El exjefe interino del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), Thomas Homan, expresó recientemente que aún no se había tomado una decisión final sobre las operaciones de deportación a gran escala que el presidente electo Donald Trump había prometido. A pesar de las filtraciones que apuntaban a Chicago como uno de los puntos clave para iniciar estas operaciones, Homan subrayó que la filtración de información sobre las operaciones de cumplimiento de ley ponía en riesgo la seguridad de los agentes de ICE. “Miraremos esta filtración y decidiremos en base a esta filtración. Es lamentable porque quien filtra esta información pone a los agentes bajo un mayor riesgo”, comentó Homan.
Este tipo de filtraciones ha generado incertidumbre sobre los detalles de las futuras operaciones de deportación, y a la vez ha puesto de manifiesto las tensiones políticas que rodean la estrategia de inmigración de la nueva administración. El fin de semana, la filtración mencionó que Chicago sería uno de los lugares elegidos para enviar un fuerte mensaje político, en un contexto de creciente oposición por parte de las autoridades locales a la cooperación con ICE.
La elección de Chicago y la política de «ciudades santuario»
Chicago, considerada una ciudad santuario por su política de no cooperar con ICE en las detenciones de inmigrantes indocumentados, se ha convertido en un punto central del debate sobre la inmigración en Estados Unidos. El alcalde de Chicago, Brandon Johnson, quien se ha manifestado públicamente en contra de las políticas de inmigración de Trump, declaró que la ciudad no cooperaría con las operaciones de ICE para arrestar inmigrantes. Esta postura desafiante ha hecho que Chicago sea mencionada como un objetivo clave en las campañas de deportación planificadas por la administración Trump.
De acuerdo con informes de medios como The New York Times y The Wall Street Journal, el plan original de Trump consistía en comenzar las deportaciones en Chicago poco después de su toma de posesión, extendiéndolas hasta la siguiente semana. Esta elección de Chicago no es casual, ya que durante la campaña presidencial Trump ya había señalado a la ciudad como un símbolo de la resistencia a su agenda migratoria.
Las declaraciones de Trump sobre su plan de deportaciones a gran escala
Este fin de semana, Donald Trump habló con NBC News sobre sus planes para deportar a inmigrantes indocumentados. Según el mandatario electo, su promesa de deportar inmigrantes “comenzará rápidamente” una vez asuma el cargo. Trump fue tajante al asegurar que su administración enfocará sus esfuerzos en “sacar a los criminales del país”, aunque no especificó en qué lugares de Estados Unidos comenzarían las deportaciones ni el momento exacto de su inicio.
Por su parte, Thomas Homan, quien probablemente tendrá un rol clave en las operaciones de deportación, había anticipado en diciembre que el plan de expulsión de inmigrantes con antecedentes criminales y órdenes de deportación estaba “en marcha”. Homan destacó que la operación se llevaría a cabo a gran escala, aunque sería necesario contar con fondos del Congreso para cumplir los objetivos que Trump delineó durante su campaña presidencial.
¿Cómo se financiarán las deportaciones masivas?
El plan de deportaciones masivas de Trump no solo depende de la implementación de políticas de arresto, sino también de una importante inversión en infraestructura, principalmente en el sistema de detención. Homan indicó que se necesitarían al menos «100,000 camas» para encarcelar a los inmigrantes detenidos, una cifra que más que duplicaría la capacidad actual de ICE, que tiene entre 38,000 y 40,000 camas disponibles en sus centros de detención.
Para lograr los objetivos de deportación, será fundamental que el Congreso apruebe un presupuesto significativo para financiar no solo las operaciones de arresto, sino también las tareas de vigilancia en los centros de detención y la aceleración de miles de procesos de deportación. Esto requeriría una gran coordinación y aprobación legislativa para asegurar que se cumpla con el debido proceso migratorio.
Vista de un cartel que pide acabar el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) de EE.UU., que da en concesión cárceles para migrantes, en una fotografía de archivo. EFE/Tania Cidoncha
Las prioridades de deportación de Trump: ¿Qué grupos estarán en la mira?
Uno de los primeros pasos que Trump deberá tomar para poner en marcha su estrategia de deportaciones será definir las prioridades en la lista de deportación. Esta lista determinará quiénes serán las primeras personas a ser detenidas y deportadas, basándose en su historial criminal o en órdenes de deportación en ausencia.
En su primer mandato, Trump ya había publicado una lista de prioridades de deportación en enero de 2017, que incluía a inmigrantes condenados por delitos, aquellos acusados de delitos pendientes, y a quienes ya tenían una orden final de deportación y no la habían cumplido. Esta lista también abarcaba a los inmigrantes que, según el juicio de los funcionarios de inmigración, representaran un riesgo para la seguridad pública o la seguridad nacional.
Si Trump decide restablecer estas prioridades, podría expandir el alcance de las deportaciones a un segmento mucho más amplio de la población inmigrante indocumentada en Estados Unidos. Este enfoque podría afectar a los aproximadamente 11 millones de inmigrantes indocumentados que residen en el país, muchos de los cuales han vivido en Estados Unidos durante varias décadas y han formado familias.
El impacto de las deportaciones masivas en las comunidades inmigrantes
Las promesas de Trump de deportar a inmigrantes de manera masiva tienen el potencial de generar un impacto profundo en las comunidades inmigrantes de Estados Unidos. Las deportaciones no solo afectan a los inmigrantes directos, sino que también tienen consecuencias para sus familias y para las comunidades en las que viven. La incertidumbre y el temor que estas políticas generan han afectado durante años a millones de personas que, aunque indocumentadas, han establecido sus vidas y vínculos en Estados Unidos.
Además, las tensiones políticas y sociales en torno a la inmigración están en aumento. Ciudades como Chicago, que defienden la protección de los inmigrantes, seguirán siendo puntos focales en este debate. La resistencia de estas ciudades a cooperar con ICE puede generar enfrentamientos con la administración federal, lo que podría tener un impacto a largo plazo en la política migratoria del país.