y otros albergues en la frontera no resolverá el problema de la migración irregular, advierten expertos y activistas. Rodríguez indicó que, a pesar de los cierres y las políticas restrictivas, «la migración irregular no va a terminar». Para ella, las causas de la migración, como la violencia y la pobreza en los países de origen, siguen siendo factores determinantes que impulsan a miles de personas a buscar refugio en los EE. UU.
El impacto del cierre de los albergues es aún más preocupante, ya que en los últimos seis años, estos centros han ayudado a más de medio millón de migrantes. Sin la presencia de estos centros, muchos migrantes quedarían desamparados en las calles, sin acceso a alimentos, atención médica o un lugar seguro para descansar.