En su discurso inaugural en el Capitolio, el presidente Donald Trump anunció una serie de medidas que marcarán el inicio de su segundo mandato, entre las cuales se incluye la declaración de una emergencia energética nacional. Trump destacó su intención de revitalizar la industria petrolera estadounidense y retirar nuevamente al país del Acuerdo Climático de París, una decisión que había tomado previamente durante su primer mandato, pero que el ahora expresidente Joe Biden revirtió en 2021.
Emergencia energética nacional para impulsar la extracción petrolera
Donald Trump no perdió tiempo en establecer su enfoque hacia la política energética en los primeros días de su segundo mandato. Durante su discurso inaugural, Trump destacó que declarará una «emergencia energética nacional» para acelerar la producción de petróleo y gas en todo el país. «Vamos a perforar, perforar, perforar», declaró Trump, enfatizando la importancia de la extracción energética para restaurar la soberanía energética de los Estados Unidos.
Con esta medida, el presidente pretende revitalizar una industria que fue una de las bases de su agenda durante su primer mandato. La extracción de petróleo y gas, dijo Trump, no solo fortalecerá la economía, sino que también ayudará a reducir los precios de la energía en el país. El presidente también aseguró que se implementarán medidas para llenar las reservas estratégicas de petróleo de Estados Unidos al máximo, lo que garantizará que el país tenga suficiente energía para enfrentar cualquier crisis futura.
Estados Unidos como una “nación manufacturera” y líder en energía
Trump no solo se enfocó en la extracción de petróleo, sino que también prometió convertir a Estados Unidos nuevamente en una «nación manufacturera». En su discurso, afirmó que el país producirá «la mayor cantidad de petróleo y gas de cualquier nación en el mundo». Esta promesa refleja la visión de Trump de un Estados Unidos autosuficiente en términos de energía, capaz de abastecer no solo su mercado interno, sino también de exportar recursos energéticos a otras naciones.
Uno de los objetivos más ambiciosos de la administración Trump es reducir los costos energéticos en el país. Según el presidente, la producción masiva de petróleo y gas resultará en una reducción de los precios de la energía para los consumidores estadounidenses. Esto también permitirá que Estados Unidos recupere su estatus como una potencia energética global.
Retiro de Estados Unidos del Acuerdo Climático de París
En un giro importante de la política climática estadounidense, Trump confirmó que procederá a retirar a Estados Unidos del Acuerdo Climático de París, un acuerdo global que busca limitar el calentamiento global y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Aunque Trump ya había retirado al país de este acuerdo durante su primer mandato, Biden lo reincorporó en 2021. Ahora, con el regreso de Trump a la Casa Blanca, se anticipa que el país abandone de nuevo este tratado internacional.
En un comunicado oficial, la Casa Blanca explicó que la decisión de Trump de retirar a Estados Unidos del Acuerdo Climático de París forma parte de su agenda para liberar a la economía estadounidense de las restricciones impuestas por acuerdos internacionales que considera perjudiciales. Además, Trump se comprometió a terminar con los contratos de arrendamiento para grandes parques eólicos, una medida que, según él, fomentará la producción de energía más confiable y barata, al tiempo que eliminará los subsidios que Biden había destinado para la compra de vehículos eléctricos.
EFE/Jasper Colt/Pool
Reducción de subsidios y apoyo a la industria tradicional
Uno de los aspectos más controversiales de las políticas energéticas de Trump es su promesa de eliminar los subsidios otorgados por la administración Biden para la compra de vehículos eléctricos. Trump ha argumentado que estos subsidios son innecesarios y que desincentivan la innovación en el sector energético, favoreciendo a la industria de los autos eléctricos en detrimento de otras formas de energía.
A cambio, Trump ha expresado su apoyo a la industria energética tradicional, como la extracción de petróleo, gas y carbón, sectores que han sido fundamentales para la economía de Estados Unidos durante décadas. De acuerdo con sus declaraciones, la eliminación de los subsidios a los autos eléctricos permitirá a las empresas automotrices centrarse en el desarrollo de tecnologías más rentables y accesibles, sin depender de incentivos gubernamentales.