Los palestinos de la Franja de Gaza están viviendo una crisis sin precedentes. A pesar de las expectativas de que el largamente esperado acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamás podría poner fin a la guerra, muchos se enfrentan a una realidad aún más sombría: la casi total destrucción de sus hogares y comunidades. El conflicto ha dejado barrios enteros reducidos a escombros, carreteras arrasadas y una infraestructura crítica, como el agua y la electricidad, en ruinas. La mayoría de los hospitales ya no funcionan, lo que genera grandes desafíos para la atención médica en la región.
Además, la incertidumbre sobre la futura reconstrucción es palpable. La falta de un plan claro y la ausencia de un acuerdo político para gobernar Gaza después de la guerra dejan a millones de palestinos sin respuestas sobre cuándo podrán regresar a sus hogares y si es posible reconstruir lo que se ha perdido.
La magnitud de la destrucción en Gaza
La magnitud de los daños provocados por el conflicto es aún incalculable, pero las Naciones Unidas ya han estimado que un 69% de las estructuras en Gaza han sido destruidas o dañadas. Entre estas, más de 245.000 viviendas han quedado fuera de uso, dejando a cientos de miles de palestinos sin hogar. El Banco Mundial calcula que los daños ascienden a 18.500 millones de dólares, una cifra que equivale a casi el producto económico conjunto de Cisjordania y Gaza en 2022.
La parte norte de Gaza, especialmente afectada por la operación israelí que comenzó a principios de octubre, ha sido prácticamente despoblada. Utilizando imágenes satelitales, las Naciones Unidas han alertado que el proceso de reconstrucción podría extenderse durante generaciones, con una estimación de más de 350 años si el bloqueo impuesto sobre Gaza continúa vigente.
EFE/EPA/MOHAMMED
La difícil tarea de retirar los escombros
Antes de que cualquier esfuerzo de reconstrucción pueda comenzar, es necesario retirar los escombros, una tarea monumental que enfrentan las autoridades y organizaciones internacionales. Se estima que Gaza está cubierta por más de 50 millones de toneladas de escombros, lo que equivale a 12 veces el tamaño de la Gran Pirámide de Guiza. Según la ONU, si se tuviera un equipo de más de 100 camiones trabajando sin descanso, tomaría al menos 15 años despejar el terreno.
Este proceso se complica aún más debido a los riesgos inherentes a la presencia de municiones sin explotar, materiales peligrosos y restos humanos, muchos de los cuales aún están enterrados bajo los escombros. Esto no solo plantea desafíos logísticos, sino que también incrementa los peligros para quienes están trabajando en la remoción de los escombros.
¿Un plan para el futuro de Gaza?
A pesar del acuerdo para un alto el fuego por fases, la pregunta más urgente sigue siendo quién gobernará Gaza tras el conflicto. No está claro si Israel y Egipto levantarán el bloqueo que limita el movimiento de personas y bienes desde que Hamás tomó el control en 2007. Esta incertidumbre política está frenando la posibilidad de una reconstrucción efectiva.
La comunidad internacional, incluidos los Estados Unidos, aboga por la creación de una Autoridad Palestina revitalizada que gobierne tanto Cisjordania como Gaza. Sin embargo, esto se enfrenta a la oposición rotunda del gobierno de Israel, que sigue en contra de la creación de un Estado palestino y no ha mostrado disposición a facilitar un gobierno alternativo en Gaza. Sin un plan claro y viable, la reconstrucción de Gaza se convierte en una tarea casi imposible.
La presión internacional y el impacto de la falta de gobernanza
Los donantes internacionales, que históricamente han ayudado en la reconstrucción de Gaza tras los conflictos anteriores, están cada vez más reticentes a invertir en una región sin un gobierno claro. La situación actual, marcada por cinco guerras en menos de dos décadas, agrava la desconfianza de los posibles inversores. Sin un liderazgo estable y sin garantías de paz, es poco probable que Gaza reciba los fondos necesarios para una reconstrucción masiva.
Esto podría transformar los campamentos de refugiados, que ya son una característica prominente de la vida en Gaza, en una presencia permanente. Sin un plan de reconstrucción efectivo y un gobierno que pueda garantizar la estabilidad, millones de palestinos seguirán viviendo en condiciones precarias, sin esperanza de un futuro mejor.
La presión de los bloqueos y la falta de materiales de reconstrucción
Una de las principales barreras para la reconstrucción de Gaza sigue siendo el bloqueo impuesto por Israel. Este limita la entrada de materiales de construcción, equipos pesados y suministros esenciales para el proceso de recuperación. Israel justifica el bloqueo como una medida para evitar que Hamás recupere sus capacidades militares, pero esta estrategia ha tenido efectos devastadores para la población civil.
La situación empeora con la falta de cemento y materiales básicos, que son necesarios tanto para la reparación de infraestructuras esenciales como para la construcción de viviendas. Sin el levantamiento de este bloqueo, cualquier esfuerzo por reconstruir Gaza se verá obstaculizado de manera significativa.